domingo, 7 de marzo de 2010

HERENCIA


Mi bisabuela, a la que llamábamos abuela Concha, regaló a mis abuelos y estos a mis padres una lámpara de latón que yo conocí de pequeño pues mi madre la tenía colocada sobre el mueble del televisor. Acabó en mi casa y, aunque también cerca del televisor, esta vez sobre el suelo. Pasó por mi anterior casa, Pin y Pon, y entre ayer y hoy ha sufrido una profunda transformación debido a una gran operación de limpieza. Taladro y pulimento en mano el resultado es el que pueden ver.

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