BELLEZA

 
Pocas cosas -no, ninguna más que ésta- me producen más emoción que los animales. 




AZUL Y VERDE

 
Hoy hace un precioso día de primavera, ni una nube en el cielo y aire fresco pero no fío, perfecto para hacer ejercicio en el jardín, tirado en el suelo sobre una colchoneta y con estas vistas. La pared sur de mi casa, cubierta de hiedra, el bambú ondulante a la izquierda y la copa de la araucaria al fondo. Este será, posiblemente, un buen día para retomar los almuerzos en el jardín.

EL COLOR DE LAS CLOACAS

La ministra de Defensa, Margarita Robles, habló ayer en el Congreso y muchos se echaron las manos a la cabeza por su "dureza", dicen hoy los periódicos. He aquí el mejor ejemplo de cómo explicar el concepto "hipocresía absoluta". Ahora nadie parece saber que todos los Estados, TODOS, tienen sus ciénagas, sus lagunas pantanosas, sus particulares tierras de Mordor; la Comarca de los hobbits, nosotros, está verde y es bonita, pero no es todo verde que te quiero verde. Está lo demás, lo que no vemos.

Pregunta la Ministra, ¿Qué puede (debe) hacer el Estado ante la declaración de independentisno de una parte de España? Pregunta simple y clara, respuesta obvia. ¡Oh! ¡Ah! ay lo que ha dicho la ministra, ¡dimisión automática ya! Lo han hecho mal, debieron invitar a los independentistas más beligerantes a un campamento de verano con psicólogos especializados, canoas, brilé y cursos de cocina y urbanidad, para que se relajaran un poco; seguro que la cosa hubiera llegado a buen puerto. Así, después de un par de semanas, Pedro Sánchez y Margarita Robles, como nuestros padres que son, hubieran podido compartir con ellos un día de puertas abiertas y cantar con todos el cumbayá. ¿O no?
Julie Andrews, The sound of music (Sonrisas y lágrimas),
*BSO, Predudio.

MASOQUISMO

Me gusta la política, aunque pensándolo mejor debería decir me gustaba la política. Cada mañana, al escuchar las noticias en Radio 5, vuelvo a pensar en volver al 0 informativo al igual que hice cuando el cénit mortal pandémico. Claro que todo es cómo uno se tome lo que oye: están aquellos a los que las noticias le resbalan -yo los envidio absolutamente- y luego estoy yo. Esa chulería con la que hablan, esa prepotencia, esas mentiras reiteradas que no hacen sino recordarnos que somos unos peleles; todo me resulta insufrible. La política nacional y la internacional, el Gobierno y la oposición, Putin y Kim Jong-un, la conferencia episcopal y sus secuaces, los independentistas catalanes, las cuentas del rey y el regreso del otro, los sinvergüenzas comisionistas enmascarillados y el irrisorio "me vengo a enterar ahora" del inefable Almeida... ¡su puta madre!
Sí, he de dejarlo, lo sé.
Menos mal que siempre nos quedará la música y los perros, los libros, los amigos, la familia, el chocolate y París (bueno, y NY también, por supuesto). Y esto es sólo el comienzo de la lista, menos mal. 
¿Y qué hacemos con ellos? Puente de plata.
Barbra Streisand, *Make it like a memory.

2 CITAS Y UN BRÓKER

 

Preguntado el tal Luis Medina -en la radio lo llaman "el aristócrata"- por su trabajo, éste responde que es bróker de materias primas: minería, carne, etc. Ante tanta elocuencia me pregunto si estaré equivocado y me debo presentar no como arquitecto sino como bróker de materias primas: cemento, bloques, etc. Estos sujetos, tan poco éticos en su trabajo como inmorales, justifican sus comisiones de todas las maneras posibles, dejando al ayuntamiento de Madrid como tolete, a la par que ingenuo. Dos Rhett Butler sin escrúpulos que a río revuelto, ganancia de pescadores. Estos dos pasarán a la triste historia de haberse hecho millonarios a costa del COVID. Gran honor.
Robespierre se hubiera puesto las botas con estos personajillos.

MONOPOLY, LIBROS Y LLUVIA


Pasear por Madrid es recordar una y otra vez las calles del Monopoly; muchas te suenan, hayas pasado por ellas anteriormente o no. Tuve uno de pequeño -¿seguirá aún en casa de mis padres? me pregunto-, aunque mi tablero era con las calles de Barcelona, de manera que la primera vez que estuve en aquella ciudad me pasó lo mismo, todo "lo recordaba". 

Madrid, Madrid, Madrid, dice el chotis de Agustín Lara, el nombre de la ciudad lo dice todo. Un corto fin de semana en la capital da para mucho, a pesar de habernos tocado una lluvia incesante allá donde fuimos. Una agenda muy elaborada para que encajaran todas las actividades, teniendo en cuenta las distancias, los horarios, etc., a pasar de no haber contado con las posibles inclemencias.
Todo Madrid era literatura, actos por el Día del Libro, actividades en museos, bibliotecas, en la calle. Así, empezamos nuestros planes tomando un café en el Círculo de Belllas Artes, cómo no. Un café antes de la exposición de Stanley Kubrick en el mismo edificio. Nuestro pase, al mediodía, nos sumergió en el mundo del cine, en cada película, mostrándonos fotos, atrezo de los films más famosos: vestuario de "2001...", "El Resplandor", "Barry Lindon", "La naranja mecánica" y otras más.  Hasta la máquina de escribir donde Jack Nicholson iba perdiendo la cabeza en el Hotel Overlook.
Un rato muy agradable en una más que interesante exposición antes de caminar hacia la segunda posta de la jornada, almuerzo con mi hermana y familia, cocidito madrileño rico rico en La Daniela.
> ¿Quieren que los llevemos al hotel en coche? Está lloviendo.
> No, gracias, ¿qué mejor manera de bajar la comida que dando un paseo?
Dicho y hecho, vuelta a caminar bajo la lluvia hasta llegar a nuestro destino, empapados, calados, pero con tiempo suficiente para cambiarnos de calcetines, secar un poco las chaquetas y llegar a tiempo al teatro Coliseum con entradas en ristre para el musical "Tina".
Buenas música, como no podía ser de otra manera, y numerito final. A uno de los espectadores, sentado un par de final detrás de nosotros, parece que no le gustó la función y comenzó a gritar a pleno pulmón: "esto no es un musical", repitiéndolo una y otra vez. "Esto no es un musical, es la vida de Tina Turner, peno no es un musical", aullaba. Finalmente tuvo que venir la policía a sacarlo del teatro. Nosotros, de nuevo bajo la lluvia, nos encaminábamos con unos amigos a cenar en un japonés en Fuencarral, al que llegamos callejeando, empapados nuevamente. Cena frugal, buena conversación y mejor compañía y al hotel. 13 km el primer día, con lluvia y todo.
El sábado amaneció algo mejor, pero fue sólo un espejismo. Volvió la lluvia y el viento, este último no nos permitió ir al Faro de Moncloa, donde habíamos reservado al mediodía, cerrado por vientos fuertes según nos comunicó un e-mail de los gestores del mirador. Sin planes hasta después de comer decidimos dar un paseo por el centro. Un sábado por la mañana parece que en las casas de la ciudad no queda nadie, todos los madrileños están en la calle. Y si a ellos nos sumamos nosotros, los foráneos, las calles estaban muy animadas. Escogimos para comer una taberna bilbaína, pinchos y papas bravas, antes de encaminarmos al Caixa Forum a nuestra siguiente exposición, de nuevo más cine.
Siempre es un placer entrar en este magnífico edificio que, aparte de su arquitectura -ésta justifica en sí misma una visita al edificio-, cuenta con interesantes exposiciones. En esta ocasión, clausurada una sobre tatuajes a la que no pudimos llegar, disfrutamos de "Cine y Moda". Centrada en películas donde Jean Paul Gaultier participó en el vestuario, Pedro Almodóvar y muchas películas clásicas que mostraban el vestuario de las actrices y actores. Para muestra, el traje de Greta Garbo en "La reina Cristina de Suecia".
Acabada la exposición y después de un café en la última planta del edificio continuamos hasta La Latina. Allí teníamos entradas para la adaptación teatral de la película de Lubitsch "To be or not to be", estrenada como "Ser o no ser" en España, con Juan Echanove como Josef Tura. Una comedia divertida, ágil y muy entretenida para casi terminar estos dos días en modo OFF que vienen siempre de maravilla. 
Madrid es siempre Madrid.
Agustín Lara y Lola Flores, *Madrid.

jueves, 21 de abril de 2022

SOBRE DOS RUEDAS

Viendo anoche un solitario patinete apoyado en otro buzón igual de olvidado, con su pequeña luz verde encendida, intenté imaginarme una ciudad llega de vehículos de dos ruedas. Motos, scooters, bicicletas o patinetes harían la ciudad mucho más vivible, reduciendo el número de coches, el estrés que conllevan, las colas interminables, el incesante ruido. Poniendo por ejemplo y como ídem a Berlín o a Amsterdam, donde las bicicletas son las reinas absolutas y no sólo para el verano, nuestras ciudades se recuperarían para el peatón, para el habitante, para el ciudadano; ¿y el coche? A las puertas, por supuesto. ¿Qué opinan? Da gusto soñar con un nuevo urbanismo, aunque sea sólo eso, un sueño.
Por cierto, me pregunto cada día cuál sería el merecido castigo para los que aparcan sobre las plazas de motos o las adaptadas: ¿exilio o garrote vil?
Aterciopelados, *Baracunatana.

martes, 19 de abril de 2022

DESPUÉS DE 699 DÍAS

¡POR FIN!

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Pues, qué quieren que les diga, que estoy muy feliz. Las primeras noticias desde Wuhan estando yo en Israel, el confinamiento mundial (primera vez en la Historia) -aquellos tres meses de encierro solitario- de los que ya ni uso sabe si se ha recuperado realmente-, las interminables restricciones, los estados de alerta, las mascarillas, el gel, la llamada "distancia social", el teletrabajo -con lo que supuso: chats, teléfono, videoconferencias interminables-, el ubicuo "Resistiré", la vuelta a la oficina, la campaña de vacunación -y los jetas saltándose el turno, obispo incluido-, el fallecimiento de mi padre y varias e inesperadas muertes más, todas tristísimas... Por lo menos una buena noticia para variar, a pesar de los rancios artículos que nos esperan sobre la incidencia, el repetido "yo no me la voy a quitar", los moralistas y su" tú sabrás", dónde llevarlas y dónde no, aquellos que protestaron cuando las mamparas y los mismos quejándose por que las quitan y todos los nuevos tópicos que leeremos durante muchos días en los periódicos. Nunca, nunca estamos contentos con lo que tenemos.
Julieta Venegas, *Me voy.

MIEDO, ASCO Y VERGÜENZA


Hubo un tiempo, en las postrimerías de la época de Felipe González, años ha, donde cada despertar era un devenir de sorpresas (in)esperadas; no iba a poder ponerse la cosa peor, creíamos ingenuotes: GAL, caso Guerra, caso Roldán, caso Paesa, etc. etc. Con el ¡váyase señor González! siguieron pasando los años y llegó la Guerra del Golfo, la de Irak, Aznar y Bush departiendo en yanqui sobre armas de destrucción masiva, el ISIS, el ¡ha sido ETA!, la crisis, el COVID hoy. Ahora en España, completamente olvidada la asignatura optativa de "Ética" y con la filosofía reducida a escombros en los colegios, hemos entrado en la era de las comisiones. Todo es comisionable, desde las mascarillas en el cénit de la pandemia -y de los muertos-, el fútbol y sus eméritas competiciones allende los mares, los aristócratas Luises, que no los 100.000 hijos del santo, y sus amistades peligrosas o las amistades de los peligrosos aristócratas, que lo mismo da; Urdangarin y sus secuaces lo vinieron venir y se apuntaron raudos al carro. Comisiones por las que a nadie se le cae la cara de vergüenza, por las que nadie se mueve para no salir en la foto o para alejarse de los focos. 
¿Y por qué íbamos a hacerlo si no hemos hecho nada ilegal? repiten a modo de mantra, una y otra vez.
Si antiguamente la culpa de todos los males del mundo la tuvo el diablo y después Zapatero, ahora ha vuelto a ser de este gobierno de rojos, de Pedro Sánchez y de su cohorte de fiscales. Así vamos. Me pregunto, de verdad, si el Armagedón estará ya cerca y esto sólo son avisos para navegantes.
Asco me dan, jetas inconmensurables, aprovechados, inmorales, ladrones. Otros miedo, que no si es peor. Vergüenza, todos ellos.
*Cantando bajo la lluvia, BSO. Jene Kelly.