El estrés es algo nuevo para mi, y no me gusta. Mi estado normal es estar algo acelerado, quizá nervioso pero no estresado. Y últimamente es lo que siento, a todas horas. Desconectarme del trabajo mañanero me está resultando tan difícil que no logro quitármelo de encima ni por las tardes ni tan siquiera durmiendo. ¡Si es que sueño con las posibles conversaciones que tendré en la oficina a la mañana siguiente!
Me está afectando en mis relaciones con los demás pues muchas veces estoy ya a la defensiva, queriendo tener las respuestas antes de que surjan las preguntas, o por el contrario sin ellas cuando realmente surgen; en fin, un caos completo que no sé cuánto tiempo podré mantener.
Y como guinda del pastel tenemos el dichoso tema de la crisis que nos ha enseñado la realidad que tenemos los arquitectos hoy y que no nos muestra optimismo alguno en que las cosas se parezcan un poco a como han sido hasta ahora. ¿En qué quedará la profesión? Qui lo sa.
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