martes, 20 de septiembre de 2011

ALIMENTO PARA EL ALMA

Que me perdone el piano y el chelo, el arpa y el oboe, la viola y el contrabajo, la flauta y el trombón, que me perdonen todos los demás instrumentos.
Que me perdone Beethoven, Thaikovsky, Sibelius, Mozart, Bach, Vivaldi y tantos y tantos otros... que me perdonen. Pero, ¿hay algo más sublime que el Concierto para violín en mi menor, Op. 64, de Mendelssohn?
Escucharlo es disfrutarlo desde sus primeras notas, retrotraerme a mi infancia en casa de mis abuelos, donde aprendí a amar la música clásica. Escucharlo es recordar los discos de vinilo que hacían ruido en los mismos surcos, el cuarto del piano donde estaba el modesto equipo de HI FI, como se llamaban antes, y en el que colocaba los pesados discos de vinilo con su característico olor. Allí aprendí a a amar no sólo los maravillosos conciertos de violín, los de Brandenburgo de Bach o su Tocata y Fuga, el drama Peer Gynt de Grieg, la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvôrak, el chelo de Pau Casals, María Callas, los cuadros de una exposición de Musorsky, el mercado persa de Ketelbey, el Príncipe Igor de Borodín, las sinfonías de Beethoven o los conciertos de Vivaldi o Mozart, los valses de Strauss, las danzas húngaras de Brahms, el claro de luna de Debussy, la Barcarola de Offenbach o la música gregoriana que me gustaba para relajarme. La ópera la redescubriría algunos años más tarde.
¡Oh la música! qué gran alimento para el alma.

Solista: Sarah Chang
Primer Movimiento (parte I)
 Primer Movimiento (parte II)
Segundo Movimiento
Tercer Movimiento
El Concierto para violín en mi menor, Op. 64 es la última gran obra orquestal del compositor alemán Felix Mendelssohn-Bartholdy. Forma una importante parte del repertorio de violín y es uno de los conciertos para violín más populares y más interpretados de todos los tiempos. Una interpretación habitual tiene una duración de casi media hora.
Mendelssohn originalmente prometió un concierto para violín en 1838 a Ferdinand David, un amigo cercano que era un consumado violinista. Sin embargo, la obra tardó seis años en completarse y no fue estrenada hasta el año siguiente, en 1845. Durante este tiempo, Mendelssohn se carteó con regularidad con David, en busca de consejos para el concierto. La obra es uno de los primeros conciertos para violín del Romanticismo e influyó en las obras de varios compositores. A pesar de que el concierto consta de tres movimientos en la estructura típica rápido-lento-rápido y cada movimiento sigue la forma tradicional, el concierto era innovador e incluía características nuevas para la época. Como aspectos distintivos del concierto se destacan la entrada inmediata del violín al comienzo de la obra y el enlace entre movimientos sin solución de continuidad.
La obra fue inicialmente bien recibida y pronto fue considerada como uno de los conciertos para violín más grandes de todos los tiempos. Sigue siendo popular y se ha forjado la reputación de ser esencial su dominio para todos los virtuosos del violín, y normalmente es uno de los primeros conciertos románticos que aprenden. Varios violinistas profesionales lo han grabado y éste se interpreta con regularidad en salas de concierto así como en competiciones de música clásica.
Tras su nombramiento en 1835 como director principal de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, Mendelssohn eligió a su amigo de la infancia Ferdinand David como concertino de la orquesta. Los orígenes de la obra proceden de la colaboración entre ambos. En una carta fechada del 30 de julio de 1838, Mendelssohn le escribió a David:
    «Me gustaría escribir un concierto para violín para ti el próximo invierno. Tengo uno en mi menor rondándome por la cabeza, cuyo comienzo no me deja en paz».
El concierto tardó seis años en completarse. Varios posibles motivos justifican el retraso, entre ellos las propias dudas del compositor,[6] el tiempo empleado en componer su tercera sinfonía y el infeliz periodo en Berlín tras la solicitud del Rey Federico Guillermo IV de Prusia. Sin embargo, durante este periodo, Mendelssohn se carteó con regularidad con David, en busca de consejos para el concierto. Además, este concierto para violín fue el primero de los muchos que serían compuestos con la colaboración de un violinista profesional e influenciaría las colaboraciones futuras. La partitura autógrafa tiene la fecha del día 16 de septiembre de 1844, pero Mendelssohn todavía necesitaría los consejos de David hasta su estreno. El estreno tuvo lugar en la Gewandhaus de Leipzig el 13 de marzo de 1845, interpretado por David y con la Orquesta de la Gewandhaus bajo la batuta del compositor danés Niels Gade, ya que Mendelssohn, se encontraba demasiado débil. Sin embargo, el 23 de octubre del mismo año se volvió a interpretar el concierto con un gran éxito, dirigido esta vez por el propio Mendelssohn e interpretada de nuevo por David.
El concierto fue interpretado otra vez el 3 de octubre de 1847 por el joven Joseph Joachim, violinista húngaro y protegido de Mendelssohn, que se hizo famoso sobre todo por la interpretación del Concierto en re mayor de Beethoven en el memorable concierto del 27 de mayo de 1844 que tuvo lugar en Londres.
La obra esta orquestada para violín solista y una orquesta clásica normal compuesta de dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, dos trompas, dos trompetas, timbales y cuerdas.

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