jueves, 23 de agosto de 2012

INCENDIO EN LA GOMERA

Interesantísimo artículo de un anónimo gomero sobre el incendio acaecido en la isla, escrito antes de que éste pudiera apagarse. Vergüenza les debería dar a estos políticos de pacotilla que tenemos y que espero pasen a la Historia, entre chorizada y chorizada, por dejar quemar la isla. ¿Dimitirá alguno de ellos? Todos sabemos la respuesta...

Apesadumbrado, triste, descorazonado y sin fuerzas. Así empiezo a escribir y así se siente una isla entera abandonada en una catástrofe que va por el camino de terminar arrasándola.
Es probablemente un inicio muy negativo pero, para ser sinceros, no hay mucho hueco ahora mismo para el positivismo. Un incendio a todas luces provocado y, posteriormente, estrepitosamente gestionado, ha calcinado una joya, un paraíso natural sin igual que parece que tardará muchísimo tiempo en recuperarse; aunque siempre quedarán cicatrices imborrables en la tierra y en el alma de los gomeros.
Hace 9 días empezó todo: tres conatos en tres zonas diferentes de la isla espaciados por un intervalo temporal pequeño. Todo hacía presagiar que eran el fruto de la mente de un degenerado. Un hombre o mujer de escaso raciocinio, sin escrúpulos, cuya mezquindad no tiene límites o lo que políticamente correcto se conoce como pirómano. Dicha persona, si se encuentra, deberá pagar ante la justicia la barbaridad que cometió con la más dura sanción que se pueda poner, aunque visto como está nuestro sistema judicial, le caen 10 años y en 5 sale a la calle por hacer unos talleres de manualidades. En fin…
Los conatos mencionados anteriormente acabaron por convertirse en un gran incendio que destruyó caseríos y zonas emblemáticas de La Gomera como la zona de los Roques de Agando. La gestión de dicho incendio llevada inicialmente por el Cabildo Insular, presidido por un pseudo señor de cuyo nombre no quiero acordarme, pasó posteriormente a manos del Gobierno de Canarias, declarándose el nivel 2 de alerta por incendio, suponiendo eso la llegada a La Gomera de medios contra incendio por parte del Gobierno de Canarias y del Gobierno Central. Efectivos de tierra llegaban a La Gomera junto a helicópteros y a los famosos hidroaviones. ¡Ay los hidroaviones! Parece ser que en el Gobierno Autonómico no se sabía que el fuego en La Gomera se daba en muchas zonas totalmente inaccesibles para el operario de a pie, y mucho menos para vehículos pesados. Digo esto porque si no, no se puede entender la escasez de medios aéreos que combatieron las llamas, sobretodo en el caso de los hidroaviones. Los hidroaviones que llegaron de la Península y empezaron a efectuar sus descargas DOS días después de que empezara el fuego.
La destrucción durante esos días fue de una magnitud a la que no se le pueden poner calificativos. Ya famosa es la siguiente foto de los Roques de Agando y el Barranco de Benchijigüa antes y después del incendio, foto que aquí acompaño.


Pues bien, tras el desalojo de caseríos y pueblos, la actuación de los operarios por tierra y aire da sus frutos y el incendio queda controlado, algo muy distinto a apagado. Muchas zonas aunque estuvieran apagadas seguían calientes, cualquier estímulo en forma de subida de temperatura o en forma de viento producía que se volvieran a producir conatos en las zonas en las que los gestores del Gobierno de Canarias daban ya por apagadas. Ah! Y por si no saben quiénes son los encargados de esa coordinación, aquí les dejo otra foto.

Más adelante detallaré mi opinión acerca de estos dos “señores” y sobre algún otro.
Como iba diciendo, el fuego se da por controlado, y entre el Consejero de Economía Hacienda y Seguridad del Gobierno de Canarias, Javier González Ortiz (el calvo no, el otro), y a solicitud de miembros del Cabildo de La Gomera, todos ellos con “doctorados” en ciencias del medio ambiente por la Universidad de Harvard, deciden rebajar el nivel de alerta por el fuego en La Gomera del 2 al 1, pasando ahora la responsabilidad a manos de las competencias del Cabildo. Aquí pueden ver la orden y el día que se expidió.

Esa rebaja en el nivel de gravedad supuso que todo el equipo que había sido desplazado para combatir el incendio se fuera de regreso a sus respectivos centros, cuarteles, bases etc. Lo ESCALOFRIANTE de la decisión es que se tomaría a sabiendas de que estaba prevista la llegada de una nueva ola de calor que provocaría que esas zonas donde el fuego estaba apagado, pero no extinguido, pudieran volver a arder y provocar más daños, naturales y humanos, de los que la primera parte del incendio, por decirlo de alguna manera, había provocado.
Pues bien, el Cabildo de La Gomera toma el mando, los efectivos se van, la ola de calor viene y como era lógico, el fuego mal apagado prende. Y prende con mucha más fuerza, espoleado por las altas temperaturas, la abundante vegetación que lo retroalimenta, y por la falta de medios para combatir su paso. Esta vez el incendio amenaza mucho más al Parque Nacional del Garajonay y a los caseríos que ya habían sido rehabilitados y, además, amenazaba a zonas más pobladas como Chipude, Cercado, Las Hayas o Arure.
Los ya mencionados “doctores” vuelven a cambiar el nivel de alerta y el Gobierno de Canarias vuelve a tomar el mando, para coordinar las acciones contra el incendio.


Si se fijan en la cabecera y miran la fecha, no es un error. DOS días después de dar por controlado el incendio como si fuera una hoguera de San Juan, el Gobierno de Canarias reasume el mando, dos días… Se repite lo mismo que habían hecho días atrás con respecto a la movilización de efectivos, pero esta vez se encuentran con que esos efectivos son insuficientes para acabar con el fuego que seguía intratable bajo unas condiciones de calor extremo. Los frentes por toda la isla necesitaban de la actuación rápida y contundente de medios aéreos que no llegaban. ¡Ay los hidroaviones!
El drama humano tomaba cada vez más protagonismo. Ver a esas personas mayores desalojadas de sus pueblos, dejando atrás sus casas, fruto del trabajo de toda una vida, para acabar en centros de acogida improvisados en San Sebastián, Vallehermoso y Valle Gran Rey, es algo que emociona a cualquiera que tenga algo de sangre en las venas. Muchos no sabían si volverían a sus casas.
Pasan los días y nada mejora, sino todo lo contrario. Los hidroaviones vuelven a empezar a actuar dos días después de que se reactivara el Nivel Dos. Dos son también los hidroaviones que llegan de la Península, a todas luces insuficientes para apagar una isla que se quemaba por completo. La situación toma cada vez un mayor grado de dramatismo. El 12 de Agosto, unido a los gravísimos daños sobre el Garajonay, el fuego entra en la zona del Cercado - Las Hayas, de forma muy peligrosa, avivándose cada vez más y amenazando con entrar a la parte alta del Barranco de Valle Gran Rey.
Como era de esperar, se desalojan todas esas zonas y se procede también el desalojo preventivo de la zona alta de Valle Gran Rey: Guadá. La situación empeoraba cada vez más. Valle Gran Rey es el segundo municipio más poblado de la isla y se encontraba incomunicado por tierra y comunicado con San Sebastián por dos barcos pequeños que realizan, habitualmente, excursiones por la isla. Ya se podrán imaginar el disparate en la gestión del Gobierno de Canarias.
La madrugada del 11 al 12, los retenes, ya sin la ayuda de los medios aéreos, se concentran en no dejar que el fuego de Las Hayas, entre en el Barranco de Valle Gran Rey, zona de extremada peligrosidad al estar compuesto por un inmenso cañaveral y palmeral.
Vamos, que todo el mundo en el valle ha sabido siempre que un fuego en el barranco sería como tirar una colilla encendida a un polvorín.
La tremenda labor de los operarios consigue que el fuego no pase y Valle Gran Rey se salve, al menos en ese momento. Todo bajo las ordenes del Gobierno de Canarias, que sigue sin enviar más medios terrestres, aunque si había llegado un nuevo hidroavión. En ese momento y misteriosamente, el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, reaparece de donde no se sabe, no voy a decir lo que pienso porque si no me tendría que ir a saunas con masajistas tremendamente cualificadas. Pues de pronto el “señor” Curbelo que iba pidiendo más hidroaviones, uno por día, como si se consiguieran en Carrefour, dice que la situación es insostenible y que se necesitan como mínimo 8 hidroaviones para controlar el incendio (en ese momento habían 3 y un cuarto en camino).
Tras un intenso trabajo y la llegada de los refuerzos aéreos durante el día, consiguen nuevamente apagar, que NO extinguir el fuego en Las Hayas. Los retenes se van a combatir otras zonas y los hidroaviones también, olvidándose de las labores de extinción como refrescar la zona recién apagada. Me imagino que todo serían órdenes de sus superiores.
El 12 de agosto transcurre en Valle Gran Rey con la angustia de saber que la isla sigue ardiendo, pero con el alivio de saber que el fuego que nos amenazaba con entrar no pudo conseguirlo. Se esperaba una noche tranquila tras el infierno de la noche anterior y la inseguridad de si habría que desalojar el resto del pueblo, y saber a dónde nos iríamos. Al final fue todo, menos tranquila.
Correrían las 11 de la noche, cuando un empeoramiento en las condiciones climatológicas (subida de temperaturas y la aparición de un fuerte viento racheado), produjeron que el fuego de Las Hayas se reactivara, saltando parte a nuestro barranco, donde no habían medios para combatir el fuego. Como era de esperar, el fuego entró con muchísima fuerza y, en un intervalo de menos de media hora, calcinó por completo todo Guadá y corrió barranco abajo, destrozando El Guro, Casa de la Seda y únicamente encontrando resistencia en la zona de las Piedras Quebradas, donde la vegetación en el barranco es inexistente. Un lugar donde los retenes hicieron un cortafuegos para combatirlo y no dejar que entrase en la zona de Las Orijamas y La Calera, lo que hubiera supuesto la completa destrucción del valle, pues, desde ahí, el fuego tendría salida hacia el resto del pueblo y encontraría constantemente zonas donde cobraría aun más fuerza.




El drama humano en ese momento en V.G.R. era apocalíptico. Medio pueblo se había quemado en media hora, y se había procedido al completo desalojo del pueblo hacia el puerto de Vueltas, el último rincón, esperando que enviaran barcos. Barcos que NINGUNO de los iluminados que dirigían el cotarro, habían pensado que podían ser útiles para cubrir las necesidades en caso de que se tuviera que proceder a una evacuación por mar, como finalmente sucedió. Es imposible poder narrar con palabras las sensaciones vividas esa noche.
Ver a tus vecinos, amigos o conocidos, y a todo un pueblo temiendo, no solo por la integridad de sus casas y posesiones, sino también por las vidas de algunos pocos valientes que eludieron el desalojo policial, y se quedaron a combatir el fuego en las cercanías de sus casas, es completamente aterrador.
La noche pasaba muy lentamente y el llanto, la desesperación y la impotencia se apoderaba de todo el pueblo. En aquel momento se daba por perdido ya toda la zona de Guadá y se temía que El Guro, la Casa de la Seda y las Piedras Quebradas corrieran el mismo destino. En la zona del puente del Caidero, Protección Civil dejaba que un grupo de vecinos se concentrara allí para poder observar la calamidad que se nos venía encima. Por momentos el panorama se volvía cada vez más negro y se temía que el fuego acabara propagándose hacia La Calera. Desde el puente, los vecinos reunían las noticias que llegaban por parte de amigos y familiares que estaban en la zona alta del Valle.
Gran conmoción traían las noticias. NINGÚN medio contra incendio estaba trabajando en la zona de Guadá, los retenes estaban esperando en Arure para entrar. Aquí me pregunto: ¿a qué estaban esperando?Decían que había mucho humo y que las condiciones no eran favorables para entrar. Las mismas exactas condiciones con las que un pequeño grupo de vecinos, sin ningún tipo de entrenamiento, preparación, ni equipo especializado, combatían un fuego que se comía el barranco y amenazaba toda la zona de casas de Guadá. No me quiero imaginar como hubiera quedado nuestro pueblo, si el operativo hubiera tenido la orden de entrar a acabar con el fuego. No me lo quiero imaginar, porque si lo hago vería en pie las casas que por desgracia muchos vecinos han perdido, y no tendría que haber visto las caras de tristeza, ni oír los llantos de los vecinos, a los que se les confirmaba que sus casas habían sido destruídas.
Situación desoladora. La única noticia positiva es que un reten en la zona de las Piedras Quebradas había contenido el paso del fuego en esa zona. Con el paso de las horas, las condiciones climatológicas cambiaron a mejor. Una ligera brisa soplaba hacia lo alto del valle ayudando a controlar el fuego. Mientras tanto, en la zona del muelle muchísima gente angustiada había tomado la desición de subir al barco que los sacaría del pueblo. En un par de horas, la gran marabunta de personas había partido hacia San Sebastián, esperando encontrar ahí mejor fortuna que en su propio pueblo.
El día llega, y la mañana del 13, no hacía honor a su nombre, y nos deparaba una mejor suerte. Los medios aéreos podían empezar a actuar, y los medios terrestres al fin entraban en Guadá, cuando el trabajo para el que habían sido destinados ya no era necesario. Que conste que no los critico a ellos (a los operarios que trabajan para apagar los fuegos poniendo en riesgo su vida), sino a los cabecillas de Gobierno y Cabildo que no los dejaron actuar, dejando claro, que son muy estudiados, y que incluso más de uno son “doctorados” en el tema.
Se procedía entonces a abrir la zona de La Calera de nuevo a sus habitantes (a los pocos junto a los de La Playa y Vueltas a los que la fortuna les había dejado el fuego lejos de sus casas). Fortuna no sé si es el calificativo correcto, TODOS nos quedamos sobrecogidos al ver lo que ya intuíamos: las fotos de Guadá CALCINADO, las fotos de las casas de nuestros vecinos rodeadas por el fuego, las fotos de nuestro querido hogar quemado hasta más no poder. Un panorama que a cualquier gomero le duele en el alma, y mucho más a los que vivimos en Valle Gran Rey.


Con la llegada de la tarde, se permite el tránsito hasta Guadá para que las familias desalojadas pudieran recoger algunas cosas para pasar otra noche fuera de sus hogares, aunque muchos prefirieron quedarse en sus casas. Con el tránsito a Guadá abierto, muchos vecinos subimos a observar como había quedado la zona. La imagen en vivo era desoladora. TODO el patrimonio natural del pueblo destrozado, casas quemadas hasta los cimientos, riscos sin rastrojo que quemar. Descorazonador.
Sorprendentemente, y aquí tengo que hacer una mención especial, la gran mayoría de casas en Guadá sobrevivieron, alguna sucumbió pero la inmensa mayoría sigue en pie. TODO gracias a los vecinos que se quedaron y no abandonaron sus casas y la defendieron, la suya y la de sus vecinos y amigos haciendo que la tragedia quedase un poco amortiguada. Nadie les ayudó en su lucha, no había ningún medio cualificado en una de las zonas más pobladas del valle. ¿Negligencia?
Para que podamos hacernos una idea del desastre ocurrido esa noche, he aquí la comparativa de una foto tomada en el Barranco de Valle Gran Rey, el día después del incendio, y un par de días antes,en el que pudimos a retratar semejante maravilla, de alguna manera intuíamos lo que iba a pasar.


En Guadá, un paisaje desolador:


¿Y ahora qué?
De momento, debemos centrarnos en luchar contra el incendio, que a día de hoy 14 de Agosto, aun sigue estando fuera de control, y avanza hacia el norte donde a nuestros hermanos de Vallehermoso el fuego los ha hecho desalojar sus casas, todos esperamos que la tragedia en nuestro Valle no se repita en el suyo, y su día a día, no quede marcado durante muchísimos años por la desolación del paisaje que reina en Valle Gran Rey.
Combatir el fuego debe ser, hasta su extinción por completo, nuestro único objetivo. Nuestro pulmón, nuestro querido Parque, nuestro Garajonay ha ardido en más de una cuarta parte de su extensión.

¿Cómo un PARQUE NACIONAL PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD ha podido quedar así?
¿Cómo una isla, no hace ni mes y medio, declarada RESERVA MUNDIAL DE LA BIOSFERA, puede terminar en las condiciones que ha terminado?
La respuesta a las dos preguntas tiene la misma respuesta en una sola palabra, NEGLIGENCIA. Negligencia cometida por parte de todos los responsables que han dirigido las instituciones, que en algún momento, han tenido algo que ver con su extinción control, etc.
-Negligencia de TODO el Cabildo Insular de La Gomera, y de su Presidente en particular, junto a la de todos sus Consejeros por pedir que se rebajase el nivel del incendio y por su pésima gestión a la hora de solicitar medios a la Comunidad Autónoma y al Gobierno Central. Actos criminales que deben ser juzgados ante la Ley, y que deben ser castigados con la más dura de las sanciones.
-Negligencia de los gestores del Parque Nacional del Garajonay por no clamar a toda las instituciones posibles para que nuestro patrimonio natural no haya quedado en la situación que ha quedado. Todos ellos deberían dimitir de sus cargos y esperar lo que la Ley tenga que decir.
-Negligencia del Gobierno de Canarias, a todos los niveles posibles, especialmente por parte de los máximos cargos responsables de la gestión: el Consejero de Economía Hacienda y Seguridad del Gobierno de Canarias, Javier González Ortiz; el Consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, Juan Ramón Hernández Gómez; el Consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad (donde se encuadra lo que era la consejería de Medio Ambiente), José Miguel Pérez García; Todos los Viceconsejeros de los señores antes mencionados, y por supuesto el Presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero. A todos ellos, se debe exigir que abandonen sus cargos y sean castigados por la ley, por haber dejado quemar una isla, rebajar el nivel de alerta, no subir el nivel de alerta al nivel 3 debido a la gravedad del incendio, no solicitar los medios necesarios para acabar con el fuego, y también por manipulación premeditada de los hechos.
Sí, MANIPULACIÓN de los hechos, el señor Rivero, de sobra conocido por tener una relación muy ácida con los miembros del Gobierno Central, ha puesto por encima su relación personal que el interés general del pueblo Gomero. Aquí pueden leer uno de sus grandes testimonios:

Pongo la imagen, y no el enlace, porque en el transcurso de la redacción de mi historia, el Gobierno de Canarias ha borrado de su página web el comunicado de prensa donde se narraba, que la bajada del nivel de alerta se había producido a petición del Cabildo y bajo su conformidad. Lo lamentable de todo esto es, que más de un gomero es informático y gracias a su ayuda hemos podido recuperarla. Aquí la presento:


Y lo que, no sabe el señor Rivero, es que ya todos tenemos acceso a internet, y podemos ver para que caso se puede decretar el Nivel 3 de alerta:

Por lo que se ve para el señor Rivero, que se queme una isla y su pueblo, no es interés nacional ni tampoco que se queme un Parque PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD ni numerosos sitios de interés científico, ni que decir de los parques rurales. Con sus declaraciones en redes sociales, ha pretendido MANIPULAR al pueblo canario. DIMISIÓN y JUICIO.
-Negligencia de la Diputada por la provincia de Santa Cruz de Tenerife en el Congreso de los diputados, Ana Oramas, por su total olvido de su cargo en los nueve primeros días del incendio, donde debió manifestarse con fuerza en las altas esferas de poder españolas, para concienciar al Gobierno de la grave situación de la crisis. No vale con aparecer la mañana del 13 de Agosto, tras el incendio en Valle Gran Rey, y desatarse en las redes sociales como si nada supiera de la situación que estaba ocurriendo en La Gomera. Redes sociales que, por otra parte, habían sido utilizadas por otros gomeros para contactar con ella, en un intento desesperado de buscar una ayuda que no llegaba. Debemos exigir la dimisión de su cargo.
-Negligencia del Gobierno Central y del máximo responsable del Estado español, el Rey. Negligencia por no hacer ni una sola declaración con respecto a la desgracia que lleva diez días ocurriendo.Una desgracia que para la Presidencia del Gobierno es menos importante que la aparición del Códice Calixtino, en la que el Presidente del Gobierno intervino inmediatamente, como si hubiera miles de vidas en juego.

-Negligencia de la Casa Real por no corregir las incoherencias del gobierno, y no haber asistido inmediatamente al lugar donde se gestaba la desgracia, en vez de estar en los Juegos Olimpícos, tan contentos y felices, cómo si no hubiera miles de personas a las que debían prestar su servicio en condiciones deplorables. Del Rey mejor no hablar.
-Negligencia del ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete por no hacer NADA. NO sólo ante la desgracia gomera, sino ante la quema de otros dos Parques Nacionales. Este señor debe ser juzgado y destituido de su cargo, por completa negligencia en sus actos. Por no tomar las riendas de una situación que, claramente, tiene un cariz nacional. Quizás para él, es más importante estar con el Rey, asistiendo a esa ya famosa afición suya de ver morir animales con cuernos.
-Negligencia del Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, siendo plena responsabilidad de su Ministerio la subida del nivel del incendio, cosa que no ha pasado, incluso aunque miles de personas hayan sido desalojadas, y el patrimonio natural del país haya sido reducido notablemente. Es necesaria su dimisión por su desaparición en la gestión de esta crisis.


-Negligencia del Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. Como ministro de Turismo y, viendo que este es un sector vital para la maltrecha economía, su no actuación al respecto es delirante, más aún siendo canario, e incluso, más aún, cuando vino en la primera oleada del fuego, a sacarse la foto, y pudo ver la magnitud del incendio. Luego de vacaciones a Lanzarote. Dimisión.
Una vez definidas las responsabilidades de cada una de las Instituciones, las cuales deberán pagar al igual que el autor o autora del fuego inicial, también me gustaría hacer una mención al olvido de los medios de comunicación a La Gomera y a los gomeros, durante los 9 primeros días del incendio. Un incendio que en esos días había devorado cientos de hectáreas, y desalojado a más de mil personas sin que en los medios nacionales se diera la cobertura necesaria. Vale, es verdad, que España gane una medalla en Vela (o en el deporte que sea) es más importante que la angustia y la desdicha de un pueblo a la hora de informar. ¡Qué tonto soy! Al igual que la “señora” Oramas, los medios de comunicación a nivel nacional solo abrieron sus diarios digitales tras la tragedia de Valle Gran Rey, periodistas como Juan Cruz en El País, que va muy digno porque escribe sobre la tragedia gomera. Deberían sentir vergüenza, cuando a través de las redes sociales se les instaba muchos días atrás a que se difundiera nuestra historia. ¡Un cero para todos!
Mencionar también a la vez que doy las gracias a todos aquellos que se han volcado con nuestra tragedia de la forma que sea, en mi caso y por su difusión a través de las redes sociales me gustaría agradecer a: Constantino Romero, Lucia Etxebarría, Gaspar Llamazares, José Manuel Calderón, Pau Gasol, Carla Antonelli, Mariola Fuentes, Antonia San Juan, Montxo Armendariz, Óscar Jaenada y Agustín Almodóvar, por su civismo. Con un solo click se puede ayudar a difundir una historia, para que el pueblo español, que ha pasado de nosotros en su mayor parte, pueda estar mejor informado.
Y cómo no, a todos los OPERARIOS que trabajan en el campo luchando contra el incendio, y a los PILOTOS que tanto nos han ayudado, MUCHAS GRACIAS. Un gran abrazo a todos, La Gomera no os olvidará NUNCA.
Bueno no me voy a seguir enredando. Sólo un par de cosas más que decir. Hoy, día 14, Marruecos nos ha enviado dos hidroaviones y nuestro Gobierno,como siempre, ausente, bueno no, para quitarse responsabilidades NO.
Concluyo diciendo que esta es mi historia, tal y como yo la he vivido. Muchos se identificarán, otros no; muchos gomeros dirán que por qué no hablo de lo que se ha quemado en el resto de la isla, y es cierto, pero a mí me tocó vivir la tragedia de Valle Gran Rey en primera persona, y puedo hablar mejor de ésta que del resto, aunque mi sentimiento está con toda La Gomera y con toda su gente. Paremos ese fuego antes de que entre en Vallehermoso y arrase con lo que quede de nuestro Garajonay. Me despido citando a nuestro gran Pedro García Cabrera:

‎”Cierto que no morirás,
mas si algún día murieras
entra en el cielo silbando
y silbando pide cuentas
de por qué te condenaron
a soledades perpetuas”

Ojalá las lágrimas de La Gomera apagaran fuegos.
Teguerguenche

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