lunes, 1 de febrero de 2010

SOÑAR ES GRATIS

Es obvio que nuestra civilización ha conseguido un bienestar social en el último siglo que no puede compararse con épocas anteriores. Paralelamente el Tercer Mundo sigue igual, empobrecido y sin luz al final del túnel. Nos venden los políticos, estos filántropos que están entre nosotros únicamente para hacernos felices -¿alguien lo duda?-, que nadamos en el estado del bienestar y que sólo podemos mejorar...

¿Y nos vienen ahora con el retraso de la edad de jubilación?

¿Cuándo se supone que empezaremos a disfrutar de la vida contemplativa, de nuestra familia, de nuestras aficiones sin preocuparnos por un trabajo que nos absorbe la vida?

Nadie nos regala nuestras pensiones, no lo olvidemos; nos la descuentan mes a mes de nuestros sueldos, o sea que vamos ahorrándola cada uno mientras trabajamos toda la vida. Que si la población envejece, que si no habrá cama pa'tanta gente, que si esto que si lo otro... El caso es negarnos una vez más el momento de poder cerrar el quiosco y hacernos trabajar más años y quién sabe cuándo más horas. Que le digan a un obrero, a un minero, a un pescador que tiene que seguir dale que te pego unos años más porque a los ejecutivos de cabezas pensantes, sentados en cómodas sillas ergonómicas, no les salen las cuentas. Si el ministro nos dice que si le rebajan el sueldo a los controladores van a bajar los precios de los billetes de avión ¿por qué no reducimos gastos en cosas como éstas, con gastos asignados al contribuyente?:

- Comidas de políticos.

- Viajes institucionales secundarios.

- Visas corporativas.

- Sueldos vitalicios (que cobre el que curre).

- Reuniones mundialmente inoperativas.

- Regalos y prebendas.

- Fiestas (de guardar o no).

- Dádivas a la Iglesia católica.

- Premios y condecoraciones.

- Cochazos oficiales.

- Etc., etc., etc.

Seguro que si empezamos a ahorrar en todos estos gastos superfluos, y que lo son lo son, las cuentas, al menos, mejorarían sin tener que cargar a la clase media trabajadora con la inoperancia de nuestros gestores. ¡Yo quiero vivir la vida y que la edad de jubilación se adelante! (soñar es gratis, ¿no?).

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