lunes, 24 de octubre de 2011

HIPOCRESÍA: DEL GRIEGO ὑποκρίτης

La palabra proviene del latín tardío hypocrisis y del griego ὑπόκρισις (hypokrisis), que significan "actuar", "fingir" o "una respuesta". La palabra "hipócrita" proviene del griego ὑποκρίτης (hypokrites), cuyo verbo asociado es υποκρίνομαι (hypokrinomai), es decir, "tomo parte". Ambos derivan del verbo κρίνω, "juzgar" (»κρίση, "juicio" »κριτική [kritiki], "críticos"), presuntamente porque la realización de un texto dramático involucraba un cierto grado de interpretación del texto.
La palabra también puede ser entendida como una amalgama del prefijo griego hipo-, que significa "debajo", y del verbo krinein, que significa "decidir". Por ende, el significado original es dado como una deficiencia en la habilidad de decidir. Esta deficiencia, como pertenece a los ideales y sentimientos de uno mismo, explica el significado contemporáneo de la palabra.
 FOTOS PARA LA HISTORIA DE OCCIDENTE
La troupe: UE, Francia, Italia, Gran Bretaña, Rusia, Alemania, Libia, Egipto...

Gadafy con Tony Blair. 
Gadafi con José Mª Aznar. 
Gadafi con José Luis Rodríguez Zapatero. 
Gadafi con Nicolas Sarkozy. 
Gadafy con el rey Juan Carlos I. 
Gadafi con Silvio Berlusconi. 
Gadafi con Alberto Ruíz-Gallardón. 
Gadafi con Nelson Mandela. 
Gadafi con Barack Obama. 
Gadafi con Alá.
El asesinato de Muammar el Gaddafi, perpetrado ayer en su natal Sirte, marca el triunfo definitivo de la revuelta que empezó en Libia hace ocho meses y que fue desvirtuada, poco después de su inicio, por una masiva intervención militar de las potencias occidentales en la nación norafricana.
Lo que habría sido una insurrección popular democratizadora fue convertida en una incursión de saqueo neocolonial, alentada por la ambición de Estados Unidos y Europa ante los enormes recursos energéticos del territorio sirio, en un nuevo mercado de armamento y, presumiblemente, en una vasta oportunidad para los negocios de reconstrucción, a la manera de los realizados tras la invasión y destrucción de Iraq, cuyos contratos beneficiaron a las empresas y consultoras del entorno del ex presidente George W. Bush.
Por otra parte, está por verse si el heterogéneo Consejo Nacional de Transición (CNT) es capaz de reconstruir Libia, de gobernar con moderación, legalidad y soberanía, así como de emprender cambios reales en el país.
En otro sentido, la exhibición del cadáver del antiguo hombre fuerte de Libia en los medios occidentales, así como la omisión de que su muerte y la de muchos de sus hombres cercanos fueron homicidios injustificables, exhibe una vez más la doble moral de las democracias occidentales, las cuales siguen haciendo redituables negocios con sátrapas del mundo árabe no menos impresentables que Gaddafi, como los monarcas de Marruecos, Arabia Saudita y los emiratos petroleros del Golfo Pérsico.
Asimismo, al festejar el suceso, Estados Unidos y Europa omiten el hecho de que, hasta hace menos de un año, Gaddafi era recibido con cordialidad extrema por Barack Obama, José Luis Rodríguez Zapatero, Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi, y que hay señalamientos sobre el financiamiento de las campañas políticas de los dos últimos por parte del régimen depuesto.
Con tales antecedentes, es claro que el fin de la era de Gaddafi en la intervenida nación del Magreb no necesariamente representa un paso hacia la democracia, la paz y el desarrollo en Libia. Por lo pronto, el asesinato del gobernante es una expresión de barbarie y de hipocresía.

Gaddafi y la hipocresía de Occidente
Prensa Web RNV/Editorial La Jornada
24 Octubre 2011, 10:28 AM

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