domingo, 30 de septiembre de 2018
EL PRIMER CAFÉ
Porta, *El fin del mundo
Desayuno cada mañana temprano en un bar, allí me dan los buenos días los dueños, él y ella. Él, muy muy de derechas, yo no, indefectiblemente termina hablando de política, es decir, criticando a cualquier cosa que roce el centro -hacia la izquierda-. Tocaba una de estas mañana hablar del tema de la Ministra de Justicia y su reunión con Garzón y con el inefable comisario Villarejo. Él repetía que la señora tenia que dimitir, que si por esto, que si por aquello. Yo cuento hasta veinte antes de involucrarme en la conversación pensando que antes de terminar él habrá cambiado de tema, pero esta vez no, ahí seguía con su diatriba.
- Pues esta vez te voy a dar la razón en una cosa, no había necesidad de mentir y si había comido con el comisario, hace varios años y cuando este sujeto no era aún un apestado, ¿por qué negarlo? Ahora, lo que me parece vergonzoso es que se utilice el mismo argumento una vez cóncavo y otra vez convexo, o sea, mirado del lado que más interese. Este tal Villarejo, bestia negra en estos días, el mismo que grababa conversaciones a diestro y siniestro, es el mismo que grabó a Corinna hablando del Rey emérito, testimonio borrado del mapa sobre la marcha y al que no le hicieron caso alguno libándolo de todo mal; este mismo modus operandi, la grabación, es el mismo que se utiliza ahora como arma contra la Ministra. Cuando Corinna y Juan Carlos I nada de nada, con la ministra, en cambio, es gravísimo.
Vergüenza da ver en qué se ha convertido la Oposición en España, másteres, reuniones, currículums pero de los problemas verdaderosdel país y del mundo ni mú.
Lean, si les apetece otra opinión mucho más fundada que la mía, el artículo de Llamazares de ayer, precisamente sobre el mismo tema.
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Tiro al plato
En menos de tres meses han dimitido
tantos ministros de Sánchez como en cinco años de gobiernos de
Rajoy.
Julio Llamazares, 29 SEP 2018 - 00:00
CEST
https://elpais.com/elpais/2018/09/28/opinion/1538150850_488182.html
Primero fue Màxim Huerta, que duró al
frente del Ministerio de Cultura dos días, obligado a dimitir por un
antiguo pleito con Hacienda que le supuso una sanción
administrativa, que no penal (poca cosa viniendo de donde veníamos,
pero una inconveniencia al fin). Luego fue Carmen Montón, su
compañera al frente del de Sanidad, que tuvo que dimitir también
tras descubrirse un presunto plagio en un antiguo trabajo de
doctorado así como cierto trato de favor en uno de los másteres
famosos de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Detrás de ella
fue el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el sujeto de
otra acusación de plagio en su tesis doctoral, que tuvo que hacer
pública para demostrar que aquélla era infundada. Apenas unos días
después, la divulgación de unos audios grabados sin su conocimiento
en una comida entre profesionales de la policía y de la justicia,
hace algunos años, a la hoy ministra de Justicia, Dolores Delgado, y
entonces fiscal de la Audiencia Nacional y en la que se manifestaba
digamos que con espontaneidad, como todos en esas situaciones, los
que le costaron la reprobación política por un Senado controlado
por los partidos de la oposición, que pidieron a coro su dimisión.
Y hace tres días ha sido el exastronauta y ministro de Ciencia y
Universidades Pedro Duque al que le han encontrado otro punto débil,
una empresa presuntamente constituida para pagar a Hacienda menos
impuestos (de momento aún no le han acusado de no haber viajado al
espacio, pero todo se andará) el que ha sufrido los dardos de la
oposición, que también pide su cabeza. Puede que todo sea una
coincidencia, pero la política española empieza a parecer una
competición de tiro, no sé si de tiro al pichón al plato.
Se sabía que la vida del Gobierno de
Sánchez, que llegó al poder tras una moción de censura del
anterior, iba a ser todo menos tranquila, pero pocos imaginábamos
que fuera a ser tan difícil. En menos de tres meses han dimitido
tantos ministros de Sánchez como en cinco años de gobiernos de
Rajoy y se pide la cabeza de otros más. Si yo fuera ministro de este
gobierno andaría con cuidado, pues hay muchas personas esperando el
grito de “¡plato!” para disparar.
La oposición, como es natural, sobre
todo la conservadora, que se vio apartada por sorpresa de un poder
que considera patrimonio suyo, justifica esta competición en nombre
de la limpieza y la transparencia que el partido del Gobierno tanto
pregonó desde la oposición, y en eso tiene razón. Lo que no casa
tan bien con esa explicación es que los conservadores reclamen la
dimisión de un ministro detrás de otro cuando, estando en el poder,
los suyos no predicaron precisamente con el ejemplo. ¿O es que es
peor la reprobación de la ministra Delgado por unas manifestaciones
indignas e impropias de una ministra, pero grabadas cuando no lo era,
que la de su antecesor en el ministerio, Rafael Catalá, por
presionar directamente a los jueces en los asuntos de corrupción que
afectaban a su partido?
En cualquier caso, somos muchos los
españoles —de izquierdas y de derechas— a los que nos cuesta
creer que el verdadero motivo que lleva a Ciudadanos y al PP a pedir
la dimisión de un ministro tras otro sea la defensa de la honradez y
la limpieza de las instituciones después de ver cómo se oponían a
que el Parlamento investigue al Rey emérito, acusado por una amiga
de corrupción en una conversación con el mismo personaje que grabó
a la ministra de Justicia, por considerarlo entonces un delincuente.
sábado, 29 de septiembre de 2018
EL PADRÓN
Por fin he cumplido con mi obligación ciudadana de empadronarme allá (acá) donde vivo, no tiene sentido seguir haciéndolo en casa de mis padres, ya en la que fuera casa familiar. Así que ayer viernes, sobre las 11 de la mañana, me acerco a la oficina del Padrón municipal, tan feliz. Gente, gente por todas partes, dentro y fuera, de pie y sentados, apelotonados apoyados en las paredes. Entro cabizbajo, le pregunto a un policía -¿por favor, ¿para empadronarme?
-Coja número, me dice.
-¿Esta cola es para lo mismo que yo?
-Sí señor, me contesta.
-¿Y tanta gente es normal? pregunto ingenuo.
-¿Tanta gente? A veces hay mucha más.
Pues nada, pensé, a lo hecho pecho. Cojo número, el 182, miro alrededor para comprobar que no hay sitio para sentarme y elevo la mirada para ver el último número al que habían llamado... ¡Oh!, el número 96, ¡casi 100 números por delante! Así empezó y así terminó, casi dos horas después, sentado finalmente bajo uno de los aparatos de aire acondicionado, "La desaparición de Stéphanie Mailer" en ristre y mucha paciencia, muuuuuucha. Conversaciones a la que es imposible hacer oídos sordos, niños llorando -los entiendo-, móviles, gente entrando y saliendo. Dos horas de lectura para encontrarme, finalmentee, con la señora de la mesa nº1, extremadamente amable y expeditiva, que me resolvió el papeleo a lo sumo en 10 minutos. Ella, que igual que yo aguantaba el tiempo, pero en su caso trabajando, me atendía con una sonrisa en la boca y una amabilidad exquisita. Aún así, después de las dos horas de espera, salí feliz de la oficina, créanme.
CAOS ABSOLUTO
Murphy, dichoso Murphy y su Ley. Se cumple siempre, es un hecho. Junto con la mudanza de mis padres y todo lo que ha supuesto, no sólo física sino psicológicamente, por injusta e innecesaria, se une el colapso de mi ordenador a principios de semana, el lío de mi trabajo, justo cuando estoy terminando dos proyectos, y la ola de calor en que ha estado sumido el archipiélago. Menos mal que TODO tiene siempre solución y la cosa se va arreglando pasito a pasito: la puesta en orden de la casa adonde se han mudado mis padres va viento en popa, mi ordenador me lo dar el lunes vivito y coleando, podré seguir trabajando como siempre para terminar lo que está pendiente, mis perritas siguen bien, comienza en unas semanas la temporada de ópera y, si me apuran, las Navidades (y por ende mis vacaciones) están ya a la vuelta de la esquina.. Ya ven, el que no se consuela es porque no quiere.
domingo, 23 de septiembre de 2018
SO SIMPLE
Qué placer me causa ver a dos Primeros Ministros, Presidente del Gobierno en nuestro caso, jóvenes y sencillos, y Trudeau ¡con calcetines de lunares!
TODOS LO SABÍAMOS
El sábado, después de cenar una estupenda ensalada en un lugar algo menos estupendo -el bullicio se hacía insufrible- fuimos a ver "Todos lo saben". Magnífica. Una historia sencilla peno no menos fuerte, unos actores muy muy buenos (Penélope Cruz siempre a la altura; Bardem, Darín y el resto también), una película muy bien contada, como la vida misma.
Como me encuentro pasando una época complicada (motivos personales, para decirlo educadamente, aunque mejor diría motivos familiares -tiburones todos, diría mi amigo V-), la película me dio de lleno. Todo puede ocurrir en la familia más bien avenida, rencores, amores no curados, envidias, celos y el poderoso caballero, siempre presente. Una película para ver y para pensar en la propia familia, sólo por precaución.
ACIAGA VUELTA
Después de un fin de semana muy feliz, cumpleaños y reencuentro incluidos, me encuentro con niebla en el aeropuerto de Los Rodeos (TFN) y un retraso de casi tres horas para volver a casa, no hay taxis en el aeropuerto... la verdad es que no fue tanto el periplo, sólo paciencia y poco más.
Portugal. The Man, *Feel it still.
OTOÑO
El otoño es una de las cuatro estaciones del año y una de las dos de la
zona intertropical. Astronómicamente, comienza con el equinoccio de
otoño (alrededor del 21 de
septiembre en el hemisferio norte y 21 de marzo en
el hemisferio sur)
y termina con el solsticio de invierno (alrededor
del 21 de diciembre en el hemisferio norte
y 21 de junio en
el hemisferio sur). Sin embargo, habitualmente se conoce como otoño el
período que comprende los meses de septiembre, octubre y noviembre en
el hemisferio norte y marzo, abril y mayo en el hemisferio sur. En ambos hemisferios, es
la estación de las cosechas, por ejemplo, del maíz y el girasol. En la literatura,
el otoño, en sentido figurado, representa la madurez. Su nombre proviene
del latín “autumnus”,
palabra que se ha vinculado a la raíz “augeo-”: aumentar. De este modo,
los etimologistas latinos explicaban la palabra como “auctus
(participio pasado de augeo) annus”: el aumento o la plenitud del año.
Compárese con el castellano el término "auge", que proviene de
idéntica raíz. Otros autores como Breyer y Ernout-Meillet, vinculan la palabra
latina “autumnus” con la raíz etrusca;
“autu-” que implica la idea del cambio y aparece, también, en el nombre de la
divinidad etrusca Vertumno, quien —entre otras funciones—, predecía el cambio de
las estaciones.
Vivaldi, *Las Cuatro Estaciones (El otoño).
sábado, 22 de septiembre de 2018
MORIR POR LA ÓPERA
Encontrar un amigo con el que departir de ópera es un placer y más si podemos echar mano a la videoteca de Youtube para disfrutar de estas joyas que nos regala la Historia.
Alfredo Kraus y su maravillosa actuación en Werther, Massenet.
Teatro de la Zarzuela, Madrid, 1996. (3er y 4º Acto).
REENCUENTRO
La felicidad, qué complicada y qué fácil de obtener en muchas ocasiones. Algo tan fácil de tener como una cena entre amigos y cuánto placer produce. En esta caso escribo acerca de una cena de reencuentro entre buenos amigos, muy buenos, de esos con los que uno se sienta a hablar como si de Fray Luis de León se tratara, simplemente el tiempo no pasó, se detuvo. Tan sencillo como empezar una conversación, recordar en un tris los viejos tiempos, hablar de lo (a los) que perdimos, lo que hemos ganado y listo. Un cena fantástica, buena comida, amena conversación y y mejor compañía; ¿se puede pasar una noche de viernes mejor? Además, era mi cumpleaños, de manera que la felicidad fue total. Cuánta razón tenía Proust.
♫
The Scripy, *Superheroes.
viernes, 21 de septiembre de 2018
RASERO
Vale que el asunto de los estudios sirva como magnífica, y tupida, cortina de humo ante lo que pasa en España, vale que dimitan ministros, que se investigue a diestro y siniestro, que los másteres estén en el punto de mira, que la Universidad Juan Carlos I parezca ser la vergüenza de la enseñanza española. Vale, bien, pero que, como de lo que se trata es de ser un mentiroso, se investigue a todos, a estos y a aquellos por igual. Todos deben ser como la mujer del César, sin exclusión alguna.Yo, por lo pronto, siento vergüenza ajena por lo que veo.
¿CÓNCAVO O CONVEXO?
Un amigo, tu compañero de estudios, saca mejoras notas que tú por entregar, aparentemente, un trabajo muy parecido al tuyo:
a) Te alegras por él.
b) Te enfadas, te indignas y dejas de compartir tu tiempo con él.
Un compañero de trabajo cobra más productividad que tú:
a) Te alegras por él/ ella.
b) Te corroe la envidia que se torna en rabia. Dejas de hablarle.
Tú, funcionario, tienes un grupo de compañeros que pueden presentarse a una plaza de funcionario interino por concurso de méritos, sin examen:
a) Te alegras por ellos.
b) Te indignas e impugnas el concurso. ¡O todos o ninguno!
¿Cómo lo ves tú? ¿cóncavo o convexo?
martes, 18 de septiembre de 2018
LO PÚBLICO
Conversaban el otro día dos amigos de lo que implica trabajar para la Administración Pública, en concreto la conversación versaba sobre el trabajo en un Ayuntamiento. Uno de los interlocutores defendía su actuar "en defensa de los intereses del Ayuntamiento", el otro estaba en desacuerdo. Si bien no se debe olvidar que se trabaja en la Administración, defendía, y vaya la legalidad siempre por delante, se debe trabajar "en defensa del administrado", que ésta es la verdadera labor de quién trabaja en el sistema público. Desgraciadamente parece que estos dos conceptos resultan antagónicos. Obviamente ya pueden imaginar cuál de los dos sufre más en su puesto de trabajo.
domingo, 16 de septiembre de 2018
PERO ¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ?
¡Un cachalote en Madrid!.
https://ultimahora.es/noticias/nacional/2018/09/14/1025363/expectacion-por-aparicion-cachalote-madrid.html
Expectación por la aparición de un cachalote en Madrid
R.D. | Madrid | 14/09/2018
Los viandantes no daban crédito. Aquellos que este viernes
por la mañana han pasado por el puente de Segovia, en Madrid Río,
han comprobado como en el estanque cercano se hallaba lo que parece ser
un cachalotevarado. Un gran mamífero marino a
muchos kilómetros del mar, rodeado de personal con batas blancas.
La zona estaba acordonada y se ha llenado de curiosos. El
propio Ayuntamiento de Madrid prometía dar más detalles del sorprendente
'hallazgo'.
Todo se trata de una campaña, en este caso, a favor del
medio ambiente y por la concienciación de la sociedad en relación a un problema
que atañe a todos.
Así es ‘Whale’, una intervención artística del colectivo
belga Captain Boomer, que simula la actuación que en la vida real se lleva a
cabo ante la aparición de una ballena varada, una representación que ya ha
tenido lugar anteriormente en grandes capitales europeas, como Londres, Amberes
o París, e incorpora a varios actores que simulan ser científicos que
interactúan con el cetáceo e invitan al público a participar como un agente
más.
Esta instalación abre la programación de otoño de
CiudaDistrito, que se presentará el próximo miércoles en el Teatro Galileo de
Chamberí y contará con más de 200 actividades culturales gratuitas por toda la
ciudad.
La intervención, centrada en la enorme escultura
hiperrealista a tamaño real, estará instalada en el espacio madrileño todo el
fin de semana.
Caco senante, *Una gaviota en Madrid.
LA PIEDAD
Cine anoche. Isabel y yo optamos por "Un océano entre nosotros", absurda traducción de "The Mercy". Una película extraña sobre un pobre hombre superado por las circunstancias, por sus circunstancias.
sábado, 15 de septiembre de 2018
EL GRAN HERMANO DIGITAL
Herejes de la religión digital
La redención tecnológica que algunos vieron en Internet
puede convertirse en una condena. Varios ensayos alertan del peligro del
control digital de la sociedad, pero no siempre consiguen que coincidan teoría
y práctica.
https://elpais.com/cultura/2018/09/13/babelia/1536828693_419316.html
En 2014 el bloguero iraní Hossein Derakhshan, que
se hizo célebre como uno de los impulsores del periodismo ciudadano, fue liberado tras pasar seis años en la cárcel.
Cuando tuvo acceso de nuevo a Internet se quedó espantado de los cambios que
había experimentado la Red durante su encierro. En distintas intervenciones
públicas denunció que la tecnología digital había perdido su capacidad para la
transformación política y social y se había convertido en una fábrica de
entretenimiento. La razón, según Derakhshan, es que en la época de las redes
sociales, el hipertexto —que, a su juicio, era el elemento definitorio del
Internet original— se había visto desplazado por la lógica de la novedad y la
viralidad. La comunicación digital se habría convertido así en un flujo
constante de imágenes controlado por algoritmos opacos.
El desencanto de Derakhshan es interesante porque contrasta
con el entusiasmo que desató la eclosión de las redes sociales, aún mayor que
el que se produjo con la gran marea de blogs de unos años antes. La web 2.0 fue
anunciada como un retorno del espíritu comunitarista de los tiempos heroicos de
la contracultura informática. Es una pauta habitual. La historia de la
recepción de la tecnología digital es una sucesión de exaltaciones y
decepciones explosivas y fugaces. Los cambios técnicos —algunos francamente
triviales— son vividos como el albor de un mundo nuevo o un anuncio del
apocalipsis. Precisamente si algo caracteriza el momento actual, al menos desde
el punto de vista de la producción intelectual, es la generalización de la
literatura crítica con las redes sociales. Se trata de un cambio profundo
respecto a la situación de hace apenas un lustro, cuando muchos tecnólogos
consideraban casi una ofensa personal que alguien escribiera sobre Internet sin
la deferencia debida a los medios sociales.
Uno de los pioneros e impulsores de este giro crítico
es Jaron Lanier, ingeniero informático y
miembro prominente de la cultura digital estadounidense, que se dio a conocer
como ensayista con dos libros —Contra el rebaño digital y ¿Quién controla el futuro?— que denunciaban
respectivamente las dinámicas de linchamiento que se estaban generalizando en
la web social y la concentración de poder en manos de unas pocas
megacorporaciones tecnológicas. Todos los textos de Lanier parten de una idea
lúcida que desarrolla de un modo superficial pero interesante. Por desgracia,
tiende a sepultar sus tesis sobre aquellos temas que conoce de primera mano
bajo varios estratos de opiniones que exceden manifiestamente su ámbito de
competencia y, peor aún, recordatorios de sus inagotables talentos e intereses.
Si el narcisismo fuera una enfermedad infecciosa, las autoridades sanitarias
confinarían a Lanier en una cámara de aislamiento. Por eso su último ensayo, en
el que repasa algunos de los aspectos más perniciosos de las redes sociales, se
beneficia de un tono mucho más directo y modesto que los anteriores. Lanier no
se priva de darnos su opinión sobre un amplio abanico de temas y parece creer
en serio que las redes sociales han provocado una desviación maléfica en el
curso de la historia (literalmente atribuye las políticas gubernamentales de su
país a una supuesta adicción a Twitter de Donald Trump). Pero su análisis de la
retroalimentación negativa de la arquitectura de las redes sociales, los intereses
comerciales de sus propietarios y sus anunciantes y las conductas sociales de
sus usuarios es valiente, claro y sugerente.
a centralidad de las redes sociales en las comprensiones
contemporáneas de la cultura digital está alimentando un heterogéneo conjunto
de estudios académicos que recibe mucha atención mediática, pero cuya
coherencia es cuestionable. Esta especie de redología abarca desde
desarrollos rigurosos en el campo de la biología y la matemática hasta
planteamientos sociológicos o filosóficos mucho más impresionistas. La metáfora
de la Red imprime una pátina de unidad a un campo de análisis que, en realidad,
recuerda a aquella escena de Amanece que no es poco en la que el
maestro pone un examen a los niños del pueblo diciendo: “Tomad nota de las
preguntas: Las ingles. Su importancia geográfica. ¿Son verdad las ingles?
Historia de las ingles. Las ingles en la antigüedad. Las ingles de los
americanos. ¿Cómo hay que tocar las ingles? El ruido de las ingles…”. Basta
sustituir “ingles” por “redes” para obtener una panorámica bastante precisa de
las versiones más ampulosas de los estudios netológicos.
Precisamente el crédito que el historiador conservador Niall
Fergusonda a la teoría de las redes es el principal lastre de un
ensayo, por lo demás, robusto y divertido. La plaza y la torre hace
un recorrido vertiginoso por el modo en que a lo largo de la historia
organizaciones emergentes poco estructuradas (las “redes”) han logrado
imponerse a instituciones con una urdimbre burocrática más rígida (las
“jerarquías”). Ferguson relativiza la novedad de las redes digitales subrayando
la continuidad de los usos de la tecnología actual con el pasado analógico. El
ascenso de la web social sería, desde su punto de vista, un subproducto de la
crisis de la institucionalidad jerárquica que se había generalizado en
Occidente tras la Segunda Guerra Mundial. A partir de los años setenta del
siglo pasado, en cambio, se habría ido difundiendo una nueva arquitectura
social reticular de contornos más vagos, un proceso en el que resultó esencial
la apuesta por la mercantilización.
Es una tesis vigorosa y probablemente correcta. El problema
es que Ferguson trata de convertir la contraposición metafórica entre redes y
jerarquías en un mecanismo teórico de largo alcance histórico. La estructura
topológica de ambas dinámicas sociales explicaría así toda clase de
acontecimientos de los últimos cinco siglos: desde la reforma protestante, las
sectas masónicas y el movimiento Taiping hasta las estrategias políticas de
Henry Kissinger y el ascenso de Donald Trump, pasando por casi todo lo demás.
Es difícil exagerar la concupiscencia conceptual de un libro en el que
aparecen, separados por unas pocas páginas, Pizarro, Lutero, Paul Revere,
Rothschild, Virginia Woolf, Kim Philby, Lenin, Lucky Luciano, Hayek o John
Perry Barlow. Ferguson mezcla y confunde un repertorio complejo de conceptos
sociológicos —burocracia, jerarquía, clase, estatus, capital social…— y somete
procesos muy diferentes a una interpretación reductiva con un fuerte aire
de cherry picking. Se precisa una fe fanática en la topología para aceptar
que las dimensiones formales de la organización social tienen tal poder
explicativo. Sencillamente es un marco teórico demasiado estrecho para la
inmensa cantidad de tramas históricas que estudia.
Algunas de las críticas filosóficas más vehementes de la
economía política de las redes sociales están siendo elaboradas por herederos
intelectuales del último Michel Foucault. Es el caso de Éric Sadin, que se dio a conocer en nuestro país
con La humanidad aumentada y cuyos estudios tecnológicos
beben de la obra de teóricos del neoliberalismo como Christian Laval y Pierre Dardot o, sobre todo, Luc Boltanski y Ève Chiapello. La tesis
central de La silicolonización del mundo es que se está imponiendo
globalmente una forma extrema de liberalismo —el tecnoliberalismo— basada en
una “alianza entre la vanguardia de la investigación tecnocientífica, el
capitalismo más aventurero y conquistador, y los gobiernos social-liberales que
ven en la algoritmización de las sociedades la ocasión histórica de responder
al núcleo de su proyecto”. Sadin exhibe músculo histórico y sociológico para
radiografiar la capacidad legitimadora de la tecnología digital, el modo en que
se ha convertido en la tabla de salvación de un régimen social agotado que
afronta una crisis estructural.
La silicolonización del mundo describe de forma
convincente los cambios en las “visiones del mundo” dominantes, el modo en que
las promesas de redención tecnológica que emanan de Silicon
Valley desempeñan un papel fundamental en nuestra aceptación
del orden social. Sin embargo, en sus páginas a menudo queda difuminada la
frontera entre el análisis ideológico y la realidad. Da la sensación de que
Sadin se toma la ideología californiana más en serio que los propios
ciberutopistas. Es indiscutible que los mitos tecnológicos tienen capacidad
consensual y están muy presentes en los discursos políticos públicos. Otra cosa
muy distinta es el papel efectivo que desempeñan, por ejemplo, la economía del
conocimiento o la inteligencia artificial en nuestro sistema económico y
político. Como recuerda Jaron Lanier con honestidad, “inteligencia artificial”
nunca ha sido nada más que una metáfora propagandística. Y el maná de la
economía del conocimiento es una especie de fábula edulcorada que nos contamos
para ignorar problemas como el agotamiento de los combustibles fósiles. Los
datos no son el nuevo petróleo: el nuevo petróleo es el viejo petróleo pero más
caro y escaso. A fin de cuentas, tal vez la cuestión no sea tanto entender cómo
las redes sociales están cambiando el mundo —o incluso si lo están haciendo
realmente—, sino, al contrario, pensar cómo ha cambiado el mundo para que
atribuyamos tanta importancia a las redes sociales.
Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato. Jaron
Lanier. Traducción de Marcos Pérez. Debate, 2018. 188 páginas. 14,90 euros.
La plaza y la torre. El papel oculto de las redes en la
historia: de los masones a Facebook. Niall Ferguson. Traducción de Inga
Pellisa y Francisco J. Ramos. Editorial, 2018. 652 páginas. 27,90 euros.
La siliconización del mundo. Éric
Sadin. Traducción de Margarita Martínez. Caja negra, 2018. 320 páginas. 22
euros.
DIBUJO Y BACH
Me siento a dibujar ahora con la perspectiva de terminar un plano complicado. De fondo Johan Sebastian Bach.
Goldberg Variations, *BWV 988, Aria.
JETA INCONMENSURABLE
Lo de las inmatriculaciones de edificios que ha hecho la Iglesia en España durante los últimos años no tiene parangón. ¿Cómo ha acabado la Mezquita de Córdoba perteneciendo a la Iglesia Católica? Esta gente, experta en expolios y en no pagar impuestos, a lo tonto va engrosando su patrimonio a costa del que pierde el Estado, o sea del que perdemos todos. Sin comentarios.
LLGH
Invitados estábamos a la inauguración de "Lassotea", terraza situada en la cubierta del La Laguna Gran Hotel. Allí, con motivo de los fuegos de las Fiestas del Cristo, en La Laguna, estábamos reunidos los amigos más cercanos, teniendo la oportunidad de saludar, además, a muchos amigos y conocidos a los que uno no tiene la oportunidad de ver a menudo. Buenas compañía, un lugar privilegiado para disfrutar de los fuegos y una música estupenda convirtieron el encuentro -el evento, que dirían hoy- en una noche de lo más agradable. Antes, por la tarde, había tenido lugar la procesión del Cristo, la "del retorno".
DOLCE FAR NIENTE
Lo normal es que llegue al viernes exhausto, y esta semana no ha sido diferente. La entrega que me supone el trabajo diario, por la mañana al 100% y por la tarde, aunque algo más relajado, también a tope, hizo que el jueves, entrada para el concierto de música de cámara en el auditorio, se quedara sin usar, no tuve fuerzas para vestirme y bajar de nuevo a Santa Cruz, con este cansancio, con este calor sofocante. Una siesta que me supo a poco y algo de dibujo, el jueves estaba metido en la cama a las 11, quedándome como un tronco en unos minutos. Ayer viernes vuelta a empezar, con calor aún, trabajé por la mañana y, después de comer, me tiré en el sillón a no hacer nada, mejor dicho, a disfrutar del placer de la lectura. Mis perritas entraban y salían, los ventanales del jardín estaban abiertos (Mies hubiera preguntado ¿qué está dentro, qué está fuera?) y yo seguía con el libro "La desaparición de Stéphanie Mailer" mientras sonaban en mi iPod arias de ópera.. Qué sensación placentera la de poder disfrutar de una tarde leyendo, sin mayores preocupaciones. Lástima que esto no sea más recurrente.
jueves, 13 de septiembre de 2018
TONTOS
Los másteres sin control de quienes nos toman por tontos
El ‘caso Montón’ demuestra que las inspecciones educativas
no funcionaron en la Rey Juan Carlos.
Cada vez que un político español es señalado por conductas
irregulares intenta explicarse públicamente tomando por tontos a los
administrados. El caso más sangrante y que la justicia investiga es el del
presidente del PP, Pablo Casado. Llegó a decir que para obtener el título de un
máster en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) no se le exigió ni acudir a
clase ni hacer exámenes. Entonces, ¿qué hizo? En un país con tan alta
proporción de universitarios (por encima de la media europea) son demasiados
los que conocen los procedimientos de la enseñanza superior, razón por la cual
suenan también extravagantes las explicaciones de la expresidenta de Madrid,
Cristina Cifuentes, y la actual ministra de Sanidad, Carmen Montón.
Extravagantes y poco convincentes.
El caso de Montón es nueva y golosa munición para la
refriega política, pero es mucho más trascendente para el sistema educativo
español. Ayer mismo, Pilar Aranda, vicepresidenta de la Conferencia de Rectores
de las Universidades Españolas (CRUE), pretendió tranquilizar a los ciudadanos
asegurando que lo ocurrido en la URJC es “una práctica aislada” y que el
sistema, riguroso y transparente, dispone de “mecanismos de control”. Pero
creerla obliga a hacer un acto de fe.
Ahora sabemos —gracias a investigaciones periodísticas y no
a controles internos— que el Instituto de Derecho Público (IDP) de la URJC
llevaba diecisiete años impartiendo másteres en los que presuntamente se
falsificaban firmas, se cambiaban las notas arbitrariamente, se convalidaban
asignaturas de forma irregular y se regalaban títulos a la gente importante. Y
todo ello, sin fiscalización alguna, gracias a la dispensa otorgada al IDP por
el entonces rector Pedro González Trevijano, hoy magistrado en el Tribunal
Constitucional. ¿De qué controles habla Aranda? ¿Basándose en qué creer que
este era el único agujero negro del sistema?
La CRUE ha prestado inspectores propios para investigar todo
lo ocurrido en el IDP. El propio ministerio tiene su agencia de evaluación y
acreditación, ANECA. ¿Meses después del caso Cifuentes, no habían
detectado el caso Montón?Defender a la universidad pública es también
investigar lo ocurrido y dar a conocer el resultado de una indagación realizada
con el dinero público. Eso es transparencia. De no hacerlo, el daño es doble al
quedar en entredicho una institución y, de paso, esos mecanismos de control que
no funcionaron y no defendieron, por tanto, el prestigio y el valor de los
títulos de los que sí estudiaban, acudían a clases, se examinaban y elaboraban
de verdad su tesis final.
Los recortes educativos han perjudicado a nuestro sistema,
aunque, como explicaban los expertos este lunes en este peródico, no solo
importa cuánto se invierte; también el cómo. Las cosas mejorarían mucho si unos
cuantos responsables de la docencia y el control hicieran bien su trabajo.
De los políticos —los tres señalados son universitarios— que
se dejaron agasajar con un título académico solo cabe decir que son solo una
parte de la historia, pero que no deberían ocuparse de gestión pública alguna.
Ah, y que no nos tomen por tontos.
EMPEZAR Y CONTINUAR
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Se podría hablar horas sobre la conveniencia, o no, de sacar a Franco del horroroso Valle de los Caídos, espantoso pastiche construido a la mayor gloria del dictador. Podríamos discutir el momento, la oportunidad, si hay cosa más importante (recurrente argumento de la derecha), sin "son cosas de los rojos", etc. Yo ¡qué quieren que les diga! estoy feliz de ver cómo, después de la muerte del susodicho, hay un Gobierno que por fin se atreve a poner los puntos sobre las íes. Mi tío bisabuelo, con el que comparto nombre y segundo apellido, era el alcalde de Santa Cruz de Tenerife el 18 de julio de 1936, aciago día. Lo detuvieron aquel mismo día y lo mataron en octubre, nunca se volvió a saber de él. Mi prima Mercedes escribe acerca de ello:
"(...).Mi abuela supo dónde estaba enterrado su marido por un anónimo que le llegó, pero como era un desaparecido, no cobró pensión alguna hasta después de la democracia. Cuando algunos familiares hicieron gestiones para recuperar el cadáver, les llegó otro anónimo en el que se les aconsejaba que estuvieran quietos si no querían acabar igual". Declaraciones de Mercedes Pérez Schwartz durante la presentación de la Asocieación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Tenerife.
Un paso más para que las nuevas generaciones olviden a este sujeto, como así a los demás dictadores del siglo XX. Un paso más que hace que la derecha española vuelva a retratarse absteniéndose en algo tan importante, coincidiendo a demás con la negativa en el Parlamento Europeo a apoyar las políticas fascistoides de Hungría. Franco al hoyo, pero en otro sitio, fuera de nuestra vista y de nuestra memoria. Ahora falta que encuentren de una vez a los muertos enterrados en fosas comunes y, ya que estamos, que le quiten a la Iglesia todas las prebendas de las que disfrutan. Claro que con el fantasma de la derecha recalcitrante volando sobre nuestra vieja Europa no podemos cantar victoria aún. Pero que nos quiten lo bailado, carpe diem.
Un 10 para Pedro Sánchez por continuar y otro a Zapatero por empezar.
miércoles, 12 de septiembre de 2018
SIN VERGÜENZA/ SINVERGÜENZA
¿Quedará alguien en España, salvo los caraduras, que se apunten para un Máster en esta dichosa universidad? A mi este tema me ofende soberanamente, imagino que como a cualquiera que haya estudiado, haya tenido que ir año tras año a clase, examinarse, pagar, etc. Estos sinvergüenzas no tiene disculpa alguna. Menos mal que siempre nos queda el humor patrio...
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