sábado, 31 de agosto de 2024

LA ESQUINA

Elvis Presley, *Guadalajara.

Regreso del supermercado, hoy tenemos cena mexicana en casa y cocinaré. Hace calor, no remite, así que conecto el AC, suena Elvis en Spotify y me dispongo a trabajar un rato ahora que la casa está ya más fresca y voy dejando de sudar. Tengo sobre la mesa un batido de fresas con jugo de naranjas que acabo de prepararme y ni siquiera he encendido los flexos, hay luz suficiente.
Último sábado del mes, último día de agosto, qué rápido pasa el tiempo. A ver si va a ser verdad eso que me recuerdan siempre cuando suspiro por mi jubilación: ¡pero si el 2030 está a la vuelta de la esquina! Yo busco la esquina pero no la encuentro, aunque no ceso en mi empeño.
Jugo rico rico, buena música y parece que algo de motivación para dibujar, ¡manos a la obra!
Por cierto, éste es el menú de esta noche:
  • Nachos.
  • Anchoas.
  • Tortillas de pollo o setas.
  • Guacamole.
  • Pico de gallo.
  • Papas al horno con bacon.

ES Y NO ES

 

¿Y si la consciencia es un fenómeno cuántico?
Dos neurocientíficos se han tomado en serio responder a una de las cuestiones más difíciles y profundas que cabe imaginar.
Javier Sampedro, 31.08.2024

Bueno, ya está bien de vacaciones, ¿no? Olvídate de la subóptima paella del chiringuito, despídete de los daiquiris con sombrillitas y enciende todas tus neuronas, que vamos a explorar una de las cuestiones más difíciles y profundas que cabe imaginar: ¿y si la consciencia humana es un fenómeno cuántico?

Todo esto empezó con Bertrand Ru­ssell, en realidad. Junto con Alfred North­­ Whitehead, el gran filósofo británico abordó a principios del siglo XX una tarea monumental: diseñar un autómata que pudiera deducir todo el conocimiento partiendo de un pequeño grupo de reglas de inferencia obvias y de axiomas, o verdades autoevidentes. Por ejemplo, todos los ángulos rectos son iguales. Parece evidente, en efecto, pues todos miden 90 grados. Otro axioma: dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí. También es difícil dudar de eso, desde luego. Puedes pensar que son verdades de Perogrullo (tautologías, en la jerga), y eso es lo que pretenden de hecho, pero la lógica matemática es una disciplina mental extremadamente adusta, donde cualquier afirmación, por obvia que nos parezca, debe hacerse explícita con meridiana claridad, como diría Rajoy. Hay poderosas razones para ello.

Russell y Whitehead avanzaron muchísimo en el proyecto y lo publicaron en sus Principia Mathematica de los años diez, causando gran sensación en el mundillo. Pero poco después, en 1930, el mejor lógico matemático de la época, un amigo de Einstein llamado Kurt Gödel, descubrió una inconsistencia interna que torpedeó la línea de flotación de aquel autómata generador de todo el conocimiento que habían soñado los filósofos británicos. Si lee esto un matemático se me va a cabrear, pero el asunto tiene que ver con la paradoja de Epiménides, un filósofo cretense de siglo VI antes de Cristo que dijo: “Todos los cretenses mienten”. Siendo él cretense, tiene que estar mintiendo, luego no es cretense. Una versión más general podría ser: “Esta frase es falsa”. Si es falsa es cierta, y si es cierta es falsa. Una paradoja milenaria.

Gödel mostró de forma brillante que cualquier sistema de axiomas y reglas de inferencia, como el autómata de Russell, puede deducir un teorema que dice “esto no es un teorema”. Si es un teorema, no es un teorema, pero si no lo es, sí lo es. Es el equivalente matemático de la paradoja de Epiménides. Si quieres profundizar en esta idea esencial, lee el mejor libro de divulgación científica que se ha escrito nunca, Gödel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle, del físico y escritor Douglas Hofstad­ter. Es de 1979, la versión española tiene 777 páginas, y a veces requiere clavar los codos, pero cambiará para siempre tu forma de pensar. Venga, ya te he dicho que se acabaron las vacaciones.

Roger Penrose, premio Nobel de Física en 2020, en plena pandemia, hizo hace mucho una lectura radical de la idea de Gödel. Según él, si el teorema “esto no es un teorema” nos parece una paradoja, es porque nuestra consciencia sabe que eso no puede ser un teorema, pese a que la pura inferencia lógica nos dice que sí lo es. Entonces, ¿de dónde hemos sacado eso que sabemos pese a la evidencia contraria? En un salto que solo un físico matemático podría ejecutar, Penrose propuso que solamente una teoría que combinara la física cuántica con la relatividad de Einstein podría deshacer la paradoja y explicar la consciencia humana.

Y los neurocientíficos Hartmut Neven y Christof Koch, dos pesos pesados del gremio, se lo han tomado en serio. Han diseñado una serie de experimentos para determinar si la consciencia es esencialmente un fenómeno cuántico. Quieren “salvar la distancia entre los sistemas microscópicos y macroscópicos, como el cerebro, y ofrecer respuestas al misterio de la consciencia”, en sus propias palabras. Eso sí que es un principio de curso de altura.

MESSI vs. CRISTIANO

 

¿Quieres ser cristiano? No, Messi
El PP, histórica e ideológicamente más vinculado a la Iglesia, se aleja estos días de los postulados del Papa, que ha declarado un pecado grave repeler a los inmigrantes.
Berna González Harbour, 31.08.2024

Hace pocos días, el bautizo de un chavalito argentino dio la vuelta al mundo porque al sacerdote se le ocurrió preguntarle: “¿Quieres ser cristiano?” Y él, más seguro de su identidad futbolística que de la religiosa, aclaró rápidamente: “No, ¡Yo quiero ser Messi!” Cómo se le ocurría al cura. Menos mal que este supo reaccionar rápidamente y cambiar la pregunta: “¿Quieres ser amigo de Jesús?” A lo que el niño aclaró que sí, con lo que la Iglesia pudo sumar otro miembro a sus no tan abarrotadas filas.

Sirva la anécdota para hablar de palabras y confusiones, especialmente en estos días de xenofobia. El caleidoscopio cambiante que ofrece la espinosa relación entre política y religión nos depara ahora un dibujo nuevo y sorprendente. El PP, histórica e ideológicamente más vinculado a la Iglesia, se aleja estos días de los postulados del Papa, que ha declarado un pecado grave repeler a los inmigrantes, mientras que una figura como Salvador Illa es quien defiende el humanismo cristiano.

Si la Iglesia es de izquierdas o de derechas quedó muy claro en la España franquista cuando la jerarquía se alió estrechamente con la dictadura y dio la espalda a la democracia. Sacerdotes y movimientos aliados de los pobres y de los menos poderosos ha habido siempre, pero sin mucha suerte en las alturas eclesiales, aunque estuvieran más cerca de lo que predicaba Jesucristo que la curia.

En su Homenaje a Cataluña, George Orwell se sorprende de que los españoles que iba conociendo en los años treinta renegaran de la Iglesia y la identificaran con una entidad dedicada a sacar dinero de la población y no precisamente de ayudarla. Pero esa fue nuestra historia: la Iglesia era de derechas; la izquierda era atea y laica.

Hoy el caleidoscopio gira, decimos, y nos ofrece una de estas paradojas de nuestro tiempo: la derecha se separa de Roma en su forma de apelar a las deportaciones masivas y de vincular la inmigración con la inseguridad, mientras la izquierda se muestra más humana. Pero la ultraderecha está logrando imponer su discurso de tal forma que hasta la izquierda se empieza a confundir. La Alemania socialdemócrata endurece su legislación ante el posible triunfo de la ultraderecha este domingo en elecciones regionales, y Pedro Sánchez ha vinculado seguridad e inmigración. Convendría que no se equivocaran de palabras ni de ideas y que lo tuvieran tan claro como el pequeño Ryan en su bautizo: una cosa es ser Cristiano y, otra muy distinta, ser amigo de Jesús. Una cosa es la inmigración y otra la delincuencia.

VER PARA CREER



Es tal el nivel retrógrado de esta Carta al Director que decidí investigar por si fuera una noticia falsa, un bulo, a saber. Y sí, increíble pero cierta, se publicó en el ABC sevillano, en 2022.

Leo: La edición sevillana del diario ABC ha publicado una "carta al director" desbordante de machismo, misoginia y tufo franquista a toneladas. El autor de la misiva se llama o hace llamar Fernando Alés Villota y tiene a Twitter desconcertado: ¿Acaso Fernando nos está hablando desde el pleistoceno? Su carta se titula "La caída de la natalidad" y empieza con un "Leo con pasmo…". Luego que si las mujeres ya no son femeninas y que si, ojo que vienen curvas, ya no están entregadas a la "honrosísima tarea de obedecer al marido".

¿POR QUÉ?


Mi casa ya no es mi casa. Villa Augusta es ahora Nueva Villa Augusta. La que fue disfrutaba de un precioso jardín que había crecido desde cero al mudarme, gracias a las buenas manos de Tito, al principio, y a las de Lea, mi jardinero, que lo cuidó año tras año, mes tras mes, para que mis perras, mi familia, mis amigos y yo, los gatos del vecino, mirlos y pájaros pequeños, y algún ratón. Un jardín que creció durante casi vente años que, sin duda, era la joya de la corona.
Mi casa ya no es mi casa. Cambian las circunstancias, cambia la vida y cambian sus moradores. Tras venderla sin dificultad -la verdad es que la compró la primera familia que la visitó- únicamente he pasado por allí una vez más, a recoger el correo, y fue suficiente, y la última. Me encontré un panorama desolador.
Mi casa ya no es mi casa. Los cipreses de la entrada al garaje habían sido talados, la hiedra de las paredes arrancada y parte de los arbustos y pequeños arbolitos del jardín también habían desaparecido. No llegué a fijarme en el césped, o no lo recuerdo, ni tampoco vi la araucaria del jardín trasero, pero visto lo visto espero lo peor.
Ayer, hablando con Óscar, uno de mis antiguos vecinos cuando vivía allí, me dijo que también habían talado el árbol. Así, a sangre fría, sin esperármelo. El árbol, a su vez la joya del jardín, el mismo que nunca tuvo nombre (Colorín lo llamaba Tito), el que no compartís hojas y flores pero que cuando estaba florecía, rojo todo, era maravilloso. Antes de dejar la casa había escrito una lista con todos los números de teléfono de profesionales con los que había contado a lo largo de los años para mantener la casa en condiciones: la señora que me ayudaba con la limpieza, electricista, fontanero y, por supuesto jardinero, al que jamás llamaron. Ahora lo entiendo todo.
Mi casa ya no es mi casa.






V (BIS)

A colación del artículo de Vidal-Quadras sobre los extraterrestres, éste es sólo un ejemplo de la frivolidad con la que llegan a tratarse las vidas de los seres humanos, de "otros" seres humanos, claro. Nadie escribe ya que se trata de negros y moros, porque sería políticamente incorrecto, pero ¿alguien duda que que no lo piensen? El problema de la inmigración existe, es un hecho, motivado por algo tan antiguo como las diferencias sociales entre personas y pueblos: gallinas, vacas o camellos; petróleo o minerales; puertos o montañas; mi dios o el tuyo; ricos y pobres. 
El sistema está podrido desde sus raíces, no funciona, pero es productivo para los países ricos, que son los que mandan en el tablero que, como diría Quino, dan jaque mate cuando les de la gana.
El ¡HOLA! dedica una morbosa portada, en su última edición, a esta pobre chica de 46 años que la palmó de un infarto. ¡Problemas de ricos! pensará uno de estos negritos invasores que pasean por La Laguna y ven la revista colgada en el kiosco de la Plaza de la Concepción.
Los países ricos esquilman, venden armas (a unos y a otros, que al fin y al cabo son las dos caras de la misma moneda), miran hacia otro lado ante guerras absurdas (matar siempre lo debería ser), sueltan por esa boquita lo indecible pero compran gas y petróleo a los mismos a los que increpan. Los mismos que producen y luego llevan los desperdicios (baterías, móviles y desechos nucleares) a África. ¿Necesitamos más ejemplos?
Los blancos se pelean entre ellos, los negros ídem y no olvidemos a los amarillos. 
¿Y si nos concienciamos que esto no tiene ya solución y que el mundo se ha ido a la mierda indefectiblemente y sólo nos resta sentarnos y esperar el Armagedón?
Yo me siento culpable de lo que ocurre, culpable por so hacer nada, por no saber qué hacer. Culpable por sentir tanto odio dentro contra los intransigentes, los reaccionarios, los que han olvidado nuestra Historia, los insensibles, los insolidarios, los fanáticos religiosos, los iracundos...
¡Culpable!
 

V


¿Qué pensarán los extraterrestres de nosotros?
Alejo Vidal-Quadras, exdirigente del PP y de Vox, sugiere que le estamos haciendo quedar mal ante los alienígenas.
Jaime Rubio Hancock, 29.08.2024

¿En qué se fijaría un extraterrestre que llegara a la Tierra? ¿En las guerras? ¿En la crisis climática? ¿En el retorno de Oasis?. El expresidente del Partido Popular en Cataluña y fundador de Vox, Alejo Vidal-Quadras, ha planteado en un tuit una historia de ciencia ficción más bien pocha en la que sugiere que a un alienígena le preocuparía la inmigración: “Imaginemos que hemos de explicarle a un habitante inteligente de otro planeta llegado a la Tierra que en nuestro mundo hay países ricos y desarrollados que permiten que todos los días centenares de extranjeros entren ilegalmente en sus territorios. ¿Qué pensará de nosotros?”.


Vidal-Quadras lo deja ahí, sin decir lo que pensaría el extraterrestre, pero en el millar de respuestas a su mensaje se da por supuesto que no sería nada bueno. Y no es una suposición sin base si tenemos en cuenta otros tuits en los que Vidal-Quadras compara a los inmigrantes con invasores (terrícolas y no alienígenas).

Muchas de las respuestas plantean en tono cómico los defectos del planteamiento y recuerdan que una civilización alienígena podría ser completamente diferente a la humana. El visitante quizás no entendería la idea de fronteras, puede que le pareciera absurdo que los países ricos no ayudaran a los pobres para que nadie tuviera que emigrar, o quizás pensaría que los seres inteligentes son los árboles e intentaría entablar contacto con ellos.

Y eso si pensamos en alienígenas más o menos bondadosos, pero los extraterrestres podrían venir a la Tierra para alimentarse de nuestra carne, llevarse nuestra agua o quedarse a vivir, un poco como en La guerra de los mundos, de H. G. Wells, o en la ya mítica serie V. Con lo que la pregunta de Vidal-Quadras no sería qué pensará ese extraterrestre de las fronteras, sino si preferirá el sabor de un europeo alimentado con aceite de oliva o el de otro que se ha criado con mantequilla.





En favor del tuit de Vidal-Quadras hay que decir que las historias de alienígenas se han usado a menudo para hablar de nuestros temores. En su magnífico Monster Show, el historiador y crítico David J. Skal explica que en las películas de la Guerra Fría, como Invasores de Marte, los alienígenas que se infiltraban en Estados Unidos eran un trasunto de los espías soviéticos.

Pero hay relatos que intentan ver estos encuentros de manera más compleja y no solo como una amenaza. Por ejemplo, unos cuantos imaginan los intentos de comunicarnos con otras culturas y civilizaciones. Intentos que pueden ser fallidos, como en Fiasco, de Stanisław Lem, o algo más exitosos, como en La llegada, de Ted Chiang. También hay historias que le dan la vuelta a lo que propone Vidal-Quadras, como la película District 9, de Neill Blomkamp, una sátira sobre el racismo y el apartheid. ¿Qué pensaría un alienígena si llegara a nuestro planeta, lo metiéramos en un campo de refugiados insalubre y lo llamáramos “bicho”?

Además de todo esto, a los alienígenas también les podemos dar lo mismo. En Pícnic junto al camino, Arkadi y Borís Strugatski sugieren que unos extraterrestres hicieron parada técnica en la Tierra y se marcharon sin más, dejando atrás lo que podrían ser los restos de una reparación o las sobras de una merienda más o menos rápida en un mundo tan retrasado que les resultaba indiferente. O, peor aún, La guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, empieza cuando las obras de una carretera espacial obligan a la demolición de la Tierra.

La idea de una visita extraterrestre puede ser también una excusa para vernos con distancia y humor, como en Sin noticias de Gurb, en la que Eduardo Mendoza le daba un buen repaso a la Barcelona preolímpica. Para esto, lo habitual es imaginarse a un extraterrestre (o a un extranjero, como el Balki de Primos lejanos) muy diferente, con el objetivo de buscar el contraste.

Pero también puede tener su gracia la visita de un alienígena exactamente igual que nosotros, como parece que propone Vidal-Quadras. Este alienígena se llama Juan Sánchez, es funcionario en un ministerio de Vlork, y está preocupado porque cada día llegan más inmigrantes de Vlirk a su país (¡sucios vlirkenses!). El Gobierno le ha enviado en misión secreta a nuestro planeta, donde se hace pasar por un expolítico en Twitter y recopila información acerca de nuestras políticas migratorias.

Es más, empiezo a pensar que en ese planeta con vida inteligente tiene que haber otra España. No sería tan extraño: en todos los planetas con vida que conocemos hay oxígeno, agua, luz solar y una España. No lo digo yo, lo dicen los datos.



jueves, 29 de agosto de 2024

CARTAS AL DIRECTOR


"Acabo de cumplir 26 años y debo volver a vivir con mis padres. Tras tres años sobreviviendo al alquiler de un bajo interior de 50 metros cuadrados en Madrid con mi pareja, nos hemos cansado de pedir ayuda para llegar a fin de mes tras la imprudencia de salir a cenar un día. Tenemos que leer que somos unos egoístas, que no queremos formar una familia. El dedo acusatorio siempre apunta a mi generación, pero nadie piensa en por qué no nos casamos, por qué no compramos casas, por qué no tenemos hijos ¿Realmente es mío el fracaso o es de una sociedad donde cada vez es más difícil iniciar un proyecto de vida?".
 
"¿Realmente es mío el fracaso?": la carta a la directora de 'El País' que denuncia el problema de los jóvenes para emanciparse
Una joven cuenta que ha tenido que volver a vivir con sus padres "cansada" de tener que pedir ayuda para llegar a fin de mes.