lunes, 4 de enero de 2010

OTRA VUELTA DE TUERCA

Nuestros impresentables políticos deben estar de muy mal humor tal y como va el asunto del Puerto de Granadilla, pues poco a poco la posibilidad de que se haga parece más lejana. Ahora se encuentran con la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de declarar los sebadales como Zona de Especial Conservación. A ver qué se les ocurre a estos ahora para salirse con la suya y cargarse la costa de El Médano con este puerto innecesario.
¡NO AL PUERTO DE GRANADILLA!

La Opinión online, 04.01.10
Nuevo freno al puerto industrial. El Ministerio de Medio Ambiente declara Zona de Especial Conservación los sebadales de Granadilla.
DANIEL MILLET SANTA CRUZ DE TENERIFE

El Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) Sebadales del Sur de Tenerife, que cubre una importante superficie de las praderas marinas que según los científicos se encuentran amenazadas por la construcción del puerto industrial de Granadilla, acaba de ver reforzada su protección por su extraordinario valor natural: desde el pasado sábado es Zona de Especial Conservación (ZEC). La decisión, adoptada por el Ministerio de Medio Ambiente y publicada el pasado jueves 31 en el Boletín Oficial del Estado (BOE), supone que las administraciones canarias tendrán a partir de ahora un año para crear una figura de protección específica para esta zona. "Los planes o instrumentos de gestión correspondientes a las ZEC marinas declaradas deberán elaborarse en el menor plazo posible y, en todo caso, antes de doce meses a contar desde la entrada en vigor de esta orden", señala el BOE.
Mientras el Gobierno canario intenta rebajar la protección de los sebadales de Granadilla para desbloquear la paralización de las obras de la infraestructura portuaria, la Unión Europea y el Gobierno nacional elevan las medidas de conservación de esta especie y Naciones Unidas la acaba de declarar vital para la reducción de la contaminación. La disposición del ministerio, que también declara ZEC otros 26 ámbitos marinos de Canarias que eran LIC, se ha adoptado a instancias de Bruselas. En febrero de 2009, la Comisión Europea comunicó la apertura de un procedimiento de infracción contra España por no designar dentro de plazo a 174 Lugares de Importancia Comunitaria del Archipiélago como Zonas de Especial Conservación. Entre ellos, las praderas marinas del Sur de Tenerife.
Lo que pedía la Comisión Europea básicamente es que los espacios que había declarado de interés especial, como estos de las Islas incluidos en la Región Macaronésica de la Red Natura 2000 el 9 de enero de 2002, lo fueran también en la ordenación medioambiental de los países miembros donde se encontraran. El cumplimiento de esta exigencia, y la consiguiente conversión en Zona de Especial Conservación ES7020116 de los sebadales de Granadilla, conlleva "un mayor obstáculo para el puerto" por "el incremento de las exigencias legales de protección y control" con respecto a las que ya existían desde que se declaró LIC y desde que las sebas (Cymodocea nodosa) figuran en el Catálogo de Especies Protegidas de Canarias, según expertos consultados por este diario.
La zona comprendida por la nueva ZEC está justo al lado de donde está proyectado el puerto industrial, al noreste de Montaña Roja. Entre Sebadales del Sur de Tenerife y el lugar donde iría el muelle –de Punta del Tanque del Vidrio a Punta de los Tarajales–, hay otra zona de sebadales de gran valor para los ecologistas cuya descatalogación expresa, por parte de la consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, fue paralizada por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) el 9 de febrero de 2009. El TSJC consideró irregular que el Ejecutivo descatalogara un área concreta de esta especie sólo para permitir la construcción de una infraestructura. La suspensión mantiene paralizados los trabajos de esta obra pública.
El Gobierno de Canarias defiende que el puerto no va a afectar a estos ecosistemas marinos sensibles e incluso ha planteado replantarlos en otros lugares del litoral tinerfeño. Pero científicos de las universidades canarias rebaten estas tesis y tildan de "disparate" el propósito de trasladar un ecosistema a otro lugar del que no es natural. Entre la numerosa documentación enviada a Bruselas por los colectivos conservacionistas contrarios a esta infraestructura, figuran estudios científicos que aseguran que "el principal factor de amenaza sobre la comunidad de fanerógamas (sebadales) ubicada en la franja entre el litoral de Granadilla y la punta de Rasca es la construcción del puerto industrial". "Este hecho provocará que los sebadales de Granadilla se vean afectados más allá de los límites propuestos por la Autoridad Portuaria para su desprotección", añade el trabajo realizado por los profesores de la Universidad de La Laguna Alberto Brito Hernández y Jacinto Barquín Díez.La especie marina más polémica.
Las estrategias del Gobierno de Canarias y sus socios para quitar obstáculos que impiden la construcción del puerto de Granadilla se han centrado en el polémico sebadal, esas praderas marinas cuyo extraordinario valor, avalado por todos los estudios, no parece ser prioritario. Primero fue el intento de descatalogación de una parte concreta de sebadal que queda entre el lugar destinado para el puerto y el LIC, suspendido cautelarmente por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, y ahora son los cambios que CC ha llevado al Parlamento para el Catálogo de Especies Protegidas. Los científicos de las universidades canarias han denunciado estas maniobras e insisten en el gran valor que tienen especialmente los sebadales de Granadilla, que ocupan en total un 57,73% de los sebadales de Tenerife y un 20,14% de los de toda Canarias. Genéticamente son los que tienen mayor diversidad del Archipiélago y mayor potencial evolutivo. De toda el extenso fondo marino que ocupan, sólo una parte está estrictamente protegida con las figuras LIC y, ahora, ZEC. Los científicos han pedido que se amplíe esta zona en dirección a donde se prevé construir el muelle industrial (donde el sebadal también está muy bien conservado) y han dejado claro que las obras conllevarían la degradación irreversible de todo el ecosistema.

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