viernes, 25 de junio de 2010

FOR SALE

República/Efe Madrid Publicada el 24-06-2010
Los propietarios de la vieja central de Battersea, uno de los iconos del "art déco" industrial de la capital británica, que lleva más de un cuarto de siglo en desuso y en estado cada vez más ruinoso, quieren sacarla al mercado. A pesar de que ha habido diferentes planes para darle una nueva utilización a ese edificio diseñado por Giles Gilbert Scott, el mismo arquitecto de la otra central junto al Támesis que alberga actualmente la galería Tate Modern, el inmueble sigue estando vacío. Y ello pese a la profunda transformación urbanística que han experimentado todas las zonas próximas al Támesis. El grupo inmobiliario irlandés Real Estate Opportunities (REO), que adquirió el solar y el edificio en 2006 por 400 millones de libras (480 millones de euros), quiere venderlo en el llamado Mercado de Inversiones Alternativas. REO se ha visto duramente afectado por la crisis inmobiliaria en el Reino Unido y el pasado febrero dijo haber sufrido pérdidas antes de impuestos del orden de los mil millones de libras (1.200 millones de euros) en los catorce meses precedentes. Mientras tanto, según informa el diario The Guardian, varios grupos inmobiliarios internacionales, empresas de capital privado y fondos soberanos de todo el mundo, entre ellos de Oriente Medio, han expresado interés por el edificio, inmediatamente reconocible por sus cuatro grandes chimeneas. La empresa ha solicitado permiso al Ayuntamiento londinense para la explotación comercial del edificio y quiere convertirlo “en un icono cultural” de la capital. El plan original de reconversión del edificio lo elaboró el conocido arquitecto uruguayo residente en Nueva York Rafael Viñoly e incluía una especie de embudo futurista de cristal de 300 metros de altura que saldría de una enorme cúpula transparente. El Ayuntamiento no aceptó ese plan con el argumento de que el gigantesco embudo estropearía la vista del Parlamento desde el puente de Waterloo, lo que obligó a Viñoly a reducir a 60 metros la proyectada estructura. El plan para todo el solar incluye la construcción de 3.700 viviendas, espacio de oficinas, tiendas, restaurantes y distinto tipo de diversiones, todo ello con un costo de 4.500 millones (5.400 millones de euros). La central de Battersea fue construida en dos fases, entre 1929 y 1955, en colaboración entre los arquitectos Theo Halliday, que diseñó el interior, y Giles Gilbert Scott, responsable del exterior. En 1983 cesó su funcionamiento y la empresa eléctrica propietaria quiso demoler el edificio, pero no pudo hacerlo por estar protegido.

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