viernes, 31 de agosto de 2018
miércoles, 29 de agosto de 2018
ONDAS SOBRE EL AGUA
La familia es un asco. Mucho se ha escrito sobre ella y al final todo resulta ser lo mismo, un infierno. Es como las ondas que deja una piedra sobre la superficie de un lago en calma, pero si le quitamos la parte bucólica y nos quedamos sólo con la que supone romper la tranquilidad. Primos y demás familiares, dicen las esquelas, ¡todos prescindibles! Una simple foto viendo a tu padre saliendo del mar en la playa, cogido del brazo de su nieto, lo dice todo, y más. ¿Cómo puede "la familia" romper el statu quo y dejar a un anciano en la calle? A mi que me lo expliquen los mafiosos italianos que ponían a la familia por encima de todo. Yo, qué quieren que les diga, a enemigo que huye puente de plata.
Una nueva etapa vital, un nuevo hogar, y la familia ni está ni se la espera. ¡Amén!
martes, 28 de agosto de 2018
SUEÑO
Tengo que dormir más de noche, o acostarme antes, o trabajar menos, o todo al mismo tiempo. Esta tarde he dormido una siesta de dos horas como un tronco, absolutamente profunda. Estaba hablando con un amigo aparejador de trabajo y me temo que las últimas frases en el Whatssap fueron pura incongruencia porque estaba ya más dormido que despierto. Esta mañana ya se veía el andar de la perrita pues me desperté una hora y media después de la hora normal, ¡no oí el despertador! Por las tardes, después de comer, literalmente no soy persona, no tengo energías.
Ahora un poco de buena música, esta tarde swing -qué música más maravillosa- y a trabajar otro rato.
Frank Sinatra, *The way you look tonight.
Benny Goodman, *Sing, Sing, Sing.
lunes, 27 de agosto de 2018
CANCIÓN DE NUEVA YORK
En España, cuna del cambio de título, se llamó "Canción de Nueva York", aunque su nombre original es es mismo que la canción de Simon & Garfunkel, The only living boy in New York. Una interesante película, sin pretensiones, con un guión sólido, una buena historia, unos grandes actores y, cómo no, la siempre magnífica Nueva York de fondo.
domingo, 26 de agosto de 2018
ABOVE THE LAW?
Desde Clinton y su affaire con Monica Lewinsky no se recordaba una legislatura presidencial norteamericana donde lo que hace el presidente y lo que le rodea, antes y durante, es más importante que la propia política. De Trump ya uno se lo espera todo y la capacidad de asombro casi ha desaparecido. Desde aquí se entiende poco, la verdad, cómo después de todo lo que han descubierto de su campaña y de las barbaridades que suelta, siga tan campante.
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EE.UU.: qué es un
"impeachment" y qué tan factible es que Donald Trump sea sometido a
un juicio político
Las especulaciones sobre un
posible juicio político en contra de Donald Trump han vuelto a tomar fuerza
luego de que fuera acusado de haber comprado el silencio de dos mujeres con las
que supuestamente tuvo relaciones extramaritales.
Las acusaciones —que se suman a
la incómoda investigación sobre la supuesta interferencia rusa en las últimas
elecciones— surgieron como parte del juicio en contra de su exabogado, Michael
Cohen, y si Trump no fuera presidente de Estados Unidos probablemente
ameritarían cargos criminales.
Sin embargo, los expertos
coinciden en que no puede ser procesado criminalmente durante su presidencia. Y
la única forma en la que puede ser destituido es a través del proceso
que se conoce en inglés como impeachment.
El término se puede traducir como
"acusación", "destitución" o "juicio político". Pero, ¿cómo funciona el
proceso? ¿Y qué otros presidentes estadounidenses se han enfrentado al
mismo? La respuesta a esta última pregunta puede que te sorprenda... ¿Qué es un
"impeachment"?
En este contexto, el impeachment es
el juicio político que tiene lugar en el Congreso de EE.UU. con vistas a una
posible destitución del presidente. La Constitución estadounidense
establece que el presidente "debe ser destituido de su cargo si es acusado
de y condenado por traición, soborno, u otros crímenes o delitos graves".
El proceso debe ser iniciado por
la Cámara de Representantes y nada más necesita de una mayoría simple para ser
activado. El juicio, sin embargo, tiene
lugar en el Senado. Y ahí se necesitan dos tercios de los votos para
destituir al presidente. Y esto nunca ha pasado en
la historia de Estados Unidos.
¿Qué presidentes de EE.UU. han
sido sometidos a juicios políticos?
A pesar de que la amenaza ha
pendido sobre la cabeza de numerosos mandatarios estadounidenses, solamente
dos han sido llevados a juicio político. El más reciente fue Bill
Clinton, el 42º presidente de EE.UU., quien fue procesado tras ser acusado de
perjurio en frente de un gran jurado y de obstrucción de justicia, después de
que mintiera sobre la naturaleza de su relación con la pasante Mónica Lewinsky
y supuestamente también le pidiera a esta que mintiera. En diciembre de 1998 la Cámara
votó 228 a 206 a favor de enjuiciar a Clinton por la primera acusación, y 221 a
212 por la segunda. Para esa época, sin
embargo, el nivel de aprobación popular de Clinton como presidente era
72%. Y cuando el caso llegó al Senado,
en 1999, la acusación estuvo lejos de conseguir los dos tercios de votos que
necesitaba para prosperar. "En su prisa por destituir
al presidente, (los congresistas republicanos) nunca se detuvieron a
pensar si las acusaciones podían ser probadas más allá de cualquier duda
razonable", se lee en un análisis publicado por la BBC en aquel momento.
Efectivamente, el único otro
presidente de EE.UU. llevado a juicio político fue el número 17, Andrew
Johnson, quien ocupó el cargo por dos períodos a partir de 1865. Fue procesado por la Cámara de
Representantes en 1868, solo 11 días después de que destituyera a Edwin
Stanton, su "ministro de Guerra", quien no estaba de acuerdo con sus
políticas. Y las similitudes entre
la destitución de Stanton y la del director del FBI James Comey —un hombre que
aparentemente tampoco estaba de acuerdo con las políticas de Trump— han sido
destacadas por la prensa de EE.UU. A diferencia de Clinton, sin
embargo, Johnson se salvó por los pelos: los dos tercios en el Senado no
se alcanzaron por un único voto, gracias al número de Republicanos que había en
la Cámara Alta. No todos apreciaban a Johnson,
pero el senador por Iowa James Grimes justificó su apoyo diciendo: "No
puedo aceptar destruir el funcionamiento armonioso de la Constitución solamente
para que nos podamos deshacer de un presidente inaceptable".
¿Qué tan factible es el
"impeachment" de Trump?
Teóricamente es posible. Según
los expertos de Lawfare Blog, el mandatario puede ser acusado de haber violado
su juramento de "preservar, proteger y defender" la Constitución de
Estados Unidos.
En la práctica, sin embargo,
es mucho menos probable. Como explica el corresponsal de
la BBC en EE.UU. Anthony Zurcher, "si esta Cámara de Representantes
estuviera controlada por los Demócratas, es casi seguro que los artículos para
el impeachment ya se estarían redactando". Pero la realidad es que los Republicanos
controlan tanto la Cámara Baja como el Senado. Y la vasta mayoría de
republicanos se ha mantenido leal a Trump, quien también ha conseguido mantener
niveles de aprobación bastante estables, como destacó este mes el Pew Research
Center. Por supuesto, hay notables
excepciones, como el senador John McCain, quien ha comparado los escándalos que
rodean a Trump con la crisis del Watergate, que le costó la presidencia a
Richard Nixon. Y si bien muchos políticos
republicanos le restarán importancia a los accidentes que parecen plagar el
camino del mandatario, aquellos que tienen que competir en las llamadas "elecciones
de medio término", que tendrán lugar en noviembre, seguramente se estarán
preguntando qué tanto los afectará la continuidad de Trump.
Y entonces, ¿cómo hizo Nixon
para evitar un impeachment?
Nada más y nada menos lo que
haría cualquiera persona sensata que siente que la marea está en su
contra: renunció.
POR ESTOCOLMO CON LISBETH Y MIKAEL
leí los libros, los escritos por Larsson y los de Lagercrantz, vi la película Made in USA y ahora vuelvo con las versiones suecas, una estupenda manera de pasear de nuevo por Estocolmo.
sábado, 25 de agosto de 2018
MAMÁ, QUIERO SER FUNCIONARIO
Funcionario, palabra mágica, ¡quiero ser funcionario! A pesar, incluso, de la feroz campaña de desprestigio que hemos tenido en España durante los negros años de la crisis. Tú sí que estás bien, funcionario, sin dar un palo al agua y cobrando todos los meses...
No les arriendo las ganancias, que diría Don Tirso, pues aquel que sea un trabajador serio y comprometido con la función pública, o sea, ayudar al ciudadano, velar por el interés de la Administración en beneficio del ciudadano, buscar soluciones a los problemas y no problemas a las soluciones, etc. Trabajar para la Administración es duro, estresante, te exprime las fuerzas y tus capacidades cada mañana, como lo puede hacer cualquier trabajo donde la persona esté involucrada al 100%. En absoluto, y lo digo con conocimiento de causa, trabajar de funcionario es menos duro que en otro puesto -y lo amplío a funcionarios interinos, laborales y todo el abanico de "posiciones"-. Ahora, el trabajador que no se involucre hará su trabajo igual de mal dentro o fuera de la Administración, la diferencia es que en la empresa privada no dura ni dos telediarios.
Después de muchos años trabajando dentro y fuera, viendo cómo son otros sistemas de acceder a la función pública en otros países, España aún tiene que avanzar mucho en este campo. Una oposición convencional se reduce, grosso modo, a estudiar de memoria muchos temas, examinarse, soltar el rollo y se acabó. Da igual que después no seas asertivo, ni proactivo, ni resolutivo o que carezcas de don de gentes. Siempre he pensado que el procedimiento debería ser al revés, buscar un perfil requerido y después formar a esa persona. En Francia, por ejemplo, creo recordar que el sistema es por estudios, es decir que los futuros funcionarios han de estudiar la carrera ad hoc.
En mi casi sigo viendo la vida pasar y ya se verá en qué queda todo. Mi intención no ha sido nunca ser funcionario, me gusta mi profesión y suspiro por volver a los años en la que ella ocupaba todo mi tiempo y mi creatividad.