martes, 28 de febrero de 2017

VIAJE AL PASADO

Mis padres guardan algunos de sus tesoros, en esta caso unas pequeñas tazas que compré en uno de mis primeros viajes a Estados Unidos, así como las únicas fotos que se salvaron de la inundación de 2002, aquellas de los Parques Nacionales que visité un verano; de arriba a abajo: Monument Valley, Yosemite, Grand Canyon, Arches, Yelowstone y Brice Canyon. En aquel viaje ya estaba completamente enamorado del país.

HAZTE OÍR, DICEN

En Madrid parece que circula un autobús de la plataforma "Hazte oír" contra los transexuales. Y yo me pregunto, ¡A ESTA GENTE QUÉ COÑO LE IMPORTA! Que en pleno siglo XXI aún quede gente tan ignorante, tan intransigente, me parece increíble. ¿Con quién se meterán mañana?

lunes, 27 de febrero de 2017

YELLOWSTONE

North American river otters, Yellowstone National Park.

Conservo únicamente una foto de mi viaje a Yellowstone, hace ya muchos años, durante mi primer gran viaje a Estados Unidos, ¡40 días! Antes había estado un par de veces en Nueva York, pero en aquella ocasión tuvimos la oportunidad de recorrernos gran parte de los National Parks del país. Con los años he podido volver varias veces a Yosemite y al Gran Cañón; a Yellowstone no, y me encantaría volver.
Los paisajes del Parque son increíbles, variados, desde valles a cataratas, pasando por las famosísimas fuentes termales -springs-, el géiser Old Faithful... No logramos ver osos, aun que creo que algún bisonte sí. Fue un viaje precioso.

LA MALA EDUCACIÓN

Perder las formas
No hay un Trump entre nosotros, pero demasiadas veces la chulería se celebra como coraje y la mala educación como campechanía.
Antonio Muñoz Molina. 25-FEB-17.
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/02/21/babelia/1487694527_724035.html?por=mosaico

Hay que prestar atención cuando personas que parecen situadas en extremos ideológicos opuestos usan los mismos argumentos, repiten las mismas palabras y consignas, en un tono parecido. Las palabras “élite” y “elitista”, por ejemplo. Nunca se habían usado tanto como ahora. Y nunca en un tono tan homogéneo, de acusación y desprecio. Hay que oírlas en boca de Donald Trump, de sus asesores y sus animadores, para los cuales tienen además la repugnancia añadida de ser unas palabras francesas. Para un reaccionario americano, Francia y lo francés provocan una animadversión morbosa, que resume todo lo que desprecia: la buena alimentación, el vino, la libertad sexual, el Estado de bienestar, el tabaco, el laicismo, las mujeres que se ponen tacones altos y se pintan los labios para ir al supermercado o llevar los niños al colegio.

Durante las campañas electorales y los ocho años de la presidencia de George W. Bush, la palabra “élite” ya se usó mucho. Fue también una época en la que empezaba a volverse meritoria la exhibición de la rudeza y la ignorancia. George W. Bush hablaba como un “hombre común” de Texas, un regular guy, con el acento adecuado, con un amaneramiento de rudeza en los gestos. Expresándose de una manera descuidada y hasta grosera probaba que él no era un elitista, que estaba cerca del pueblo, la gente llana, el trabajador de casco y mono azul, el cazador rudo y saludable que sale a cazar con los amigos y lo celebra luego campechanamente con una barbacoa. La gente común no había tenido oportunidades de estudiar y de refinarse, y ni había podido permitirse viajar al extranjero ni le había hecho ninguna falta: por eso podía reconocerse en ese hombre que era igual que ellos, que no se había reblandecido con las aficiones culturales ni con el cosmopolitismo.

Se trataba de una mentira, desde luego, salvo en un solo aspecto, el de la ignorancia. George W. Bush era tan ignorante como parecía, pero no porque hubiera tenido una vida difícil y pobre como muchos de quienes lo votaban. Era un ignorante por vocación, por gusto, por descaro, pues había ido a los colegios y a las universidades más caras. Desde luego que no pertenecía a la élite del conocimiento: pero sí a la mucho más restringida del dinero, a la élite de los que nacen ya privilegiados y disponen desde niños de redes de contactos que los protegen y les garantizan que necesitarán muy poco esfuerzo para ganar más privilegios todavía y legarlos a sus hijos, en esa cadena hereditaria de la desigualdad y el dinero que no se rompe nunca. Una de las cosas que más hostilidad provocaban hacia Hillary Clinton era su indudable brillantez intelectual, la manera clara y precisa en la que se expresaba. Como Barack o Michelle Obama, pero sin el atractivo de ellos dos, Hillary Clinton tenía la temeridad de no ocultar que era una persona inteligente, muy cultivada y preparada, con un dominio impecable de la lengua.

En los últimos tiempos he adquirido la costumbre morbosa de no perderme un discurso ni una rueda de prensa de Donald Trump. El camino hacia la celebración gozosa y desafiante de la ignorancia que empezó Bush lo ha culminado Trump con una vehemencia que deberá de espantar hasta a su predecesor y modelo. En la lengua inglesa, las diferencias culturales y educativas están más marcadas que en la española: se depositan en las formas primarias del habla, en el acento, en el modo que se pronuncian o no ciertas terminaciones, en la prosodia. Trump es del gran barrio trabajador y emigrante de Queens, pero su habla no es la de una persona de clase obrera: es la de un rico marrullero y tramposo, que se jacta lo mismo del dinero que ha hecho como de su desprecio por todo aquello que no le ha hecho falta saber ni estudiar. Él no tiene que fingir que le gusta la ópera o el ballet, ni disimular su éxito ni su rapacidad con filantropía, a la manera de otros millonarios. No necesita pronunciar bien los nombres de dignatarios o de países extranjeros. Puede decir No nothin con un acento de magnate dudoso de la recogida de basuras. En cualquier caso, él no es elitista. La prueba de su autenticidad, de su legitimidad popular, es su grosería. Los responsables de la pobreza y la incultura en la que han caído muchos de sus votantes no son los multimillonarios como él, que han comprado a fuerza de dinero el sistema político y están dispuestos a despojar todavía de más derechos a la gente trabajadora. Los responsables son unas vagas élites cultas y arrogantes que tienen su forma más visible en los medios de comunicación y en Hollywood. Los presupuestos que el Gobierno federal destina a cultura son ínfimos, por comparación con los de cualquier país eu­ropeo normal, pero Trump y los republicanos se disponen belicosamente a erradicarlos: los fondos para la televisión y la radio pública, el National Endowment for the Arts y el de las Humanidades. El ahorro es mínimo, y los resultados serán calamitosos, pero Trump y los suyos demostrarán una vez más que ellos no les hacen juego a las élites.

En nuestro país, “élite” también se ha vuelto una palabra sucia, y también el desprecio al saber y la exhibición de la ignorancia parece que dan buenos réditos políticos. La derecha española ha despreciado y desprecia el saber porque está convencida de que no sirve para nada, salvo para alimentar a disidentes y a holgazanes. La izquierda doctrinaria alienta con plena deliberación una atmósfera social de hostilidad hacia el mérito, hacia las formas cuidadas, hacia la soberanía individual: como si también entre nosotros la incultura fuese una prueba de autenticidad, y la búsqueda personal de la excelencia en el ejercicio de una profesión o de una vocación —a no ser la futbolística— volviera a quien se dedica a ella culpable de elitismo. No hay un Donald Trump entre nosotros, pero demasiadas veces la chulería se celebra como coraje, la mala educación como campechanía, lo desgreñado como signos de rebelión; cada vez es más virulenta la agresividad contra quien ejerce su derecho soberano a no rendirse a lo ofensivo o lo grosero por el simple motivo de que parezca ser mayoritario.

domingo, 26 de febrero de 2017

3 PELÍCULAS PARA UN DOMINGO

Termino de dibujar una sección constructiva pendiente y creo que ya es hora de apagar el ordenador. Voy a sentarme con un descafeinado a ver cine. He escogido tres películas para esta tarde, aunque no sé si aguantaré las tres de una sentada: "Historias de Filadelfia", "La furia" y "Eva al desnudo".



80's

Acabo de ver la que posiblemente pueda ser una de las películas más horteras de la historia del cine. Recordaba algunas partes de ella y, por supuesto, la música, a la mayor gloria de la Electric Light Orchestra, muy de moda en aquellos años. Olivia Newton-John, Gene Kelly y Michael Beck son los protagonistas de la película puro años 80. Simpática forma de volver a mis 17 años, casi nada.

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD

Domingo, 8:00am, cielo gris, 12° y ya en pie. Mis perras demandan salir al jardín y lo mejor en estos casos es salir de la cama y empezar el día con ganas. Salgo a tomar un café a ese bar cercano que todo españolito tiene y enciendo la radio del coche, RADIO 5: un interesante reportaje sobre unos indigentes que toman fotografías de la calle desde su punto de vista y que luego las expone una escuela de negocios en Toulouse y en Barcelona; entrevistan a uno de ellos y cuenta que todos, antes que homeless han sido como todos nosotros, gente normal, con sus vidas normales y sus trabajos, pero que en un momento determinado "se te rompe la vida"y ya sólo resta sobrevivir. Interesantes palabras, y duras, muy duras. Se te rompe la vida.
Vuelve a mi cabeza lo relativo que es todo, nosotros preocupados  por nuestras hipotecas y nuestra vida de mierda que dirían algunos, pero que comparada con las vidas de esta gente estamos en el paraíso. Miro a mis perritas en el salón, soñando quién sabe con qué, y pienso ¡qué afortunado soy! Después llegará el e-mail del banco abriéndome los ojos y me habré olvidado de un plumazo de las vidas rotas de esta pobre gente. Conclusión: E=mc².

sábado, 25 de febrero de 2017

CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

GLORIA FUERTES: Madrid, 28 de julio de 1917-27 de noviembre de 1998.


EN SU HOMENAJE
  • El libro de Gloria Fuertes. Jorge de Cascante. Blackie Books, 2017. 448 páginas. 24,90 euros.
  • Geografía humana y otros poemas. Gloria Fuertes. Prólogo de Luis Antonio de Villena. Nórdica, 2017. 80 páginas. 18 euros.
  • Me crece la barba. Poemas para mayores y menores. Gloria Fuertes. Reservoir Books, 2017. 256 páginas. 19,90 euros.
  • Gloria Fuertes 1917-1998. Exposición que recorre la vida y obra de la poeta a través de fotografías, poemas, documentos y otros objetos personales. Centro Cultural Fernando Fernán Gómez. Del 14 de marzo al 14 de mayo.
  • Una calle para la poeta. El Ayuntamiento de Madrid quiere sumarse al homenaje. El pleno de distrito Centro ha aprobado llamar con su nombre una plaza de Lavapiés, el barrio en el que nació. La propuesta debe ser refrendada.
El 20 de octubre de 2016 supimos que Norwegian Airlines homenajeaba a la poetisa con su imagen en uno de sus aviones.


SOMBRAS NADA MÁS





Una preciosa mañana con una temperatura agradable, aunque fresca, pero con sol, perfecta para sentarse a leer en el jardín con las perritas rondando, absorber un poco de vitamina D en mi piel y escuchar algo de música mientras se preparaba una soba de verduras. Recuperaba fuerzas después de una semana muy mala y para la que se nos viene encima.





Javier Solís, *Sombras nada más.

SE PREGUNTARÁN DESPUÉS POR QUÉ SOMOS REPUBLICANOS...

...y el porqué de la desafección política, la pérdida de la fe en la justicia, en el sistema. Revilla decía ayer en su tan compartido vídeo que "estaban jugando con fuego", y anoche, hablando con un íntimo amigo, me dijo que las cosas estaban cambiando, que no lo dudara. A ver cómo se van desarrollando los acontecimientos.

PD. Ironía de la vida, la salida de la Audiencia de Palma, después de la vista que desembocó en la puesta en libertad de Urdangarin hasta que la sentencia sea firme y su consiguiente residencia en Ginebra, tuvo lugar ayer, 23 de febrero, triste aniversario de nuestro Golpe de Estado en 1981.
Inaki Urdangarin sale libre de la Audiencia de Palma, el 23 de febrero. 

Ruido judicial y fiscal
La discutible decisión sobre Urdangarin se agrava por las sospechas sobre la fiscalía.

Iñaki Urdangarin no ingresará en prisión. Es lógico que así sea, pues el fiscal no solicitaba tal medida y tampoco había razones que aconsejaran desviarse de lo que es habitual en estos casos: que el ingreso en prisión no tenga lugar hasta que la sentencia sea firme.

Más anómalo parece, sin embargo, que se le permita continuar residiendo en Suiza y se le autorice a comparecer una vez al mes ante la autoridad judicial competente de ese país, al tiempo que se le indica que habrá de comunicar todo desplazamiento que realice “fuera del espacio de la Unión Europea”. Precisamente ocurre que Suiza no forma parte de la UE. Iñaki Urdangarin es un español que vive en ese país no por especial arraigo en el mismo, sino por una decisión personal y familiar adoptada hace pocos años vinculada con los procesos abiertos contra él y su deseo de salir del foco público. Por eso, el efecto práctico de la medida judicial es el de una ventaja difícil de justificar a quien ha sido condenado a seis años y tres meses de cárcel, por recurrible que esta sea.

Es verdad que en España se abusa de la prisión provisional en otras muchas causas y es correcto que las jueces de Palma no hayan seguido ese camino. Además rechazan de plano la fianza que había pedido Pedro Horrach, el fiscal del caso, que en los días previos se había prodigado ante los medios de comunicación en titubeos y en los “no descarto” sobre cuál iba a ser su actitud, en vez de guardar la discreción que habría convenido tras su polémica conducción del caso Nóos.

El contexto en que se ha producido la decisión sobre Urdangarin añade gravedad a lo sucedido ante la opinión pública. Acaba de producirse el relevo de 28 titulares de órganos clave del ministerio público, entre ellos el fiscal jefe de Murcia, Manuel López Bernal, que se había querellado contra el presidente de esta comunidad por presuntos delitos cometidos en el caso Auditorio y que ahora denuncia en público las intimidaciones y presiones vividas en coincidencia con la investigación de casos de corrupción y el desamparo del que han sido víctima él y algunos de sus compañeros.

El propio relevo de tantos titulares de fiscalías clave, algunas tan sensibles como la de Anticorrupción y la jefatura de la fiscalía de la Audiencia Nacional, exige una explicación. El fiscal general, José Manuel Maza, está obligado a dar cuenta de las razones de tales cambios, más allá del argumento formal de que habían vencido los plazos para hacerlo y que nombrar a otras personas entra dentro de sus competencias. El ministerio público es un órgano constitucional que depende jerárquicamente del fiscal general —a su vez nombrado por el Gobierno—, que debería ser una garantía para los ciudadanos. Lejos de ello se ha convertido en una fuente de desconfianzas, dadas las continuas sospechas sobre intervenciones del Ejecutivo.

La justicia debe expresarse a través de la solidez de sus procedimientos y sentencias, no a través de los medios de comunicación ni de las opiniones personales de aquellos que tienen encomendada impartirla o instar la investigación desde el Gobierno. El ruido continuo y las interferencias políticas en nada contribuyen a prestigiarla ante la ciudadanía.