lunes, 23 de enero de 2012

MORIR POR LA ÓPERA: RETATA TEBALDI

Renata Tebaldi, *Tacea la notte placida
Il Trovatore, Verdi. 1966
Renata Tebaldi (Pésaro, 1 de febrero de 1922 – San Marino, 19 de diciembre de 2004) fue una cantante soprano (lírico spinto) italiana.
Su nombre completo era Renata Ersilia Clotilde Tebaldi, nació en Pésaro, fue hija de un violoncelista mediocre, de nombre Teobaldo Tebaldi y de Giuseppina Barbieri, que a pesar de estar dotada de no poco talento como cantante, vio frustrada su carrera y terminó siendo enfermera. El padre pronto abandonó su familia y madre e hija se trasladaron a vivir a Langhirano, localidad próxima a Parma, lugar de origen de Giuseppina.
A la edad de tres años se vio afectada por la poliomielitis de la que si bien se recuperó considerablemente, le quedó cierta dificultad para andar, lo que le impidió tomar parte en actividades físicas, propias de su edad y por ello se interesó en la música. Formó parte del coro de la iglesia de Langhirano y a los trece años, su madre le hizo recibir clases de piano con la Signorina Pasani, en Parma. Renata trabajó con gran esfuerzo, practicando cuatro o cinco horas diarias, soñando con una carrera como concertista, a la vez que cantaba cuanto llegaba a sus oídos, particularmente a través de la radio. Por ello, su profesora de piano tomó la iniciativa de ponerla en manos del profesor de canto Italo Brancucci, del conservatorio de Parma, donde pronto empezó a recibir lecciones con Ettore Campogalliani, quien la mantuvo practicando escalas y entrenando su voz, antes de permitirle aprender sus primeras canciones, hacia el final del segundo año de su formación como cantante.
Renata fue a pasar las vacaciones de Navidad a Pésaro, con su tío Valentino, hermano de su padre, quien era dueño de un pequeño café donde la que había sido famosa diva, Carmen Melis solía acudir a comprar pasteles. Melis había sido una famosa cantante, prima donna en La Scala, especializada en papeles del verismo, que había sido amiga de Puccini y que había cantado con el propio Caruso y con Titta Ruffo. Tras su período como cantante, daba lecciones de canto en el conservatorio Gioacchino Rossini de Pésaro. Valentino habló de su sobrina con Melis quien finalmente aceptó escucharla al día siguiente.
Durante el resto de sus vacaciones trabajó con Melis y cuando regresó a Parma, su mejora había sido tal que nadie podía creer que se tratara de la misma voz. Fue en ese momento que Tebaldi tomó la decisión de trasladarse indefinidamente a Pésaro, donde vivió con la familia de su padre y siguió recibiendo clases de Melis, tanto en el conservatorio como privadas.
Tebaldi hizo su primera aparición en público en el teatro de Urbino, cantando el "Ebben Ne andrò lontana" de la ópera La Wally de Alfredo Catalani. A los veintidós años hizo su debut en el teatro de Rovigo, en el papel de Elena, de la ópera Mefistofele de Arrigo Boito. Cantó varias veces más en Parma en La Bohème de Puccini, L'amico Fritz de Mascagni y Andrea Chénier de Umberto Giordano y en 1944 empezó a trabajar en Milán, por mediación de la Melis, con el director y profesor de canto Giuseppe Pais. Tuvo una audición con Guido Gatti, entonces director de La Scala, de la que no obtuvo resultado alguno, en vista de la ausencia de representaciones durante esos años de guerra. Más tarde protagonizó en Trieste, Desdémona en Otello, junto a Francesco Merli, causando una verdadera conmoción.
El auténtico cambio en su carrera le llegó en 1946, cuando entre dudas y miedos, tuvo una audición en Milán, con Arturo Toscanini, recién llegado de Estados Unidos, en busca de jóvenes nuevas voces. En el transcurso de la audición, le dijo que, para el concierto de reapertura de La Scala, tras la Segunda Guerra Mundial, estaba buscando una "voce d'angelo", a lo que Tebaldi contestó: “Cherchero’ di fare del mio meglio, Maestro”. De esta anécdota se derivó la creencia de que Toscanini la llamó la de la “voz de ángel”, lo que Tebaldi negó en cuantas oportunidades tuvo. En ese concierto, cantó La Oración ("Dal tuo stellato soglio") de la ópera Moisés en Egipto de Rossini y la parte de soprano del Te Deum de Verdi.
Posteriormente, en el mismo año, cantó los papeles de Margherita y Elena en Mefistofele y el de Elsa en Lohengrin de Wagner. El siguiente año cantó La Bohème y Eva en Los Maestros Cantores, de Wagner. Toscanini la animó para que cantara el papel de Aida y la invitó para que lo ensayara en su estudio. Tebaldi estaba convencida que ese papel estaba reservado para una soprano dramática, pero fue persuadida por Toscanini y finalmente la cantó en La Scala, en 1950, junto a Mario del Monaco y Fedora Barbieri, bajo la dirección de Antonino Votto. Su actuación fue el mayor éxito de sus primeros años, lanzándola en su carrera.
Entre otros teatros de Italia, cantó en la Ópera de Roma entre 1947 y 1962 y en la Comunale de Florencia, fue la estrella de la Scala de Milán, entre 1946 y 1955 con una reintrée en la temporada 1959-60 y dos últimos recitales en 1974 y 1976. Fue la favorita del San Carlo de Nápoles entre 1948 y 1962, donde volvió a actuar en 1967 con La Gioconda, de Amilcare Ponchielli.
Comenzó con una gira, junto a la compañía de La Scala, actuando en el Festival de Edimburgo y tras ello en Londres, donde debutó en el Covent Garden, cantando el papel de Desdémona en dos representaciones de Otello y una del Réquiem de Verdi, bajo la dirección de Victor de Sabata.
Tras ello, cantó asiduamente en el Metropolitan de Nueva York y también en la Ópera de San Francisco, en la de Chicago y en otros muchos teatros de Estados Unidos. También en Alemania, Londres, París, Viena, Barcelona, Japón y Sudamérica.
Si bien se prodigó en papeles melodramáticos de la ópera verista, su repertorio fue muy amplio, incluyendo óperas de Wagner (si bien cantadas en italiano), en los papeles de Eva en Los Maestros Cantores, de Elsa en Lohengrin, y de Isabel en Tannhäuser. El famoso director alemán Karl Böhm le suplicó que aprendiera alemán para así poder tomar parte en su repertorio. Tebaldi también cantó La Pasión según San Mateo de Bach e incluso grabó el papel de Cleopatra de la ópera Julio César de Händel.
Sus compañeros de escena fueron los más grandes cantantes de la época, entre otros: Carlo Bergonzi, Jussi Bjoerling, Franco Corelli, Mario del Monaco, Plácido Domingo, Giuseppe Di Stefano, Nicolai Gedda, Beniamino Gigli, Alfredo Kraus, Richard Tucker, Jon Vickers, Ramón Vinay, Lauri Volpi y tantos otros.
Actuó bajo la dirección de los más notables directores, tales como: Vladimir Ashkenazy, Leonard Bernstein, Karl Böhm, Richard Bonynge, Carlo Maria Giulini, Herbert von Karajan, Rudolf Kempe, James Levine, Zubin Mehta, Dmitri Mitropoulos, Francesco Molinari-Pradelli, Mario Rossi, Victor de Sabata, Sir Malcolm Sargent, Tullio Serafin, Sir Georg Solti y Arturo Toscanini.
Tebaldi hizo su debut en América, en 1950, cantando Aida en la ópera de San Francisco, su debut en el Metropolitan fue el 31 de enero de 1955 en la Desdémona de Otello, junto a Mario del Monaco. Durante los siguientes veinte años, el Metropolitan fue su mayor centro de actividad. En la temporada de 1962/63, Tebaldi convenció a su director, Rudolf Bing, para reponer en escena Adriana Lecouvreur de Cilea, donde ella interpretó la Adriana. Por lo confuso de su texto, sus cortes y sus múltiples dificultades, esta ópera no se había representado desde el principio del siglo. Bing estaba convencido que la reposición constituiría un gran éxito tanto para Tebaldi, como para Franco Corelli, que cantaría el papel de Mauricio. Desgraciadamente, la voz de Tebaldi no estaba en su mejor momento, por lo que alarmada, se tomó un descanso de trece meses, tras los cuales regresó para cantar la Mimí, en La Bohéme, lo que le reportó una gran éxito.
Tebaldi canto más en el Metropolitan que en ningún otro lugar, por la estrecha relación que estableció con su público, que la apodó “Miss Sold Out" (La Señorita no quedan entradas). En total cantó allí alrededor de 270 veces, óperas como La Bohème, Madama Butterfly, Tosca, Manon Lescaut, La Fanciulla del West, Otello, La Forza del Destino, Simón Boccanegra, Falstaff, Andrea Chénier, La Gioconda y el papel de Violetta, en una producción de La Traviata creada especialmente para ella.

La Rivalidad Tebaldi - Callas
Las dos sopranos coincidieron por primera vez en 1947, en el festival de Verona, donde Tebaldi cantaba la Violetta en La Traviata y Callas, Isolda sin que se produjera roce alguno entre las dos. Durante los primeros cincuentas, del pasado siglo XX, Tebaldi estaba firmemente afianzada en La Scala, cuando una nueva estrella apareció en la escena: Maria Callas. La Callas pronto asumió el papel de Aida, en varias representaciones en ese teatro, donde la Tebaldi había cantado, precisamente por primera vez, ese mismo papel. Las cosas se complicaron cuando en 1951 las dos estuvieron juntas en una gira por Sudamérica, con la compañía italiana. En cierta oportunidad y posiblemente sin una segunda intención, las dos tuvieron que intervenir en un mismo concierto, tras el cual la Callas acusó a la Tebaldi de no haber respetado un pacto por el cual ninguna daría ningún “encore” (bises o propinas), ello en vista que la Tebaldi había ofrecido al público no uno, sino dos. La confrontación siguió cuando Callas criticó la interpretación de Tebaldi en la Violetta de La Traviata, en la que Tebaldi había tenido que bajar un tono, sugiriendo además que debía desistir de cantar ese papel. La confrontación continuó durante la entera duración de tan conflictiva gira.
A partir de esos incidentes y hacia 1955, Tebaldi sintió que su sitio en La Scala había sido usurpado por otra, que además no era italiana y enfocó su carrera hacia el Metropolitan y Estados Unidos, paradójicamente el país donde Callas había nacido, y allí se mantuvo más de cuatro años, con la excusa que en un gallinero, no cabían dos gallos. Esta primera batalla la había ganado Callas.
El cenit de su rivalidad se produjo en 1956, a partir de un artículo, aparecido en la revista TIME, en el cual se insertaba una supuesta frase de la Callas, diciendo que compararla a ella con la Tebaldi era como comparar el champagne con la Coca-Cola. Sin embargo, testigos presentes en la entrevista, aseguraron que la frase había sido “Champagne con Cognac”, tras lo cual, alguien presente dijo en broma “No, con Coca-Cola”, a pesar de lo cual el periodista de TIME atribuyó este comentario a la propia María Callas. En cualquier caso, parece que la respuesta de Tebaldi a la supuesta frase de Callas fue que “El champagne pronto se avinagra”.
En medio de esta rivalidad, se produjo algún intento más o menos serio, por parte del director de La Scala, Antonio Ghiringhelli, para que cantaran juntas. También Walter Legge, productor de los discos de María Callas, llegó a sugerir que cantaran La Valkiria, juntas en La Scala, donde Tebaldi actuaría en el papel de Siglinda y Callas en el de Brunilda, a lo que ambas se negaron.
En junio de 1958, tras una serie de incidentes provocados por Callas en La Scala y tras haber terminado las representaciones de El Pirata de Bellini, dijo: “Con profundo dolor, dejo La Scala para siempre, porque mi permanencia no sería compatible con mi dignidad como persona y como artista”, añadiendo que probablemente lo haría también el resto de los teatros de ópera en Italia.
En realidad, Tebaldi y Callas fueron dos cantantes que nunca debieron ser comparadas; A pesar de su potente voz, Tebaldi siempre se consideró, como una soprano lírica y centró su carrera en la ópera verista y en papeles de Verdi y Puccini, donde su límite alto y su falta de una florida técnica, no le causaban problema alguno. Su enorme presencia en escena provenía no tanto de sus dotes dramáticas como de su condición de cantante, de su espléndida voz de pureza y poder difícilmente superables, homogénea en todos los registros, desde sus notas más altas, hasta las más bajas, de un timbre suavísimo y bellísima. Callas fue una soprano dramática, con un registro que se extendía hasta el Mi, con una técnica formidable para la coloratura (d'agilità), que le permitía cantar papeles desde los más profundos de soprano dramática, hasta los más ligeros de coloratura, dotada de grandes dotes interpretativas, para expresar con recursos de pura actriz, el contenido del papel que cantaba.
Cuánto de verdad hay en que su rivalidad fuera real y cuanto fue aireado por sus partidarios, productores y la prensa, es una cuestión todavía objeto de discusión. Algunos piensan que su rivalidad fue instigada por sus respectivas casas discográficas, con objeto de incrementar las ventas y que las animaron para continuar con ese juego. La propia Tebaldi pensaba que, al fin y al cabo, ese asunto era bueno para ambas, ya que había despertado gran interés por las dos entre el público.

Vida Privada y últimos años
Tebaldi permaneció soltera, si bien se le atribuyen algunas relaciones sentimentales, entre otras con el bajo Nicola Rossi-Lemeni, que finalmente se casó con la hija del director Tullio Serafin. Posteriormente se la relacionó con el director Arturo Basile, que estaba casado, por lo que Tebaldi no continuó con la relación, posiblemente en razón de sus firmes creencias católicas.
Al final de su carrera, Tebaldi había cantado en unas 1.262 ocasiones, de las cuales 1.084 fueron en óperas completas y 214 en recitales.
Tebaldi se retiró de los escenarios de ópera el 8 de enero de 1973, cantando en el Metropolitan de Nueva York el papel de Desdémona, es decir el mismo de su debut, dieciocho años antes.
En los tres años siguientes se limitó a cantar en recitales, muy frecuentemente en compañía de Franco Corelli. Cantó por última vez en La Scala en 1976 a la edad de 54 años.
Pasó la mayor parte de sus últimos días en Milán y murió el 19 de diciembre de 2004, a la edad de 82 años en su casa de San Marino, víctima de un cáncer. Su cuerpo descansa en la capilla familiar del cementerio de Mattaleto, en Langhirano, provincia de Parma. Hay un museo dedicado a la memoria de Tebaldi en el Castillo de Torrechiara, cerca de Parma, en donde, se exhiben numerosos objetos que pertenecieron a la cantante, entre otros, cincuenta trajes que usó en escena, incluidos los que crearon para ella Giorgio de Chirico y Christian Dior.
Wikipedia.

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