viernes, 24 de diciembre de 2010

FUN FUN FUN

Las navidades me ponen un poco triste. Será porque vivo solo, porque siempre falta alguien, porque hay quien está sin estar, porque hace frío... ¡quién sabe! Hace un momento me acordaba de tres momentos pasados donde, por una cosa u otra, no pude parar de reír un buen rato y esto me ha animado. La primera vez que recuerdo esas risas incontrolables que ocurren en esos momentos inoportunos estaba yo en clase, ya ni sé en qué curso, en religión o en historia, cuando empezaron a hablarnos de la ciudad de Herculano y una cosa llevó a la otra. Se sentaba en la mesa de al lado mi amigo Miguel y no paramos de reírnos hasta que cada uno se fue a su casa al terminar las clases. Aún hoy puedo acordarme del momento, y seguro que han pasado más de treinta y cinco años.
Recuerdo también una noche en la casa familiar de Marina, en Kilifi -en la costa de Kenya-. Ella me contó algo sobre un familiar político y empezamos a reírnos sin parar un largo rato. Creo que al final acabamos dormidos de cansancio de tanta risa.
La última vez fue hace poco, en Lanzarote, jugando con mis amigos al "continental" mientras la luz eléctrica, que dependía de un pequeño aerogenerador, se cortaba a cada rato. Fue un momento estupendo que recordamos recurrentemente cada vez que estamos juntos de nuevo.
Ya ven qué fácil es encontrar algo para volver a ser feliz.
Life is good!

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