sábado, 26 de mayo de 2012

DEL BLOG MENCEY MACRO

Benditos recortes y benditos mercados
 
Benditos sean los recortes y bendita la política de austeridad si implica el fin del disparate en el que estamos inmersos. Benditos sean los mercados si destruyen a estos políticos antes de que nos destruyan a nosotros. El sector público español se ha construido durante décadas sobre los ingresos fiscales extraordinarios de una megaburbuja inmobiliaria. En algunas administraciones estos ingresos suponían más de un 30% de los ingresos totales. Sin burbuja las estructuras de un sector público hipertrofiado no son sostenibles.
Burbujas en España y Estados Unidos. Saquen sus propias conclusiones.

El flujo de dinero proveniente de la megaburbuja alimentó un vicioso triangulo amoroso interracial entre cajas, administraciones públicas e inmobiliarias y constructoras. Los políticos nombraban a los directivos de las cajas, las cajas eran accionistas de las inmobiliarias y constructoras, las inmobiliarias y constructoras financiaban las campañas de los políticos, estos a su vez hacían planes urbanísticos a medida de las inmobiliarias que eran financiadas por las cajas con deuda avalada por las administraciones… finalmente las inmobiliarias y las constructoras repartían maletines a políticos y directivos de las cajas de ahorro (entidades semipúblicas).
Dicho de otra forma, primero dilapidaron el dinero público, luego despilfarraron el dinero de las ayudas europeas y finalmente asaltaron el dinero privado que los ciudadanos tenían en las cajas de ahorro.
Al calor de este modelo creció toda una maraña burocrática y política que, al igual que en la Unión Soviética, pronto se convirtió en una nueva "clase social". Una nueva "casta" burocrática unida por la corrupción como en el sindicato del crimen. Una nueva "casta" unida por la goma arábiga del presupuesto público. La riqueza generada por la burbuja inmobiliaria no se usó ni para mejorar el sistema educativo ni para incrementar la competitividad. Se usó literalmente para importar coches alemanes, para construir infraestructuras redundantes - como los faraónicos aeropuertos en medio de ningún sitio que hicieron el agosto de las constructoras - y para comprar votos enchufando a toda una corte de mediocres leales al partido. Baste señalar que Alemania con 82 millones de habitantes tiene 100.000 políticos mientras que España con tan solo 47 millones mantiene a 450.000. Pero además de toda clase de coches oficiales y excentricidades para la clase política - tanto vía presupuesto como vía maletín- quizás el uso más perverso, contraproducente y dañino de esos ingresos fiscales haya sido la compra de votos y lealtades a través de la creación de todo un sector público en la sombra. Fundaciones, agencias, ONG, asociaciones, institutos y pesebres varios viven del presupuesto público y en la mayoría de los casos escapan a cualquier tipo de fiscalización. Todo esto ha fortalecido el tradicional nepotismo y enchufismo ibérico preñado de favores y contraprestaciones. También se han creado infinidad de empresas públicas. No hay nada malo en una empresa pública siempre y cuando se rija por criterios de servicio público. Pero es difícil considerar servicio público a tiendas de suvenires para turistas, empresas de instalación eléctrica o empresas de fabricación de quesos como las que tiene el holding empresarial que posee el Cabildo de Tenerife. El bastión de poder de Ricardo Melchior y el ATI profundo en los que se entra a trabajar con el carnet del partido en la boca.
La troika bolchevique que representa el poder de ATI atrincherado en sus buques insignia del Cabildo de Tenerife y el ayuntamiento de Santa Cruz. Una forma de entender el poder y la política, el Nazi-onal insularismo presupuestario.

En caso de que no sea servicio público lo mínimo que hay que exigirles es que se rija por criterios de rentabilidad, de lo contrario sería un fraude a los ciudadanos y a los contribuyentes además de competencia desleal. Solo en Canarias hay más de 660 empresas públicas y la mayoría de ellas hace competencia desleal al sector privado. Han proliferado para seguir enchufando políticamente a los acólitos a costa del dinero de todos. Por ejemplo en Visocan (Viviendas Sociales Canarias) Ana Oramas ha enchufado a su marido que es el director que más cobra en todo el sector público canario. No contenta con esto también ha enchufado al marido de su hija en la misma empresa. Pero el surrealismo en Canarias ha llegado a tal punto que, en lugar de reformar las estructuras que nos han llevado al fracaso político y económico más absoluto, el Gobierno de Paulino Rivero prefiere subir todos los impuestos de los canarios para tratar de sostener un sistema que no ha funcionado ni funcionará, pero que le permite echarle la culpa a Madrid y mantener su charada al menos durante algún tiempo más. Desgraciadamente estamos viendo que prefieren subir impuestos y recortar los servicios públicos de los ciudadanos en lugar de las prebendas y privilegios de los políticos y sus pesebres. Prefieren meter la mano en el bolsillo de los canarios y recortar profesores, médicos y el sueldo de los funcionarios en lugar de recortar pesebres, enchufados e incompetentes. Después de tres años siguen actuando como la orquesta del Titanic pretendiendo que no pasa nada e instalados en la negación. Todos los indicadores económicos y sociales en Canarias están en niveles alarmantes. Pero Paulino Rivero, al igual que Hitler, sigue encerrado en su mentalidad de bunker en medio de una crisis que no sabe gestionar, desconectado de una realidad que le supera y esperando un milagro. Por suerte a España se le acabó el dinero y nadie está dispuesto a prestarles más. Benditos sean los mercados y benditos sean los recortes porque pueden brindarnos la oportunidad de librarnos de todos estos incompetentes y recuperar nuestra libertad.

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