HABLA UN PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA

Islandia, el camino que no tomamos
PAUL KRUGMAN 30/10/2011

Los mercados financieros están celebrando el pacto alcanzado en Bruselas a primera hora del jueves. De hecho, en relación con lo que podría haber sucedido (un amargo fracaso para ponerse de acuerdo), que los dirigentes europeos se hayan puesto de acuerdo en algo, por imprecisos que sean los detalles y por deficiente que resulte, es un avance positivo.
Pero merece la pena retroceder para contemplar el panorama general, concretamente el lamentable fracaso de una doctrina económica, una doctrina que ha infligido un daño enorme tanto a Europa como a Estados Unidos.
La doctrina en cuestión se resume en la afirmación de que, en el periodo posterior a una crisis financiera, los bancos tienen que ser rescatados, pero los ciudadanos en general deben pagar el precio. De modo que una crisis provocada por la liberalización se convierte en un motivo para desplazarse aún más hacia la derecha; una época de paro masivo, en vez de reanimar los esfuerzos públicos por crear empleo, se convierte en una época de austeridad, en la cual el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan drásticamente.
Nos vendieron esta doctrina afirmando que no había ninguna alternativa -que tanto los rescates como los recortes del gasto eran necesarios para satisfacer a los mercados financieros- y también afirmando que la austeridad fiscal en realidad crearía empleo. La idea era que los recortes del gasto harían aumentar la confianza de los consumidores y las empresas. Y, supuestamente, esta confianza estimularía el gasto privado y compensaría de sobra los efectos depresores de los recortes gubernamentales.
Algunos economistas no estaban convencidos. Un escéptico afirmaba cáusticamente que las declaraciones sobre los efectos expansivos de la austeridad eran como creer en el "hada de la confianza". Bueno, vale, era yo.
Pero, no obstante, la doctrina ha sido extremadamente influyente. La austeridad expansiva, en concreto, ha sido defendida tanto por los republicanos del Congreso como por el Banco Central Europeo, que el año pasado instaba a todos los Gobiernos europeos -no solo a los que tenían dificultades fiscales- a emprender la "consolidación fiscal".
Y cuando David Cameron se convirtió en primer ministro de Reino Unido el año pasado, se embarcó inmediatamente en un programa de recortes del gasto, en la creencia de que esto realmente impulsaría la economía (una decisión que muchos expertos estadounidenses acogieron con elogios aduladores).
Ahora, sin embargo, se están viendo las consecuencias, y la imagen no es agradable. Grecia se ha visto empujada por sus medidas de austeridad a una depresión cada vez más profunda; y esa depresión, no la falta de esfuerzo por parte del Gobierno griego, ha sido el motivo de que en un informe secreto enviado a los dirigentes europeos se llegase la semana pasada a la conclusión de que el programa puesto en práctica allí es inviable. La economía británica se ha estancado por el impacto de la austeridad, y la confianza tanto de las empresas como de los consumidores se ha hundido en vez de dispararse.
Puede que lo más revelador sea la que ahora se considera una historia de éxito. Hace unos meses, diversos expertos empezaron a ensalzar los logros de Letonia, que después de una terrible recesión se las arregló, a pesar de todo, para reducir su déficit presupuestario y convencer a los mercados de que era fiscalmente solvente. Aquello fue, en efecto, impresionante, pero para conseguirlo se pagó el precio de un 16% de paro y una economía que, aunque finalmente está creciendo, sigue siendo un 18% más pequeña de lo que era antes de la crisis.
Por eso, rescatar a los bancos mientras se castiga a los trabajadores no es, en realidad, una receta para la prosperidad. ¿Pero había alguna alternativa? Bueno, por eso es por lo que estoy en Islandia, asistiendo a una conferencia sobre el país que hizo algo diferente.
Si han estado leyendo las crónicas sobre la crisis financiera, o viendo adaptaciones cinematográficas como la excelente Inside Job, sabrán que Islandia era supuestamente el ejemplo perfecto de desastre económico: sus banqueros fuera de control cargaron al país con unas deudas enormes y al parecer dejaron a la nación en una situación desesperada.
Pero en el camino hacia el Armagedón económico pasó una cosa curiosa: la propia desesperación de Islandia hizo imposible un comportamiento convencional, lo que dio al país libertad para romper las normas. Mientras todos los demás rescataban a los banqueros y obligaban a los ciudadanos a pagar el precio, Islandia dejó que los bancos se arruinasen y, de hecho, amplió su red de seguridad social. Mientras que todos los demás estaban obsesionados con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso unos controles temporales a los movimientos de capital para darse a sí misma cierto margen de maniobra.
¿Y cómo le está yendo? Islandia no ha evitado un daño económico grave ni un descenso considerable del nivel de vida. Pero ha conseguido poner coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables; la red de seguridad social ha permanecido intacta, al igual que la decencia más elemental de su sociedad. "Las cosas podrían haber ido mucho peor" puede que no sea el más estimulante de los eslóganes, pero dado que todo el mundo esperaba un completo desastre, representa un triunfo político.
Y nos enseña una lección al resto de nosotros: el sufrimiento al que se enfrentan tantos de nuestros ciudadanos es innecesario. Si esta es una época de increíble dolor y de una sociedad mucho más dura, ha sido por elección. No tenía, ni tiene, por qué ser de esta manera.
PAULKRUGMAN
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel 2008. 2001. New York Times Service. Traducción de News Clips.

YA SOMOS 7.000 MILLONES

7.000 millones y mucha hambre
Por: José Ignacio Torreblanca. 31 de octubre de 2011
 
Hoy 31 de octubre de 2011 está previsto que la población mundial alcance los 7.000 millones de personas. Si pusiéramos a todas ellas en fila, daríamos la vuelta al planeta 133 veces. Este vídeo de National Geographic nos ofrece en menos de tres minutos las grandes cifras que nos ayudan a enfocar el debate sobre el crecimiento de la población y sus límites. Impresiona ver el ritmo al que crecemos: en el año 1800 éramos sólo 1.000 millones; tardamos 130 años en llegar 2.000 en 1930; pero sólo 30 más en llegar a los 3.000, lo que hicimos en 1960; luego a los 4.000 en 1974; a los 5.000 en 1987; a los 6.000 en 1999 y a los 7.000 en 2011.
La preocupación surge del hecho de que, hoy por hoy, no estamos en condiciones de alimentar a esos 7.000 millones de personas. Casi 1.000 millones de personas (925) pasan hambre, una cifra que no sólo no se ha reducido en los últimos años sino que ha aumentado en 100 millones como consecuencia del encarecimiento de los alimentos que sufrimos desde 2007.
Las razones por las que un séptimo de la población mundial pasa hambre son objeto de debate. A un extremo están los que consideran que se trata sólo de un problema científico-tecnológico. Con ese diagnóstico en la mano, la conclusión es que debemos investigar qué tecnologías nos ayudarían a producir más y mejor, incluidos fertilizantes más poderosos y modificaciones genéticas en las cosechas. Al otro extremo están los que consideran que el problema no es la cantidad de alimentos que se producen sino la inequidad e ineficiencia en su distribución: globalmente, se tiran a la basura 1.300 millones de toneladas al año (incluso en la India, el 40% de las cosechas se pierden en el proceso de recogida y distribución). Una vez más, la Fundación Gates es objeto de criticas desde el sector agro-ecologista por su apoyo a la investigación en alimentos modificados genéticamente.
Los críticos, entre los que se encuentra Olivier de Schutter, representante especial de la ONU para el derecho a la alimentación, dicen que no es un problema exclusivamente tecnológico ya que con las tecnologías actuales se podría alimentar de sobra a 7.000 e incluso a los 9.000 millones de personas que poblarán la tierra en el 2045. El problema es la inequidad, una inequidad que se genera tanto en la política, puesto que el hambre es recurrente en los Estados autoritarios, frágiles o fallidos, como en unos mercados mal regulados que, bajo incentivos perversos, están encareciendo los alimentos vía la especulación con los precios (según el Parlamento Europeo, la especulación financiera es responsable del 50% del incremento de los precios de los alimentos).
También señalan con el dedo a las consecuencias no intencionadas de la ayuda alimentaria a los países más pobres, que destruye el tejido agrícola y expulsa del mercado a los agricultores más pobres con el consiguiente abandono de tierras precisamente allí donde más se necesita incrementar la producción local. Como señala un reciente informe sobre Especulación financiera y crisis alimentaria (“Descargar Especulación financiera y crisis alimentaria”), tanto la FAO como la OCDE opinan que las presiones sobre los precios agrícolas son estructurales y que “la época de la comida barata se ha acabado”.
Podemos seguir creciendo, sí, y produciendo alimentos para todos, pero no parece que seamos capaces de hacer que lleguen a todo el mundo, ni de generar las estructuras políticas y de mercado que lo hagan posible. Seamos los que seamos, un séptimo parece estar condenado a pasar hambre si no cambiamos esas estructuras.

domingo, 30 de octubre de 2011

EL MISTERIO DE LA CAZA

Nunca me ha gustado la caza, aunque podría entenderla siempre que se trate de supervivencia; la caza mayor, como deporte, me produce un rechazo intenso, no la entiendo en absoluto. Y más cuando los cazadores se jactan constantemente de amar a los animales. Peor me lo ponen, los aman pero los matan.
Estaba leyendo un profuso artículo en el Vanity Fair sobre el nieto de Franco, de igual nombre y apellido, donde se nos muestra su casa llena de trofeos cinegéticos: el cráneo de un elefante como motivo ornamental de una fuente, patas de leones como ceniceros, colmillos, cuernos y todo tipo de hortera parafernalia similar. Ahora, recuerda este señor, del que ignoro la razón para hacerle un reportaje -parece que lo único que ha hecho en la vida es matar animales y ser nieto de un dictador-, todos los trofeos lo son de cacerías, como debe ser.
¿Los animales se aparecerán una vez muertos como los fantasmas de los castillos escoceses?  Si es así muchos deben vivir en horribles mansiones como éstas.

TOSCA EN TENERIFE

Llego a casa ahora después de disfrutar de una estupenda Tosca en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife (la Calatravada). Una versión de la ópera algo dura y muy cinematográfica, ambientada en la Roma ocupada por los nazis durante la 2ª Guerra Mundial, con unos interesantes decorados, una buena soprano como Flora Tosca y un magnífico Mario Cavaradossi en la voz del canario Jorge de León, al que hacen cantar todo el tercer acto tirado en el suelo sin moverse, aria "E Lucevan Le Stelle", vulgarmente conocido como "El adiós a la vida". De este tenor se oirá hablar, de eso estoy seguro.
Tosca. Nicola Beller Carbone, soprano
Cavaradossi. Jorge de León, tenor
Scarpia. Alberto Mastromarino, barítono
Sagristano. Giovanni Bellavia, barítono
Angelotti. Alberto Feria, bajo
Spoletta. Juan Manuel Padrón, tenor
Sciarrone. Jeroboam Tejera, bajo-barítono
Carceriere. Javier Jonás, bajo
Roberti. Badel Albelo, tenor
Pastorcillo. Ruth González, soprano
Coro del Festival de Ópera de Tenerife
Coro de Voces Blancas del Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife.
Gianluca Martinenghi, director
Juan Ignacio Oliva, director de coro
Fausto Regis, director invitado de coro
Juan Ramón Vinagre, director coro infantil
Giulio Zappa, maestro repetidor
Giancarlo del Monaco, director de escena
Daniel Bianco, escenógrafo y diseño de luces
Jesús Ruiz, figurinista
Marco Berriel, ayudante del director de escena
Luis López, Regidor y Maestro de luces
Nueva producción del Festival de Ópera de Tenerife en coproducción con los teatros:
Calderón de Valladolid
Villamarta de Jerez
Auditorio El Baluarte de Pamplona
Opéra de Lausanne
Jorge de León
Tenor
Nacido en Santa Cruz de Tenerife, realizó sus estudios superiores de canto en el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife. En la actualidad trabaja la voz con Alfonso G. Leoz.
En el año 1998 ganó el primer premio en el IV Concurso Nacional Villa de Abarán ‒Murcia‒. En 2004 Gana el I Premio Gayarre ‒X edición‒ y, en 2005 el II Segundo Premio Jaume Aragall.
Desde entonces ha tenido una gran actividad tanto en España como en Europa. Ha interpretado los siguientes títulos: Doña Francisquita, La Bruja, Gianni Schicchi ‒su debut operístico en Tenerife‒, Lucia di Lammermoor, Andrea Chénier, el Miserere de H. Eslava, Macbeth, Il Tabarro, La vida breve, West Side Story, Marina, Aida, Carmen y Cyrano de Bergerac ‒Christian‒ junto a Roberto Alagna. Recientemente ha interpretado Carmen en Murcia y ha tenido un gran éxito con Andrea Chénier en el Teatro Real de Madrid y La vida breve y Cavalleria Rusticana dirigidas por Lorin Maazel en Valencia.

EL TEATRO INTRACTIVO, ELVIRA LINDO, PACO Y MARÍA

Me encuentro en las páginas de EL PAÍS de hoy un divertido y ameno artículo de Elvira Lindo en su columna "Don de gentes", titulado Paco y María. En él empieza hablando de su fobia a la participación del espectador en el teatro. Yo no puedo estar más de acuerdo con ella. Acudí a una obra de La Cubana hace algunos años, "Bésame negro", creo recordar, y durante la obra los actores llegaban a subir a parte de los espectadores y los disfrazaban de Carmen Miranda. Para colmo estaba sentado con mi amiga Loli, que alucinaba con la compañía, y que no paraba de levantar el brazo gritando ¡a mi! ¡a mi!, mientras yo me iba hundiendo en el sillón cada vez más. Esa fue mi terrorífica primera experiencia, sumada a algunos monólogos, La Fura, etc., donde los actores siguen empeñados en el teatro interactivo, esto es hacer partícipe al espectador de lo que llí sucede. Ahora, cuando me llaman para ir a una obra siempre pregunto, ¿participa el espectador? Si la respuesta es afirmativa me quedo en mi casa muy feliz.
Paco y María
ELVIRA LINDO 23/10/2011

No sé si he afirmado en algún artículo anterior que estoy radicalmente en contra de la participación del espectador en el teatro. Discúlpenme si me repito, tras quince años de crónicas es normal que una saque a pasear de vez en cuando sus obsesiones, y la obsesión de que alguien me saca a un escenario sin que yo quiera es algo que me persigue hasta en sueños. Eso mismo le explicaba la otra noche a un muchacho que medio en bolas me acompañaba hasta mi asiento en un cabaré que daba en llamarse The hole en el viejo teatro Calderón (el que ahora se llama como una marca de helados). Le decía al muchacho, que era el acomodador pero no llevaba traje sino capa y taparrabos, "mira, yo no quiero que se me siente nadie encima". Viendo que me habían elegido un asiento nada más y nada menos que en el mismo escenario tuve que repetirlo con violencia y hasta dar mis credenciales, "las cronistas no podemos interactuar con los actores, te lo advierto". Una vez que me hube asegurado de que nadie se nos acercaría, ni a mí ni a mi hermana, que es una mujer mucho más decente que yo (dónde va a parar), me quedé casi tranquila. Después de tomarme un gin and tonic más tranquila todavía. Si estaba allí no era para ver tetas y culos, porque las tetas y los culos están a la orden del día, sino para reírme con Paco León, ese cómico español del que siempre me acuerdo cuando visito el Metropolitan, porque es idéntico a uno de los retratos de El Fayum, de cuando Egipto era provincia romana. Cada vez que pasamos delante del rostro del jovencillo de pómulos marcados, pelo acaracolado y ojos enormes de párpado almendrado, pensamos, mira, Paco León. Y nos lo decimos, "mira, Paco León". Se parece tanto a ese antiguo que da la impresión de que el joven egipcio va a echarse de pronto a reír y a decirnos, coño, que soy Paco. Y es que Paco es un clásico, un clásico del humor de todos los tiempos. El único que puede convencerme a mí de subirme a un escenario, como la otra noche, que me sentó en un butacón en primera línea, expuesta a que un bailarín me pusiera el culo en la nariz ?como así ocurrió?, aunque debo decir que yo reaccioné como Dios manda, poniendo la mano en uno de los cachetes escasillos del joven, que es una cosa que al público le da mucha risa. Y es que de todos es sabido que el gin and tonic despierta el ingenio. Paco León, el del Metropolitan, salió al escenario con una rata. Sí, con una rata. Con una rata gorda y de rabo largo puesta encima de una mesita alta. Paco le dedicaba un monólogo de amor a la rata. Cuando estaba terminando su declaración la rata hacía amagos de saltar al escenario y yo hacía amagos de saltar al patio de butacas. Nunca he tenido tan cerca una rata. Dejando a un lado las que se te cruzan por la calle en Nueva York o esas ratas blancas de ojos rojos que mi amigo Lorenzo estimula en su laboratorio de NYU, aunque dichas ratas están dentro de sus jaulitas, como debe de ser. Las ratas son más listas que el hambre. La rata de Paco León estaba amaestrada, por supuesto, pero además la jodía rata se había aprendido de memoria el monólogo, cosa de la que muchos columnistas del periódico seríamos incapaces (y hasta algunos actores), y por eso quería saltar, porque sabía que había llegado el momento de hacer mutis. Por fortuna, Paco se adelantaba al salto de la rata, la tomaba en sus brazos y la arrullaba. En el intermedio Paco se me acercó y me abrazó, con los mismos brazos y las mismas manos con que había abrazado a su rata. Sentí un escalofrío, a qué negarlo, pero pensé que una mujer que le dice a un hombre, "lávate las manos antes de tocarme", no merece ser amada. Paco dejaba esa misma noche el cabaré para irse a rodar un documental sobre su madre, su hermana, la actriz María León, y él. Esa madre tiene que tener mucho arte verbal para haber parido a dos cómicos tan grandes. Paco me lo ha dicho alguna vez, "mi madre habla con metáforas". El verano pasado conocí en persona a María León. María se parece también a uno de los personajes retratados en las tumbas de El Fayum: ojos enormes de párpado almendrado, pómulos marcados. La próxima vez que pase por delante de su retrato en el Metropolitan, diré, mira, María León. El otro día, además, la vi en La voz dormida, y aún tengo en mi memoria su presencia llena de gracia. No hay ahora mismo en el cine español una actriz tan guapa que al mismo tiempo sepa representar con ese encanto a una chica de pueblo: sin abaratar el lenguaje popular, sin hacerse la tonta, sin ser ordinaria, sin exagerar acentos. Ojalá que la vida le brinde papeles a su altura. No sé si la película está bien. Por suerte, no me dedico a la crítica de cine y hablo solo de lo que me gusta. Y lo que me gusta en esa película es lo que le pasa a ella. Solo por eso merece la pena pagar la entrada. Tampoco sé si me gustó el cabaré de la otra noche. Por suerte, no me dedico a la crítica teatral, pero solo por Paco mereció la pena compartir escenario con una rata. Bueno, y también me gustó una acróbata muy gorda vestida de Marilyn Monroe. Hay que ser muy poco sensible para no disfrutar viendo a una mujer muy gorda volando por los aires. Y hay que ser de hielo para no derretirse con esos dos clásicos, María y Paco, paridos por la misma madre.

ZORRA, CUESTIÓN SEMÁNTICA

Como algunos de ustedes sabrán a estas alturas, el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ha dictado una sentencia en la que afirma que llamar "zorra" a una mujer no es delito, ni falta, ni nada porque quien usa ese adjetivo en realidad quiere decir que dicha mujer es astuta y sagaz. He aquí el escrito que le ha remitido una ciudadana:

"Estimado juez Del Olmo: Espero que al recibo de la presente esté usted bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de alerta como es habitual en Su Señoría...
El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle los hechos:
Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por la última sentencia de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la riqueza semántica de nuestra querida lengua castellana, mi querida tía abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial "que te den, cabrito".
Como una hidra, oiga. De poco me ha servido explicarle que la buena de la tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus grandes dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes a espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un deseo de buena voluntad. El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no ha especificado a cuál de sus múltiples acepciones se refería, y ha enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y a los de la tía abuela, que le despedía señalando hacia arriba con el dedo corazón de su mano derecha con la evidente intención de saber hacia dónde soplaba el viento.
Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está intentando colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de sonrisa fácil- llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno -expresado con la intención de destacar que es hombre tozudo, a la par que trabajador- de mi vecino lo de que las palabras no siempre significan lo que significan, y le muestre de primera mano esa magnífica sentencia suya en la que determina que llamar zorra a una mujer es asumible siempre y cuando se diga en su acepción de mujer astuta.
Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal, pondrá todo lo que esté de su mano para que mi vecino y otros carroñeros como él -dicho en el sentido de que son personas que se comen los filetes una vez muerta la vaca - entren por el aro y comprendan que basta un poco de buena voluntad, como la de mi tía abuela Felicitas, para transformar las agrias discusiones a gritos en educados intercambios de descripciones, tal y como determina usted en su sentencia, convirtiendo así el mundo en un lugar mucho más agradable.
Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus pies y a los de su señora)."

SÍ, LO QUE TÚ QUIERAS, PERO SIGUEN CAZANDO BALLENAS

La ópera de Oslo
ALFREDO CÁLIZ. 28-10-2011
La Ópera de Oslo es el edificio icono de la nueva Noruega, un país que disfruta su independencia, estabilidad y bienestar, y que no está dispuesto a alterarse por el brutal atentado del pasado julio.
El manual de la buena vida
JESÚS RODRÍGUEZ 30/10/2011

Es el país que mejor funciona de Europa. Crece, no tiene paro, su deuda es mínima y está en cabeza de las clasificaciones sobre desarrollo humano. Es una sociedad que ha reconciliado el individualismo de sus habitantes con una idea de proyecto en común. Y ha triunfado. El petróleo ha hecho el resto. El atentado del mes de julio indica que la integración de la inmigración es su asignatura pendiente. Así es la potencia más silenciosa.

Sencilla en su complejidad como ocurre siempre en la arquitectura nórdica; alzada sobre el mar; inmersa en un inmaculado parque de adoquines sembrado de violetas en el que cuando surge un despistado rayo de sol brota una marea de bebés y pensionistas en atuendo deportivo; con nueve siglos de historia, la catedral luterana de Stavanger, en la costa suroeste de Noruega, está considerada la más antigua del país. Su interior, mudo, pulcro, sobrio, sin imágenes, en el que las viejas tablas del suelo crujen bajo los pasos de los fieles, es el mejor reflejo del frugal estilo escandinavo de interpretar la vida, donde el lujo y el alarde son un pecado cívico y moral. El negro y el gris son los colores de este país: de su cielo gran parte del año; del salvaje mar del Norte; de la discreta ropa de su gente; de las rancheras suecas y alemanas; de las calles de Oslo. El negro y el gris mimetizan a los noruegos con su entorno, los uniformizan y hacen que sea difícil detectar la diferencia de clases. "No pienses que eres especial", rezaba la filosofía igualitarista del país.
Este centenario templo de Stavanger encierra otra metáfora del alma de Noruega. No tiene rígidos bancos corridos de madera como en las iglesias católicas donde los devotos se amontonan codo con codo. Aquí cada fiel ocupa una amplia e idéntica silla individual de asiento mullido con un pequeño espacio para que descanse el breviario sin molestar al vecino. Cada silla es una isla. No hay contacto físico entre los devotos. Si la vista desciende un poco, se percibe que todas están unidas con abrazaderas metálicas. Cada silla ocupa su propio espacio, pero es imposible separarla de su fila.
Juntos, pero no revueltos. Así son los noruegos. Un pueblo que, más allá de la riqueza que le proporciona el mar, sus bosques y el petróleo, ha basado su éxito económico y social en reconciliar su individualismo, herencia de un pasado de pescadores y campesinos aislados en cabañas de madera y en contacto íntimo con una naturaleza bella y dura; pobres, libres, puritanos y autosuficientes, con el extremo opuesto: con un profundo sentido comunitario que apuesta por el bien de todos, la igualdad, la solidaridad y, sobre todo, la confianza en el Estado niñera, que se ocupa sin grietas aparentes del bienestar de sus ciudadanos a través de las más generosas y antidiscriminatorias prestaciones sociales del planeta. Al tiempo, regula extensas parcelas de la vida de los noruegos (su educación, salud, pensiones, relaciones laborales y distribución de la riqueza) sin que a nadie parezca molestarle.

En Noruega, el servicio militar es obligatorio, y el 95% de las escuelas, públicas. El IVA alcanza el 25%. El petróleo es de propiedad estatal. Y los buenos estudiantes reciben generosos préstamos del Estado para matricularse en las mejores universidades del mundo. El Estado controla hasta el consumo de alcohol, cuyo monopolio ostenta a través de la red de tiendas Vinmonopolet, únicos comercios en Noruega donde se pueden comprar licores de más de 4,75 grados a un precio hasta tres veces más caro que en España. Una de las aficiones favoritas de los noruegos es saquear de bebidas alcohólicas y cartones de cigarrillos los anaqueles de las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos en cuanto salen de su país. Una botella de whisky es un regalo siempre bien recibido en un hogar noruego. Sus anfitriones le acogerán descalzos, risueños, rodeados de niños, con una tarta casera y expresándose en un inglés perfecto.
Al mismo tiempo que el sueño igualitario del Estado de bienestar, acuñado tras la II Guerra Mundial y que ha estructurado desde entonces la convivencia en Europa (con partidos democristianos o socialdemócratas en el poder) se pone en cuestión ante el avance del neoliberalismo y por la crisis financiera, Noruega, una de las inventoras del sistema del bienestar, lucha por continuar en esa dirección; está en su ADN; navega por libre, como hace mil años, cuando sus antepasados vikingos se lanzaban al mar a tumba abierta en sus drakkar hacia Reino Unido, América (aún sin descubrir) y Bizancio. Noruega no ceja. Representa una equilibrada mezcla de capitalismo y colectivismo. De mercado y planificación, idealismo y realismo, neutralidad y afán de influencia, ingenuidad y estrategia. La cuestión es dar para recibir. "Soy generoso con mis impuestos porque el Estado es generoso conmigo". Un contrato entre la comunidad y el individuo que dura hasta la muerte. "Somos ciudadanos libres e iguales en la misma dirección", me dirá un sindicalista. En Noruega tiene más responsabilidad el que más tiene. Y no es difícil saber quién es. La información sobre los ingresos de cada ciudadano es pública a través de Internet.
Noruega camina discreta y sin aspavientos por esa tercera vía que le ha convertido en una potencia silenciosa; un próspero Estado ni emergente ni emergido que ocupa desde hace 30 años la primera posición en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Sus niveles de desempleo son anecdóticos; su renta por habitante, la mayor del planeta; su crecimiento, tras tres ejercicios titubeantes, se acercará este año al 3%; su deuda soberana es la más sólida del planeta, y tiene una completa paridad de género por ley tanto en el sector público como en el privado. Arnie Hole, directora general de Infancia, Igualdad e Inclusión Social, nos confirma que su ministerio tiene un presupuesto de 5.000 millones de euros (mil euros por habitante) "más que la suma de los ministerios de Pesca, Agricultura y Cultura juntos". El Estado de bienestar llega hasta el diseño y la arquitectura, que, según regula el Gobierno, debe "elegir soluciones ecológicas y energéticamente sostenibles, ser de buena calidad, promovida por el conocimiento y la competencia y visible internacionalmente". El Estado se reserva el papel de "salvaguardar el entorno cultural y velar por la herencia arquitectónica". Es una declaración de principios. Cuando pregunto a Andreas Vaa Bermann, arquitecto y director de la Fundación para la Promoción de la Arquitectura Nórdica, cuál es el objetivo del diseño en este país, contesta como un relámpago: "Mejorar la vida de la gente".

Noruega no se parece a nada; tampoco al resto de los Estados nórdicos, bajo cuyo yugo transcurrió parte de su historia. Los noruegos aún arrastran cierto complejo de inferioridad hacia sus vecinos. Aliviado en las últimas décadas por el bálsamo de los petrodólares. Hasta los años setenta, Noruega era el hermanito pequeño de Escandinavia. Unos campesinos aislados. "Lo que más deseaba un noruego era tener un Volvo con un chófer sueco", explica una profesora de la capital. "En parte lo hemos logrado; todos los camareros de Oslo son suecos; cobran más que en su país (no menos de 2.000 euros), y son más mundanos que nosotros".
Los noruegos no fueron tan cosmopolitas como los daneses ni tuvieron la tradición industrial y militar de los suecos; no tuvieron colonias ni participaron en guerras. En torno a esas pacíficas señas de identidad, Noruega iría acuñando una marcapaís de Estado frío, fiable y eficaz. Gracias a esa imagen ha conseguido una influencia internacional superior a su peso real. Noruega se ha convertido en el donante más generoso en cooperación internacional y un eficaz actor en la resolución de conflictos internacionales, como ocurrió en 1993 con los Acuerdos de Oslo, entre Arafat y Rabin con Bill Clinton de testigo, que se negociaron en secreto en la sede del FAFO, un think tank socialdemócrata. O, más recientemente, con la ex primera ministra laborista Gro Harlem Brundtland, muy activa en el proceso de paz del País Vasco.
Noruega ha seguido siempre su camino. En los mismos días en que estallaban los totalitarismos en Europa a comienzos del siglo XX, abolía la pena de muerte y se convertía en la sede del Nobel de la Paz. El primer rey del nuevo Estado, Haakon VII, exigió antes de ocupar el trono un referéndum para que el pueblo dijera si le quería; ganó; cuando tuvo que nombrar en los años veinte un primer ministro de izquierdas, profirió una frase que su pueblo recuerda con orgullo: "Soy también el rey de los comunistas".
El mar se convirtió pronto en su motor industrial gracias a la pesca y el transporte marítimo, unido a la generación de electricidad debido al gran caudal de agua dulce del país. Los noruegos se especializaron en diseñar barcos capaces de afrontar las peores condiciones y en la construcción de obras públicas. Viajar por la irregular y bellísima geografía del país supone atravesar decenas de estilizados puentes inmersos en la naturaleza, túneles interminables y navegar en sofisticados ferries sólidos como rompehielos. Ese dominio de la ingeniería le resultaría esencial cuando descubriera petróleo como embrión para desarrollar una industria nacional y no echarse en los brazos de las multinacionales. Hoy, Noruega, además de crudo, exporta conocimiento e innovación.
Su camino ha sido diferente al del resto de los países nórdicos. Para empezar, los noruegos optaron en dos referendos, en los años setenta y noventa, por dar la espalda a la Unión Europea (a la que sí pertenecen Finlandia, Suecia y Dinamarca). Ellos dicen que fue para salvaguardar sus cuotas de pesca y agricultura; lo que realmente querían defender era una soberanía nacional que no habían conseguido hasta zafarse en 1905 de Suecia en un pulso que ganaron sin pegar un tiro. Noruega es un pueblo viejo, pero un Estado joven. Empapado de romanticismo nacionalista. Celoso de sus tradiciones. A la primera de cambio, sus habitantes se lanzan a la calle ataviados con trajes regionales y la bandera nacional ondeando en la mano.
Dentro de esa línea de reafirmación nacional, los noruegos han defendido con ardor su modelo de sociedad frente a las instituciones europeas. Están, pero no están. No son miembros de la Unión Europea, pero forman parte del Espacio Económico Europeo. Han vuelto a poner en valor su particular visión de la sociedad y ese camino les ha mantenido a salvo de la recesión y los estertores del Estado de bienestar. La riqueza petrolera que engrasa toda la economía del país les hace reafirmarse en esa tercera vía; les proporciona 200.000 empleos y la mitad de sus exportaciones. Y un papel global: Noruega ya es el segundo exportador de gas y el tercero de crudo a nivel planetario.
No quieren cambiar. No lograron hacerlo los nazis a lo largo de una cruel invasión y administración del país durante cinco años a través del gobierno de un noruego títere (que hoy ningún noruego quiere recordar); ni los soviéticos, que les liberaron de Hitler para retirar a continuación su ejército sin exigir nada a cambio. Noruega, que tiene frontera con Rusia, fue el único Estado que Stalin no absorbió tras ocuparlo militarmente. Sin embargo, en 1948, un Gobierno de izquierdas anclaba la seguridad de Noruega a Occidente ingresando en la OTAN. Demostraban que su especialidad era navegar por aguas turbulentas. "Estar en la OTAN era una cuestión de subsistencia como país", explica un diplomático. "Teníamos a la URSS sobre nuestras cabezas y necesitábamos sentirnos seguros y dedicarnos a reconstruir el país, que estaba destrozado tras la guerra y con un 30% de desempleo. Estábamos con Estados Unidos en la Alianza, pero al tiempo nos negábamos a que la España de Franco entrara en la ONU. Teníamos una economía muy regulada y dirigida por el Estado. Éramos muy rojos".
Noruega representa un modelo irrepetible de sociedad nacido del aislamiento de una población escasa (cinco millones en un territorio con un tamaño de más de la mitad del de España) y homogénea en raza, cultura, religión y forma de vida (en los años setenta, un 94% de los ciudadanos eran de origen noruego, y un 86%, de religión protestante), cohesionada a través de un pasado de opresión por parte de sus vecinos y con una gran riqueza en recursos naturales. Con ese escenario uniforme y la omnipresencia del Estado, que regulaba las relaciones laborales y se aseguraba de que antes que una ley llegara al Parlamento hubiera consenso entre las fuerzas políticas, el progreso no se hizo esperar. El modelo funcionó en Noruega mucho antes de encontrar petróleo. El problema llegaría a partir de los noventa con la avalancha de inmigrantes que iba a desequilibrar esa eficiente sociedad monocolor. Hoy, con un 12% de población de origen extranjero, la tradicional confianza del noruego hacia sus vecinos se ha comenzado a agrietar; las formaciones xenófobas, a crecer (como en el resto de países nórdicos), y el Estado de bienestar, a sufrir conmociones que no estaban previstas.

La iglesia luterana (la oficial en este país) hizo también su aportación a ese cóctel social que hoy se etiqueta como modelo noruego: su sentido frugal e igualitario de la vida inspirado en el trabajo duro y la responsabilidad. La comunidad protestante asumía un doble papel de solidaridad y de control del individuo. Una función que después adoptaría el Estado. La ética del trabajo tiene mucho que ver con el milagro noruego. Sus habitantes son profundamente competitivos, trabajan desde jóvenes y vuelan pronto del hogar paterno; a cambio, saben que cuentan con el colchón del Estado si vienen mal dadas. Los noruegos se necesitan. Todos deben trabajar. Todos tienen que ganar mucho dinero, pagar muchos impuestos y gastar mucho (en un país donde una cerveza cuesta diez euros). El pleno empleo es la espina dorsal del modelo. Trabajas y pagas impuestos para costear la educación de los jóvenes y las pensiones de los viejos, al igual que esos viejos financiaron con sus impuestos tu educación y esos jóvenes pagarán tus pensiones en el futuro. El sistema se basa en el empleo y la confianza. Los noruegos se consideran ciudadanos iguales que marchan en la misma dirección. Sin distinción entre hombres y mujeres. Todos deben trabajar desde jóvenes: hombres, mujeres e inmigrantes. Ganar lo mismo. Y pagar impuestos. Lo confirma la directora general de Igualdad, Arnie Hole: "La igualdad tiene un componente moral, pero el principal motivo es económico. Una economía moderna y competitiva necesita las mejores cabezas y manos sin mirar de qué raza o sexo son. No podemos permitirnos el lujo de perder los mejores talentos. Y no se trata solo de fijar cuotas, estas deben ir acompañadas de políticas sociales para reconciliar el trabajo y la vida familiar. Tenemos que apoyar a las mujeres; si no, el desafío por alcanzar las posiciones más altas de su profesión será todavía demasiado alto para ellas y los niños no nacerán. Y los niños deben nacer porque son una inversión de futuro. Ninguna mujer en Noruega debe ser forzada a elegir entre su familia y su carrera. Ese es aquí un valor básico. Hemos creado 10.000 guarderías; las mujeres pueden coger un año de permiso maternal con el 80% del sueldo (o 10 meses con el 100%), y los hombres, 12 semanas. Hemos conseguido que el 80% de las mujeres trabajen y, al mismo tiempo, que el 82% tengan hijos menores de 10 años. Ese es nuestro futuro".
A partir de esos elementos, los noruegos han construido una sociedad donde la distancia que separa a los ricos de los pobres es pequeña. Están convencidos de que la desigualdad es corrosiva y corrompe a las sociedades. Algunos dicen que Noruega es el último Estado socialista de Europa. La sede del Partido Laborista, inspirador del modelo noruego desde los años treinta, en el número 2 de la Youngstorget de Oslo, parece confirmarlo con su estilo arquitectónico limítrofe con el realismo soviético. Como en Noruega casi todo encierra una paradoja, en el entorno de la simbólica sede de la izquierda noruega se da cita la juventud dorada noruega en los restaurantes de moda.
¿Es Noruega el último Estado socialista de Europa? Ante la pregunta, el ministro de Finanzas, el laborista Sigbjørn Johnsen, sonríe y pasa a otro tema. Al final de la entrevista, su director de comunicación pone las cosas en su sitio con gesto helado: "Socialistas, sí, pero democráticos".
Recorriendo los pasillos art nouveau del edificio del Gobierno hasta llegar a la oficina de Johnsen, las ventanas del ministerio aparecen rotas y cubiertas por placas de contrachapado. Las puertas están fuera de sus marcos. La del despacho del ministro tiene un boquete en el centro. Todo el barrio gubernamental se encuentra en las mismas condiciones. Cercado y en obras. Atravesado por andamios. Estamos en la zona cero de Oslo. Los destrozos son resultado de la bomba colocada por el ultraderechista Anders Breivik el pasado 22 de julio; a consecuencia de la explosión, fallecieron ocho personas; a continuación, Breivik acabó a tiros con la vida de 69 jóvenes simpatizantes del Partido Laborista en la isla de Utøya. Suponía la mayor conmoción sufrida por este país desde la II Guerra Mundial. Hoy, sin embargo, los ciudadanos parecen decididos a olvidar la tragedia; algunos claveles marchitos sujetos a las vallas son el único rastro de aquellos terribles días de julio. Los noruegos están decididos a no variar su estilo de vida. En el barrio, la presencia policial es mínima y es posible acceder a algunos edificios oficiales sin pasar por un arco de seguridad. Se pueden pasar días en Oslo sin cruzarse con un policía. El ministro de Finanzas conjura la tragedia terrorista afirmando que los cimientos de la sociedad noruega siguen siendo el diálogo y el consenso. "Nadie va a acabar con eso. No vamos a cambiar. No vamos a quedarnos en casa. Ha sido un hecho terrible, pero aislado". Es la misma respuesta orgullosa que darán la mayoría de los noruegos a los que interrogo sobre las consecuencias del atentado del ultraderechista Breivik: "¡No vamos a cambiar!". Si se le pregunta al ministro si lleva escolta, responde con un guiño: "A veces sí y a veces no...".
Hasta el 23 de diciembre de 1969 Noruega creció gracias al sudor de sus ciudadanos. Ese día encontraron petróleo. Nadie lo esperaba. Lo llamaron "El regalo de Navidad del 69". Dos años más tarde comenzaba la producción. Los noruegos no sabían nada de petróleo. Aprendieron. La gestión de su riqueza petrolera es considerada un éxito económico y social. En tres décadas, Noruega se ha convertido en un país petrolero que da empleo a 200.000 personas, con una tecnología avanzada y que opera en cuarenta países del mundo. En Noruega, la riqueza del oro negro ha alcanzado a toda la sociedad. Lo confirma el sociólogo Jon Eric Dolvik: "Integrar en la economía doméstica noruega la economía del petróleo; lograr que repercutiera positivamente en la gente corriente y, al tiempo, fuera un negocio global, ha sido para nosotros un logro brutal; el petróleo se ha convertido en una gran fuerza productiva, en una bendición".
El objetivo del Estado noruego ha sido obtener el máximo valor económico del sector en su conjunto en comparación con lo que podría obtener por la simple venta del gas y el petróleo. Nada más descubrir crudo, el Gobierno noruego redactó los diez mandamientos del sector, que decían que el petróleo era propiedad de los noruegos; que el Gobierno tendría el control y la gestión de las operaciones; que el país necesitaba crear una industria propia; que el sector debía ser respetuoso con el medio ambiente y que ese descubrimiento debía proporcionar a Noruega un papel eminente en política exterior. Los mandamientos se han cumplido.
Noruega podía haberse convertido en un Estado holgazán, corrupto y opaco que sobornara a sus ciudadanos con bajos impuestos para comprar su silencio ante el despilfarro, el nepotismo y la falta de transparencia estatales en la gestión de los ingresos del oro negro, como había ocurrido en otros países productores, como las monarquías del Golfo, Irán, el Irak de Sadam, la Libia de Gadafi, la Venezuela de Chávez o la Rusia de Putin. Noruega eligió su camino. En cuanto los petrodólares comenzaron a fluir a finales de los ochenta, un Gobierno laborista creó el Fondo Gubernamental de Pensiones (más conocido como Fondo del Petróleo), donde serían depositados los ingresos y beneficios públicos del petróleo para ser invertidos en los mercados de todo el mundo (según un riguroso esquema ético de inversiones que proscribe a las empresas tabaqueras, nucleares, armamentistas y que emplean a población infantil). Con los beneficios del fondo se pagarían las pensiones de los noruegos cuando el petróleo dejara de fluir. Solo un 4% de los beneficios podría ir cada año a las arcas públicas para equilibrar el presupuesto del Estado. El resto, a la hucha común pensando en el Estado de bienestar de las generaciones venideras. "Eso es sostenibilidad real", afirma un alto funcionario.
El edificio del Banco de Noruega, el envoltorio de hormigón y cristal que aloja el Fondo del Petróleo, es el más bunkerizado de este país. Enfrente se encuentra el restaurante en el que trabajaba de camarera Mette-Marit Tjessem antes de convertirse en princesa. Para acceder al Fondo del Petróleo hay que atravesar un estrecho control de armas a través de una sofisticada y claustrofóbica cápsula; en una sala de contratación con el aire frenético de Wall Street, Dag Dyrdal, director de Estrategia, explica que el noruego es el primer fondo de pensiones público del mundo con 400.000 millones de euros en activos; tiene inversiones en 10.000 compañías y oficinas en Nueva York, Shanghái, Londres y Singapur. "Somos transparentes, fiables y miramos el mundo a largo plazo. Este fondo es el resultado de una sociedad democrática, abierta y responsable. Pensamos en perspectivas más largas que una legislatura. Esto no es de un partido o de otro". Lo confirma el ministro Johnsen: "El día que el petróleo decline, habremos sido capaces de construir algo para reemplazarlo".
Kårstø, la mayor planta de procesamiento y distribución de gas natural del mundo, situada en un entorno paradisiaco en la costa oeste del país y propiedad de la empresa pública Statoil, escenifica el poderío noruego. Un ingeniero de la compañía disfruta mostrándonos una bruñida tubería de un metro de diámetro que transporta gas a 12 millones de hogares en Alemania. "Ellos nos invadieron en la guerra y ahora nosotros les invadimos de forma pacífica. Somos un socio fiable, un país estable; todos quieren nuestro gas; compárenos con la rusa Gazprom o la argelina Sonatrach...".
Noruega se hizo muy rica. Y comenzó a atraer inmigración. Los noruegos, que habían emigrado históricamente, sobre todo a Estados Unidos, se convirtieron de la noche a la mañana en un país de acogida. Cuando se inició el boom del petróleo había en Noruega un 1,3% de inmigrantes; en 2000, un 5,5%; en 2009, un 8,8%. Este año, en torno al 13%. Primero fueron los nórdicos; luego, los latinoamericanos; más tarde, los balcánicos y centroeuropeos. Los últimos en llegar fueron los paquistaníes, iraquíes, somalíes y afganos. Con sus velos, chilabas, mezquitas y tradiciones. 200.000 personas de religión musulmana viven en Noruega. Un cambio que es evidente en el viejo barrio de Gronland, en Oslo, una ciudad en la que el 28% de los habitantes ya son de origen extranjero. Un shock de diversidad que nadie esperaba en este país uniforme que está suponiendo, según el sociólogo Jon Eric Dolvik, "el mayor reto al que nos hemos enfrentado. Necesitamos a los inmigrantes como fuerza de trabajo porque nuestra sociedad está cada vez más envejecida y, al mismo tiempo, aunque somos igualitaristas, nos cuesta aceptar comportamientos distintos a los nuestros. No somos una sociedad inclusiva; no es un problema religioso, sino cultural. Nos gusta como somos y no queremos cambiar. Tenemos miedo; nos ha ido muy bien y no sabemos si podremos mantener nuestro modelo con esa nueva población. Es urgente que integremos a la segunda generación de inmigrantes que han nacido aquí; que se formen y consigan buenos empleos. Deben trabajar y pagar impuestos para que continúe el Estado de bienestar. Somos interdependientes. Nos necesitamos".
La llegada del tsunami multicultural iba a tener una consecuencia inmediata en amplios sectores de la clase trabajadora noruega que habían votado tradicionalmente a la izquierda: iban a perder la confianza en el Estado. Por primera vez en su historia, cientos de miles de ciudadanos noruegos pensaron que esos inmigrantes que se cobijaban bajo el paraguas social noruego, que eran albergados en viviendas públicas, recibían 1.200 euros al mes por asistir a las clases de introducción en la lengua y cultura noruega y otros 700 por cada hijo, que se beneficiaban de sus guarderías, educación y sanidad, se estaban aprovechando de su generosidad. "Hasta ese momento, los noruegos éramos solidarios. Con la llegada de los inmigrantes, se empezó a extender la idea de que pagábamos mucho para que se beneficiaran esos extranjeros que no venían a trabajar, sino a vivir del cuento", explica una profesora universitaria. El resultado fue el rápido crecimiento, a partir de 1997, del Partido del Progreso, una formación en la que se mezclan el ultraliberalismo con el nacionalismo y la xenofobia y que comenzó a hablar en sus mítines de "una islamización silenciosa de Noruega" a la que "había que poner freno". El Partido del Progreso apostaba por un modelo noruego solo para los noruegos. Una sociedad a dos velocidades. Obtendría en las elecciones de 2009 un 23% de los votos, convirtiéndose en la segunda formación política tras los laboristas. La olla comenzaba a hervir. Anders Breivik, el asesino del 22 de julio, militó en ese partido. Tras el atentado, el Partido del Progreso perdería 10 puntos en las elecciones locales del pasado mes de septiembre, lo que parece que anticipa su decadencia. En cualquier caso, los líderes de opinión noruegos intentan conjurar la inquietante sombra del Partido del Progreso resaltando con displicencia la fortaleza del sistema noruego y resaltando que el Partido del Progreso "es democrático, y si quiere tener expectativas de gobernar debe estar dentro del sistema y asumir sus responsabilidades". "No vamos a cambiar", repiten. Es su obsesión. En Noruega se detecta incluso un alivio generalizado por que el asesino del 22 de julio fuera un noruego y no un inmigrante musulmán. Lo confirma un profesor en Oslo: "Dentro de la tragedia, tenemos que agradecer al destino que el terrorista fuera alguien de aquí y no un paquistaní de Al Qaeda. Si hubiera ocurrido eso, el sistema noruego, que se basa en la confianza, hubiera saltado por los aires. La sociedad se hubiera partido en dos. Al pensar que ha sido un noruego solo, loco, aislado, y que algo así no va a volver a pasarnos, y que, por tanto, no vamos a colocar un policía en cada esquina, estamos poniendo a buen recaudo nuestro modelo con vistas al futuro. Pero, lo queramos o no, la inmigración es la patata caliente del modelo noruego. Y tendremos que solucionarlo".
Tras rememorar la tragedia, los malos augurios se disipan sumergiéndose en la portentosa naturaleza de Noruega. Los fiordos, los bosques, el mar. Noruega es uno de los últimos territorios vírgenes de Europa, dotado de una belleza salvaje, donde el hombre ha logrado vivir en armonía con su entorno. Para el arquitecto Kjetil Thorsen, "en el diseño nórdico, la naturaleza es la fuente de inspiración". Thorsen es uno de los socios fundadores del estudio Snøhetta, al que da nombre la montaña más emblemática del país y que está en la cumbre de la arquitectura global. Kjetil proyectó la nueva Ópera de Oslo como un enorme glaciar surgiendo del fiordo. Ya es el edificio más emblemático de esa nueva Noruega que se enfrenta a retos diferentes sin perder de vista la tercera vía que le ha conducido al éxito. "Es un edificio democrático. ¿Por qué? Lo explico: hemos logrado que la cubierta de algo tan elitista como un palacio de la ópera sea pisada cada día por miles de ciudadanos. No es un edificio para los amantes de la ópera; es un edificio para todos. Ese es el modelo de país".

Sí, todo muy bien, pero siguen cazando ballenas.

A LAS 3, LAS 2

Cambio de hora: este domingo 30 de octubre a las 3:00 volverán a ser las 2:00

El día más deprimente del año, en el que las tardes se hacen más cortas y las noches comienzan a tornarse interminablemente más largas, ya está aquí: el día del cambio de horario de invierno.
Excepto para los más dormilones, que duermen una hora más de «regalo», y al curioso efecto «viaje al pasado en la máquina del tiempo», que permite epatarse durante un rato con que seamos capaces de manipular el tiempo a nuestro antojo (¡ja!) el resto no son todo ventajas. Hay una gran polémica sobre sus efectos, aunque no está claro hasta qué punto influye el cambio horario realmente – si es que acaso lo hace. Que si trastornos en los horarios y sistemas de control, dudosos ahorros energéticos, citas, reuniones, aviones y trenes perdidos por olvidos o descuidos, problemas de sueño, confusión entre los animales de granja, también en niños y bebés… Por no hablar del coñazo de cambiarle la hora a cinco o diez gadgets y olvidarte siempre de la maldita cámara de fotos.
Pero bueno, de momento es lo que marca la ley: este próximo domingo 30 de octubre de madrugada, cuando según la hora oficial sean las 3:00, hay que hacer que el reloj marque de nuevo las 2:00.
Al menos, al día siguiente… ¡Halloween!

sábado, 29 de octubre de 2011

JOYAS MUSICALES: THE RIVER

JEFF AEROSOL
The River es un doble álbum de estudio del músico estadounidense Bruce Springsteen, publicado por Columbia Records en 1980.
Las fuentes de The River se remontan a los comienzos de la carrera musical de Springsteen. "Independence Day", "Point Blank", "The Ties That Bind", "Ramrod" y "Sherry Darling" fueron descartadas de Darkness on the Edge of Town y habían sido interpretadas durante la gira de 1978. "Sherry Darling" y "The River" habían sido estrenadas en septiembre de 1979 en los conciertos de Músicos Unidos por la Energía Segura, con el segundo tema generando interés tras su inclusión en el documental de 1980 No Nukes.
En un principio, el álbum iba a adoptar una estructura sencilla, titulada The Ties That Bind y publicada a finales de 1979. Sin embargo, Springsteen observó que el sonido era demasiado popero, añadiendo nuevas canciones al álbum escritas posteriormente a "The River". Aún así, el álbum generó interés por la mezcla de diferentes registros musicales, a diferencia de la solemnidad de otros discos.
"Hungry Heart", compuesta en un principio para The Ramones, supuso el primer single de Springsteen en entrar en los diez primeros puestos de las listas de Billboard, alcanzando el puesto #5. El álbum supuso el primer número uno para Springsteen en Estados Unidos, vendiendo cerca de 1.600.000 copias en el país desde su publicación hasta las Navidades del mismo año.
El álbum fue seguido por una larga gira por Norteamérica y Europa entre 1980 y 1981. Algunas de las canciones incluídas en el álbum se convertirían en clásicos en sus conciertos, incluyendo "Cadillac Ranch", "Ramrod" y "Out in the Street".
Desde su publicación, The River ha sido certificado como quíntuple disco de platino por la RIAA, haciendo del álbum uno de los mayores éxitos en la carrera musical de Springsteen.
WIKIPEDIA

BANKSY EN LONDRES

Banksy regala una sátira del Monopoly en tres dimensiones a los 'indignados' de St. Paul
Carlos Fresneda (corresponsal). Londres

Banksy, el artista callejero más cotizado del mundo, ha regalado a los "indignados" de Londres una sátira en tres dimensiones del Monopoly. La obra ha quedado instalada entre las tiendas y a los pies de la catedral de St. Paul, mientras las autoridades londinenses deciden si emprender acciones legales para ordenar al desalojo.
La obra de Bansky consiste en el tablero con la mascota del Monopoly, Rich Uncle Pennybags, sentado en el centro, visiblemente arruinado y pidiendo limosna con su chistera. Junto a él, una casa roja con la pintada 'TOX', simboliza las hipotecas tóxicas. Las 'fichas', del coche deportivo a la bota plateada, representan elementos vinculados a la recesión.
Se calcula que la obra puede valer hasta 400.000 libras (más de 460.000 euros), teniendo en cuenta la cotización de Banksy, criticado precisamente en los últimos años por traicionar su espíritu de crítica social y producir arte para las corporaciones.
El elusivo artista no se ha dejado ver por St. Paul ni ha emitido comunicado alguno. Su acción se interpreta sin embargo como un intento de frenar el desalojo y reclamar la condición de atracción turística de la plaza.

Críticas de los periódicos
Los 'okupantes' han aprovechado el regalo impagable de Banksy para responder los ataques del Daily Mail y el Daily Telegraph, que aseguraron que el 90% de las 200 tiendas del campamento están vacías por la noche.
Los diarios han usado como prueba las imágenes de infrarrojos obtenidas por la policía, aunque las autoridades locales niegan haber sido la fuente de esa información.
En un comunicado difundido a la prensa, los responsables de OccupyLSX admiten que "es posible que no todas las tiendas estén ocupadas todas las noches", pero aseguran al mismo tiempo que "las vacantes son mínimas" y que por eso ha sido necesario habilitar un segundo campamento.
La catedral de St. Paul, entre tanto, sigue cerrada "por razones de salud y seguridad". El reverendo Richard Chartres, portavoz del templo, admite que las pérdidas diarias del templo superan las 16.000 libras. El alcalde Boris Johnson se ha reunido hoy con las autoridades eclesiásticas y locales y declarado a la salida: "Me han convencido. Los manifestantes se tienen que ir".

45

Los (45) últimos pasajeros del aeropuerto de Ciudad Real
Un vuelo a Barcelona cierra mañana la actividad comercial del primer aeródromo privado de España.- Un grupo de indignados planea una acampada de protesta en las instalaciones.
PILAR ÁLVAREZ. Madrid 28/10/2011
 
El aeropuerto de Ciudad Real tendrá mañana su último vuelo programado con destino a Barcelona. A las tres menos cuarto de la tarde despegará el avión de la compañía Vueling en el que viajarán 45 pasajeros (el pasaje posible asciende a 180). Tras su salida, el primer aeropuerto privado de España quedará reservado a vuelos de particulares, como los aficionados a la caza. Un grupo de indignados del Movimiento 15-M ha anunciado que hará una marcha desde el centro de Ciudad Real hasta el aeródromo a partir de las nueve de la mañana para "protestar por la gestión de la infraestructura y la situación de fracaso en la que se encuentra, tras haber contado con participación económica y subvenciones de las arcas de la Comunidad Autónoma".
El aeropuerto de Ciudad Real, a 200 kilómetros de Madrid, abrió en 2008 y tuvo problemas desde el principio de su andadura. Casi entra en contencioso con la Comunidad de Madrid porque querían bautizarlo Aeropuerto Madrid Sur, algo que les negó la propia presidenta Esperanza Aguirre.
Finalmente lo llamaron Aeropuerto Central, tras descartar también el nombre de Don Quijote. Estuvo pendiente de un permiso de Aviación Civil para maniobrar sobre la pista de cuatro kilómetros de largo y el permiso llegó después de la fecha de inauguración, con lo que arrancaron la andadura con el cartel de Vuelo cancelado. Dos meses después, ya en diciembre, el primer viaje fue a Barcelona, igual que el último, Barcelona. Ciudad Real quiso convertirse en terminal de carga de pasajeros a la sombra de Barajas, pero resultó un fracaso tras una inversión de fondos públicos y privados que ronda los mil millones de euros.
Las previsiones de alcanzar los 2,5 millones de pasajeros en cinco años se vinieron abajo (llegan a duras penas a los 100.000 anuales) y no se ha construido nada en los terrenos aledaños previstos como zona industrial. Durante estos cuatro años han operado consecutivamente cuatro compañías de bajo coste: Air Nostrum, Air Berlin, Ryanair y Vueling, la última de todas, que ofrecía pasajes a Barcelona y París y cambió este último destino por Palma de Mallorca. Una portavoz de esta empresa ha explicado que empezaron a operar en noviembre de 2010 "justo cuando se elevaron los precios del petróleo". Este cambio y la crisis económica les ha hecho renunciar a Ciudad Real para centrarse "en las rutas que dan rentabilidad", según la firma.
El personal del aeropuerto está sometido a un ERE temporal, que supone que la plantilla trabaja tres meses y se queda en el paro otros tres, además de una reducción del 15% del sueldo, según explica un portavoz del aeropuerto, que señala que la deuda del aeródromo asciende a 300 millones de euros. El aeródromo continuará abierto hasta que el Juzgado de lo Mercantil de Ciudad Real autorice en su caso el cierre, según explican los responsables de la instalación en una nota.
Así nació la idea

Un pretexto para recalificar suelo y dar un gran pelotazo en la España de finales de los noventa. Eso es lo que el secretario general de CC OO en Ciudad Real, Felipe Pérez, cree que había detrás del proyecto del aeropuerto. “Los constructores concibieron esto como un gran aeropuerto de cargas. El negocio pretendían hacerlo vendiendo a precio industrial para instalar naves un terreno aledaño. Pero los ecologistas denunciaron y eso arruinó los planes iniciales”.
Sin embargo, la versión de quien entonces era el presidente de la Cámara de Comercio de Ciudad Real, el constructor Juan Antonio León Triviño, es muy distinta. “La idea nació a raíz de una instancia del Ministerio de Economía, cuyo responsable a finales de los noventa era Rodrigo Rato. Se hicieron unas auditorías en las cámaras de comercio y a nosotros nos recomendaron que promoviéramos el comercio exterior y que estudiásemos la posibilidad de crear un aeropuerto de carga. Y eso hicimos. Contamos con el gran apoyo del entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos”.
El constructor León Triviño asegura que perdió ocho millones de euros en el proyecto e insiste en afirmar que la Junta de Castilla-La Mancha no puso un céntimo en el proyecto.
Sin embargo, la iniciativa no habría sido posible sin los más de cien millones de euros que depositó la Caja de Castilla la Mancha en el proyecto y sin las decenas de créditos que concedió a accionistas privados. Una caja cuyos gestores fueron nombrados tanto por dirigentes del PSOE como del Partido Popular.

LOS PAPELES DE LA OBRA

Una juez obliga a una web a retirar documentos internos del Opus Dei
La medida cautelar prohíbe difundir las normas de conducta de la organización.
PABLO LINDE - Madrid - 29/10/2011

El Opus Dei ha conseguido que algunos de sus documentos internos que habían salido a la luz desaparezcan de la Red. La titular del juzgado de lo mercantil número 10 de Madrid ha obligado a la página web Opuslibros.org a que retire escritos de Josemaría Escrivá de Balaguer que no habían sido publicados, así como archivos que mostraban las instrucciones para los miembros de la Obra y su funcionamiento.
La medida, tomada tras un requerimiento de la prelatura del Opus Dei y de la sociedad Scriptor -dueña de los derechos de algunas obras de Escrivá-, es cautelar. Está recogida en un auto del 11 de octubre que considera que la web puede estar vulnerando derechos de propiedad intelectual al difundir los archivos. Se basa en el derecho a "todo autor para decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma" y considera que, según los demandantes, se ha "sustituido la voluntad de los legítimos titulares". El tratamiento del dictamen judicial es de orden puramente mercantil y en ningún momento se planea el derecho a la información de la web.
Opuslibros.org es un sitio creado por antiguos miembros de la Obra que pretende hacer ver al mundo cuál es el funcionamiento interno de este movimiento religioso. Su fundadora, la periodista y exnumeraria Agustina López de Mozos, afirma que estos "documentos internos y secretos, que hasta ahora no habían salido a la luz, dan la razón" a quienes sostienen "que lo que se hace y se vive dentro de la Obra es denunciable ante la sociedad y ante la Iglesia". "Antes no había pruebas, solo el testimonio de quienes hemos pasado por la institución, y se nos tachaba de rebotados, mentirosos y apóstatas. Al desaparecer esos documentos de Opuslibros.org, el Opus se vuelve a salir con la suya y enmudece a quienes, en defensa de sus legítimos derechos, intentan luchar para que lo que hemos vivido no vuelva a repetirse en otros adolescentes captados con estrategias típicas de las sectas. La Iglesia, el Vaticano, tiene conocimiento de nuestras denuncias y no puede seguir mirando hacia otro lado. Somos tan hijos de Dios como los demás cristianos", defiende la creadora de Opuslibros.org.
Las razones del auto son de propiedad intelectual, pero este no es el verdadero motivo, en opinión de López de Mozos: "Es una pelea contra la censura, el secretismo y la falta de libertad de expresión. La Constitución Española prohíbe las asociaciones secretas y tan públicos han de ser sus estatutos como los reglamentos que de ellos se derivan. Son ellos quienes incumplen la ley, no yo".
El Opus Dei defiende que el asunto no tiene nada que ver con la censura. Un portavoz desmintió que se trate de documentos secretos. Los llama "privados". Minutos después de calificarlos así en conversación telefónica, invitó a este periódico a que los consulte en la sede de la prelatura en Madrid. El portavoz restó importancia al procedimiento e hizo hincapié en que la decisión judicial no es definitiva. "En esa web hay muchísimas cosas. No va para nada contra ellos, sino más que nada por mantener los derechos de propiedad intelectual. Los textos de san Josemaría y sus sucesores están protegidos. Tiene sus derechos tanto la prelatura como la sociedad Scriptor y no queremos que se usen fuera de contexto. No hay intención contra la libertad de expresión. Son documentos propios y se ha pedido por escrito que los retiraran porque no era un sitio para tenerlos expuestos", añade.
La juez ha estimado esta reclamación y, aunque como regla general la adopción de una medida cautelar requiera la audiencia de la parte demandada, en esta ocasión no se han escuchado los argumentos de López de Mozos. La juez justifica la urgencia de este trámite en la intención de "poner fin (provisionalmente) a un daño inmediato" a los demandantes. La parte demandada podrá formular oposición a la medida en un plazo de 20 días desde la notificación del auto. Las partes esperan a que se celebre el juicio que determine definitivamente si los documentos pueden o no ser difundidos en la página.
Quien la visite ahora se encontrará junto al título de todos los archivos borrados la siguiente leyenda: "Por denuncia de la prelatura del Opus Dei alegando derechos de autor, esta obra se ha retirado temporalmente en cumplimiento de la resolución de medidas cautelares de la magistrada doña Olga Martín Alonso, del juzgado número 10 de lo Mercantil de Madrid". No hay más detalles sobre el auto porque la juez ordena a la demandada que se abstenga de "publicar en sus páginas web los documentos relacionados con el presente procedimiento". Desde que en 2002 nació Opuslibros.org, figura una leyenda al pie de la página: "Si esta web desaparece milagrosamente [...] pensad en la santa intransigencia, en la santa coacción y en la santa desvergüenza y en los santos tentáculos. En tales milagrosos supuestos, volveríamos en otro servidor y os avisaríamos". Los creadores del sitio temían que la Obra pudiese hacerles desaparecer del ciberespacio. Desde entonces, han sufrido algún ataque ocasional (el último hace unas semanas), pero siempre habían conseguido mantener en la Red todos los documentos que han ido aportando de forma anónima miembros y exmiembros del Opus Dei.

42 VIVIENDAS

Esta mañana me di un salto a ver cómo iba la marcha de los trabajos en el edificio que hago en El Sobradillo para el Instituto Canario de la Vivienda. Ya han empezado a pintar por fuera y ya se ve cómo va a quedar, de un único color que cambia de tonalidad por la diferencia de textura de la pared, ya sea enfoscado liso o a la tirolesa. Dos tonos diferentes pero parecidos que le dan al conjunto mucha homogeneidad. Claro, que yo soy el arquitecto, ¿qué voy a decir...? Si todo el edificio por fuera, tanto la fachada a la calle como la interior, es de este color difícil de describir, el interior será blanco excepto los antepechos horizontales de las escaleras, que se pintarán de naranja, tal y como será el ascensor en su interior y parte del revestimiento de colores de las fachadas de los portales, que tendrá dos tonos de azul junto al naranja. También se coloca la carpintería exterior, de aluminio mate, así como las persianas correderas en planta baja, resueltas con chapa perforada para dar cierta intimidad. Tomé algunas fotos para que puedan comprobar la marcha de las obras.














GALIMATÍAS CON DINERO PÚBLICO

EUSTAQUIO VILLALBA MORENO

Hace unos meses me enteré de la existencia del muy oficial Observatorio del Paisaje Canario ( UNISCAPE ). Fue en un curso de la Universidad Menéndez Pelayo celebrado en la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife . A pesar de mi formación como geógrafo, no entendí nada. La charla del responsable del Observatorio, el profesor arquitecto Juan Manuel Palerm, me pareció una sucesión de galimatías y no conseguí, ni tan siquiera, comprender lo que entiende este señor por paisaje.
La consulta en Internet, entre otras cosas, me sirvió para enterarme que en otras comunidades también existe organismos similares y que “ El Observatorio es una iniciativa del área de Cultura del Gobierno de Canarias, a través de la Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje, que en el periodo de entre-bienales y como consecuencia de la creación de la Oficina del Observatorio, acordada tras la segunda Bienal, viene trabajando para implementar el compromiso de las Islas con la Convención Europea del Paisaje. Fruto de ello la elaboración un “Manifiesto de Canarias por el Proyecto de Paisaje europeo” y cuyo objetivo es “ Situar a Canarias en el centro del debate sobre el paisaje”. Pero no encontré información de sus presupuestos ni de los expertos que lo integran, cual ha sido el sistema de selección ni la metodología empleada en tan largo proceso. El pinchar la ventana “Experiencias del observatorio” se encuentra esta frase: “Los Observatorios en la Bienal de Canarias 2008-2009 constituyeron un foro de reflexión que concluía con una serie de apuntes útiles sobre el diagnóstico del paisaje en Canarias y la decisión de colocar una serie de registros en puntos de cada una de las islas con un alto nivel representativo coherente con los criterios marcados tras una serie de encuentros.” Pero con la lectura de tal frase solo conseguí aumentar una larga serie de interrogantes y aumentar mi perplejidad.
El debate sobre el concepto de paisaje es tan antiguo como la Geografía, no en vano es el objeto de su análisis, y la bibliografía sobre el tema es enorme. Sin embargo, no encontré ni una sola referencia a lo que otros han hecho, como su hubiesen sido ellos los descubridores del paisaje. Para comprobarlo, basta leerse el manifiesto que acaban de dar a conocer con tan pomposo título. Lo primero que llama la atención es lo farragoso de su redacción más parecido a una jerigonza que a la propia de un documento científico-tecnico. En el punto uno, donde el lector espera que le delimiten y expliquen, lo que entienden por paisaje estos autonombrados expertos, podemos leer: “ El paisaje no es la naturaleza, sino una “mirada” activa e intencionada que evite la visión superficial, y por ello vacía y hueca, de la naturaleza, que enturbia el verdadero sentido de la percepción obviando relaciones fundamentales (biológicas, emocionales... ecosistémicas)”.
Esta definición es un puro disparate conceptual, carece de rigor científico y no sirve absolutamente para nada, pura palabrería. Para confirmarlo está el resto del documento con frases como esta: “El arte, a través de su necesidad de imitación y representación, nos ha enseñado a mirar y valorar los escenarios de la naturaleza, contribuyendo decisivamente, por medio de la pintura, la poesía, la jardinería… a configurar el concepto de paisaje”. El entusiasmo de los redactores llega a tal punto que en el octavo punto dicen: “El paisaje está constituido por formas vivientes y, por lo tanto, cambiantes, como la vegetación o los mismos agentes atmosféricos y climáticos.” El cambio en la naturaleza. Obviamente, afecta tanto a los seres vivos como a los inanimados (hecho que queda bien claro en una región volcánica). Y, por otro lado ¿qué quieren decir cuando separan a los agentes atmosféricos del clima? ¿Para esto tenemos que sufragar un Observatorio del Paisaje en Canarias?
Estos días está de actualidad el recorte de los presupuestos dedicados a la cultura y el clamor que ha levantado la drástica medida. No se si afecta a este Observatorio pero si hay que elegir entre subvencionar escuelas de música, bibliotecas, asociaciones culturales sin ánimo de lucro... o dedicar el dinero público a entelequias como ésta, tengo claro cual sería la elección lógica.