domingo, 30 de septiembre de 2012

LA TRAVIATA ANOCHE EN EL AUDITORIO

Asistí anoche a la tercera y úntila representación de la La Traviata  en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, llamado Adán Martín por la endogámica mnía de los políticos de poner el nombre de sus ídems a las obras emblemátcias (ya vez, el bastión de la cultura con el nombre de un político... de pena).. Bueno, volviendo a la ópera, poco podré deicr del montaje: los cantantes muy dignos, quizá mejores los hombres, la música maravillosa -menos mal que esto permanece- y la escenografía un horror, tal cual. Esta manía de modernizar a toda costa las óperas, con unos escenarios absurdos, unos decorados pobres de función de colegio y un vestuario del que mejor no hablemos. Hay que reconocer, no obstante, algunos "efectillos especiales" que animan un poco el escenario, pero que a base de repetirlos pierden el interés y su efectividad. Una vez se bajó el telón y salieron los cantantes a saludar, parte del público, enfervorecido, aplaudía de pie como si de María Callas o Pavarotti se tratase. Imagino que al final de una representación en el MET simplemente les daría un infarto.
En cualquier caso disfruté de la música, de una noche agradable con amigos y de una buena temperatura fuera del auditorio.
PD. ¿Qué nueva manía les ha dado a los directores de ópera en hacer cantar a los personajes de espalda, boba acajo, haciendo equilibrio para no caerse, acostados...?
PD2. Les adjunto la muy pobre crítica que el periódico EL DÍA hizo de la representación después de su estreno y dos crítica de los lectores.
EL DÍA, S/C de Tenerife
La flor femenina de Violetta volvió a brillar y a marchitarse sobre un escenario, en este caso el del Auditorio de Santa Cruz, donde anoche "La Traviata" abrió la 42 edición del Festival de Ópera de Tenerife. En la piel de la heroína de Giuseppe Verdi (Margarita en el original literario de Alejandro Dumas hijo) estuvo la soprano grancanaria Yolanda Auyanet, estrella de esta producción del Teatro Comunale Luciano Pavarotti de Módena firmada en el apartado escenográfico por Rosetta Cucchi.
La directora de escena italiana rescató la filosofía de "Amor y muerte", que fue el primer y lacónico título que Verdi puso a "La Traviata". Una estructura de tres pisos expresó el aislamiento de la protagonista, cuyo declinar encontró su metáfora en un lúgubre árbol. Las máscaras, recurrentes en el teatro de Verdi, hicieron acto de aparición para evidenciar los prejuicios de una sociedad que condena las pasiones sinceras.
Ottavio Marino lideró desde el foso a la Orquesta Sinfónica de Tenerife, mientras que sobre el escenario brilló con luz propia el sobrio Germont de Stefano Antonucci, padre en la ficción del vehemente Alfredo, interpretado por el pujante tenor vasco Javier Tomé.

Comentarios de los lectores
1. ¡Que pena! ¡Qué destrozo de una de las óperas más brillantes de Verdi! Por enésima vez nos decepciona la puesta en escena, que dejó frío al público en los momentos más espectaculares... Sólo tenemos ópera una vez al año, y pocos títulos, y se han empeñado en que todas tienen que ser "modernas", minimalistas, innovadoras, provocadoras... y consiguen año tras año decepcionarnos. ¡Qué pena! De verdad...
2. De acuerdo en todoco el anterior, pero no creo que se pueda llamar moderna ni innovadora a una puesta en escena que puede parecerse a cualquier escenario de un programa cutre de la tele. Tampoco se entiende que hayamos pagado entre todos este auditorio para hacer grandes óperas y que la mayoría de los montajes sea minimalista. Y que decir de las escenas en los extremos del escenario, imposibles de ver para todos aquellos que pagamos nuestra entrada pero no podemos adquirir las localidades mejores,más centradas.



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