martes, 15 de noviembre de 2011

63 KILÓMETROS

El Puerto de Granadilla
PAULA VIENTONORTE (*)
 
Vengo de un país que tiene 4.800 kilómetros de costa, y que tiene más de 17 millones de habitantes. A lo largo de ése país, como es “natural”, hay puertos. Cada, más o menos, 400 o 500 kilómetros hay un puerto de importancia. El primer puerto de gran envergadura, se encuentra 500 kilómetros del puerto que le sigue, al sur, que a su vez se encuentra a 400 kilómetros del puerto que le sigue, mucho más pequeño y de menor importancia. Y aquél, a más de 400 kilómetros del siguiente. Cada uno de estos puertos envía las exportaciones, entre otras cosas y recibe mercancías para, por lo menos una o dos regiones de éste país, es decir superficies entre los 15.400 km2 y los 126.000 kilómetros cuadrados (sin contar la región más austral, cuya superficie es comparable a Grecia).
Exceptuando la distancia entre el histórico puerto principal del país y su más cercano, la distancia mínima entre un puerto y otro (de menor envergadura) es de, al menos, 200 kilómetros, entonces, considerando esta experiencia y que efectivamente los puertos cubren plenamente las necesidades de regiones como las centrales de éste país, cuya cantidad de habitantes multiplican por diez la cantidad de habitantes de esta isla, en un país de un consumismo extraordinariamente similar a ella, y como habitante de Tenerife, que no está aquí por casualidades ni azares del destino, sino porque lo decidió libremente y ha luchado de continuo para permanecer y ser parte de esta isla, yo no puedo evitar hacerme algunas preguntas:
¿Cómo se justifica, que en una isla que es inferior a la superficie del pequeño municipio en que él vivía antes de venir aquí, se pretenda establecer un segundo puerto a 63 kilómetros del puerto principal, cuando éste cubre adecuadamente nuestras necesidades? ¿Cómo? Siendo tan evidente que de no hacerlo, lo lógico sería optimizarlo, sin caer en arrojar al mar (si quiera fuera al mar) una cantidad de dinero con que los tinerfeños y tinerfeñas necesitan contar más que nunca. ¿Cómo se justifica, bajo qué razones, que se pretenda derrochar una cantidad tan abismal de dinero en una infraestructura que la mayoría de la Isla no echa desesperadamente en falta y sin embargo, se niegue a los habitantes de Santiago del Teide, Granadilla misma, Arico o Guía de Isora, un hospital que les resulte más cercano que La Candelaria? ¿Cómo se pretende explicar al pueblo de Tenerife, con qué excusa, tan grosero despropósito? ¿Cómo se entiende que hasta se pueda buscar una forma de vulnerar el patrimonio natural de Tenerife, desclasificando especies del catálogo de especies protegidas de Canarias para cometer semejante atentado y no se incluya en el presupuesto 2012 una infraestructura cuya falta probablemente esté costando vidas? Porque señores, les voy a contar un par de secretos: primero, la distancia de Granadilla a Santa Cruz no representa riesgo vital para nadie, a menos que se trate del trayecto de una persona que requiere atención hospitalaria de urgencia y segundo, aquella minoría que no tiene coche en esta isla no puede ser menos importante que los que cuentan con uno, como ustedes.
(*) Articulista.

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