miércoles, 10 de febrero de 2010

JOYAS MUSICALES

Carly Simon, *You're so vain.

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Carly Simon es recordada como una de las cantantes/compositoras más populares de principios de los '70. Hija menor de una familia de clase alta de Nueva York (su padre, Richard Simon, cofundó la casa editorial Simon and Schuster), empezó su carrera en la música formando dúo con su hermana Lucy autora, más tarde, de la música de The Secret Garden, un show de Broadway. Las hermanas lograron instalarse en las listas de ventas con el single Winkin' Blinkin'and Nod. Corría el año de 1964. Simon debutó como solista en 1971 con un álbum que tituló con su nombre y que incluyó su primer éxito, That's The Way I've Always Heard It Should Be, una canción militante contra el matrimonio. Su segundo disco, Anticipation (1971), incluyó un tema, con el mismo título del álbum, con el que la cantante gana el Grammy al Mejor Artista Nuevo, de ese mismo año. Su tercer álbum, que llegó al puesto número uno, fue No Secrets (1972), que incluía la canción You're so Vain, que despertó especulaciones en torno a la persona que describía Carly en la misma y cuya imagen quedaba, la verdad, francamente mal parada. Entre los nombres que se barajaron estaban Mick Jagger, el incombustible cantante de los Rolling Stones, (quien cantó los coros en la grabación del tema); Warren Beatty, el progresista actor guaperas; Cat Stevens, quintaesencia del hippismo sentimental y, en fin, su propio marido James Taylor, cantante también de abultada fama con el cual se casó en noviembre de 1972, lo cual hace que dudemos razonablemente sobre la posibilidad de que fuera él. Las especulaciones sobre el pretencioso personaje que inspiró la canción de la Simon no pasaron entonces de meros chismorreos, que engordaron la prensa rosa musical de la época. Sin embargo, después de treinta y un años, cosas de la historia, aquellos chismes se han convertido en noticia y en un jugoso ingreso para una sociedad benéfica de Massachussets. Carly puso en subasta, recientemente, su secreto, en un gesto que traspasa con mucho el mundo de la música y que debería ser motivo de un sesudo análisis sociológico, cuando menos. En la subasta, un tal Ebersol, ejecutivo de la cadena de televisión NBC, puso encima de la mesa 50.000 $ por saber él solito el secreto de la cantante, en un gesto que demuestra hasta qué punto los mitos del pasado tienen un gran valor en el futuro. El directivo dijo después: "Es por una buena causa y yo quise asegurarme de que Carly no tuviese que confesar el secreto a un extraño", lo cual demuestra que una subasta forja grandes amistades...

A pesar de la confianza, Carly ha obligado al directivo a firmar un contrato draconiano por el cual Ebersol se compromete a no revelar jamás el nombre que la cantautora le susurrará al oído, suponemos, una noche cualquiera. ¿Es Carly una tránsfuga de la globalización? ¿Es Ebersol un cotilla enfermo por conocer secretos importantes? ¿Qué pinta en esta historia un secreto que, al parecer, ya importaba poco...?Es posible que estas preguntas (y otras que no se nos han ocurrido...) tengan respuesta en el cambio social y cultural de los últimos años, en la llamada globalización, que -visto lo visto- no es otra cosa que un negocio a lo bestia. Un secreto celosamente guardado durante tres décadas se destapa ahora a cambio de una gran cantidad de dinero... pero sólo lo conocerá una persona que, presuponemos, podrá dejarlo en testamento a alguien que a su vez lo transmitirá a otro, y éste a su vez a otro..., en una cadena que subyuga tan sólo con pensar en ella. Y que dará pingües beneficios, sin duda. Carly, el origen de todo, ha quedado como dios en todo este asunto: se gana la fama nuevamente, un bien intemporal, y el dinero lo regala a una entidad benéfica. Lo que pase después es cosa de las lagunas jurídicas del contrato que ha firmado Ebersol...

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