Hoy mi móvil NOKIA dicidió quedarse mudo, de manera más precisa murió el altavoz, o al menos no he podido lograr escuchar nada al recibir una llamada. He tenido que recuperar mi anterior aparato, un Sony Ericsson modernoso que no me gusta nada, pero es lo que hay. Está nuevo y no quiero gastarme pasta en un nuevo móvil. Ya ve, aún no he caído en las redes del iPhone; todo se andará. Mientras Augusta y Octavia, que me miraban intrigado al principio de mi manipulación telefónica, optaron por enroscarse y dormir a pata suelta. Esto si que es felicidad absoluta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario