martes, 27 de noviembre de 2012

PUNTOS DE INFLEXIÓN, AGUJEROS NEGROS

El ser humano es débil, somos débiles. Es difícil mantener siempre los principios, por muy arraigados que estén; siempre hay una primera vez donde estos se tambalean o se olvidan cuando se dan una serie de circunstancias, al igual que por muy malos que podamos ser siempre habrá alguien peor que nosotros.
He aquí una de las particularidades del ser humano, seguir siendo él mismo aún cuando las circunstancias nos conduzcan a otros lares; ¿y quién lo consigue siempre? ¿acaso es posible?
¿Qué nos impide rebelarnos ante alguien que nos subyuga, aún sabiéndonos subyugados?
¿Qué nos impide decir no en el momento preciso o un simple por qué?
En definitiva, ¿qué nos impide ser nosotros mismos y llevar al límite nuestros principios?
Lo fácil sería decir que el miedo, ese miedo que todo lo puede, que todo lo dobla, que todo lo consigue.
Pero no, decir miedo es la respuesta más simple. ¿Podemos olvidarnos de las circunstancias? Ya lo decía Ortega y Gasset, "mi circunstancia". Éstas que nos hacen únicos y diferentes, que nos hacen flaquear en algunos momentos y mirar a los ojos directamente en otros, las mismas que nos sacan del camino bruscamente o nos conducen por él plácidamente, las misma que nos llevan a la fase REM de un tirón o nos desvelan irremediablemente, las mismas que nos hacen odiarnos en momentos concretos o que nos infunden ánimo para poner una pica en Flandes o donde se tercie. Esas circunstancias que nos acercan a unos y nos alejan de otros, las mismas que nos hacen perdonar o castigar. ¿No crees?
De los agujeros negros mejor es alejarse siempre, no sea que uno se acerque demasiado a él y desaparezca. Los puntos de inflexión pueden ser sólo eso, inflexiones; lo malo es cuando más que una inflexión parece que hemos cruzado el Rubicón y ya no hay marcha atrás. Por ahora dejémoslo en puntos y el Rubicón, o llámalo "X", llegará cuando no haya más remedio... ¿No se ha dicho siempre que las piezas terminan encajando siempre?
Esperemos pues a que el puzle de piezas blancas se complete y disfrutemos mientras de los buenos momentos, tanto aquí como en Nueva York.

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