domingo, 16 de octubre de 2011

15-O


La Puerta del Sol abarrotada, la gente unida y emocionada, los cánticos contra la banca y los políticos, los apretujones, la euforia. El 15-M vivió ayer una nueva jornada histórica. Y ya van tres en su corta existencia, de apenas cinco meses. El movimiento nacido de la indignación en calles de toda España exportó su protesta a medio mundo: Tokio, Sidney, Auckland, Kuala Lumpur, Buenos Aires, Santiago de Chile, Los Ángeles, São Paulo. Y, por supuesto, las principales ciudades de Europa. El 15-M consiguió que su eco sonara bien lejos. En 951 ciudades de 82 países.
Los indignados españoles reclaman un cambio de sistema profundo. Consideran que los políticos están en manos de los banqueros. Que la democracia actual no funciona. Que precisa de una revisión urgente.
Madrid y Barcelona fueron las ciudades que lideraron la protesta. El baile de cifras continuaba anoche. Los organizadores aseguraban que se había superado con creces la asistencia al 19-J, que ya fue superior a la del 15-M. En la abarrotada asamblea de la Puerta del Sol se lanzó la cifra del medio millón de asistentes. En Barcelona, las autoridades hablaban de 60.000 mientras los organizadores sostenían que era 400.000.
Los tótems del sistema financiero no vivieron ajenos a la jornada de protestas. Más de 5.000 indignados se plantaron frente a la sede del Banco Central Europeo, en Fráncfort, en la que fue una de las movilizaciones europeas con más asistencia. En Londres, más de un millar de manifestantes se dirigieron hacia la Bolsa y acabaron congregados en torno a la catedral de Saint Paul. Entre ellos, el líder de la plataforma WikiLeaks, Julian Assange, que hizo acto de presencia. En Madrid, los manifestantes, que confluyeron en la madrileña plaza de Cibeles, dedicaron sonoras pitadas a su paso por el edificio del Banco de España.
Roma puso la nota fea en una jornada que, en líneas generales, transcurrió tranquila. Los enfrentamientos entre la policía y centenares de encapuchados convirtieron las calles de la capital italiana en escenario de una batalla campal de más de cuatro horas. En Bruselas, fueron unos 6.000 los indignados que salieron a la calle. En Berlín, cerca de 10.000.
El Movimiento 15-M, al que muchos ya daban por muerto, consiguió internacionalizar su protesta. Reclutó nuevos efectivos más allá de sus fronteras. Una de las claves, sin duda, fue la protesta en Estados Unidos, Occupy Wall Street. Los indignados neoyorquinos han logrado una enorme repercusión desde el pasado 17 de septiembre. El desalojo frustrado de los activistas anteayer y la violencia policial procuró un mayor altavoz a la protesta que se estaba gestando. Miles de personas desbordaban Times Square y sus aledaños por la tarde (madrugada, hora española). La policía practicó al menos 20 detenciones.
Jon Aguirre Such, portavoz de Democracia Real Ya, una de las plataformas clave del 15-M, quiso ser claro en su balance de la jornada: “Las personas que han salido a las calles en todo el mundo hoy, 15 de octubre de 2011, han hecho historia”.
En Barcelona, la respuesta a las movilizaciones sorprendió a los propios organizadores. En Valencia se sumaron a la cita unas 35.000 personas.
El ambiente en las calles de Madrid, desde primera hora, fue festivo, una de las señas de identidad del 15-M. “Hola BBV, Hola Santander, ¿pagaste ya la casa?”, se cantaba con la música de los payasos de la tele en Puerta de Toledo, al confluir dos de las seis columnas de la marcha: las procedentes del templo de Debod y de la zona Sur, de Leganés.
“El movimiento ha calado de una manera hermosísima”, declaraba entre el bullicio Manolo, prejubilado de 64 años, miembro de la Comisión de Economía de Acampada Sol. Por las calles de Madrid se veían algunas pancartas con mensajes en francés e inglés. “Perroflauta peligroso”, rezaba una. “De Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”, proclamaban los manifestantes. Sobre una plataforma móvil, un tipo en bañador, con camisa y sombrero de paja, animaba la marcha: “Este 15-0, más que ocupar la plaza, ocupa el cerebro”, proclamaba, megáfono en mano.
Al llegar a Atocha, Carlos, uno de los portavoces de Democracia Real Ya, se mostraba exultante: “El 15 de mayo no sabíamos qué iba a pasar y descorchamos una botella. Hoy hemos vivido el desparrame de esa botella”.
Por la noche, la estatua ecuestre de Carlos III, en plena Puerta del Sol, volvió a verse cubierta de pancartas contra la banca y el aumento del precio de los alimentos. En varias ciudades se manejaba la idea de campar. Así ocurrió en Bruselas, en el barrio europeo.
La protesta viajó por todos los husos horarios. Arrancó en Tokio con algo más de 300 personas. En Sydney fueron 2.000. Según avanzaba la madrugada en España, llegaban noticias de miles de activistas saliendo a la calle en Chile.
“Al 15-M se le ha asignado una tarea excesiva, es un movimiento de voluntarios y, sin embargo, se le han atribuido poderes que no son reales”. Lo decía Jon Aguirre Such, de Democracia Real Ya, dos días antes de la jornada de protestas. Pero lo cierto es que el movimiento ha pasado su tercera prueba con nota. Ese sencillo y eficaz lema que llevó a la calle a decenas de miles de españoles el pasado mes de mayo, “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”, arrastró a cientos de miles por el mundo en la jornada de ayer.

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