miércoles, 30 de marzo de 2016
martes, 29 de marzo de 2016
UN DÍA LIBRE DA PARA MUCHO
Aprovechando un par de días de vacaciones he leído, dormido, resuelto papeleos varios, me he encontrado con un problema informático aún no resuelto y, finalmente, he visto dos películas, dos buenas películas. Una en casa: AZUL Y NO TAN ROSA, la otra en el cine: CIEN AÑOS DE PERDÓN. Ambas muy recomendables.
lunes, 28 de marzo de 2016
DOMINGO
Después de un largo paseo en moto, por el norte y centro de la isla, terminados en el cine para rematar el domingo. La elegida fue CALLE COVERFIELD 10. Dif´ícil de clasificar o de encuadrar dentro de un género determinado, la película entretiene, y mucho, pero desasosiega y crea un ambiente de agobio que no se diluye en ningún momento. Muy al contrario, a medida que avanza uno ya no sabe si creer lo que ve o dudar si todo es falso. Tiempo al tiempo, pero no me extrañaría que esta cinta se convirtiese en peli de culto. Y si no tiempo al tiempo.
sábado, 26 de marzo de 2016
3 ARIAS
Antonio Vivaldo, *Vieno, vieni o mio diletto.
(Montserrat Caballé)
G. Verdi, La Traviata. *Parigi, o cara.
(Anna Netrebko y Rolando Villazón)
Vincenzo Bellini, La Sonámbula. *Ah! non giunge.
(Anna Netrebko)
HOY TOCA JARDÍN
Hace un día precioso, fresco pero con sol y pocas nuvbes, un buen día para escuchar ópera -"Montescos y Capuleto" de Bellini- y pasar un buen rato, bajo mi sombrero panamá, en el jardín. En invierno ya se sabe, crecen los tréboles, alguna ortiga y el césped se resiente bajo el manto de hojas secas que mi árbol mexicano deja caer sobre mi pequeño jardín. Aún así no me resigno y, poco a poco, va recuperando fuerzas. Recogidas las hojas más grandes resta recoger los regalitos de mis perras y prepararlo todo para pasar la cortadora de césped y, quizá, después un poco de nitrógeno.
viernes, 25 de marzo de 2016
PAX ROMANA
Los godos del emperador Valente
Arturo Pérez-Reverte
En el año 376 después de Cristo, en la frontera del Danubio
se presentó una masa enorme de hombres, mujeres y niños. Eran refugiados godos
que buscaban asilo, presionados por el avance de las hordas de Atila. Por
diversas razones -entre otras, que Roma ya no era lo que había sido- se les
permitió penetrar en territorio del imperio, pese a que, a diferencia de
oleadas de pueblos inmigrantes anteriores, éstos no habían sido exterminados,
esclavizados o sometidos, como se acostumbraba entonces. En los meses siguientes,
aquellos refugiados comprobaron que el imperio romano no era el paraíso, que
sus gobernantes eran débiles y corruptos, que no había riqueza y comida para
todos, y que la injusticia y la codicia se cebaban en ellos. Así que dos años
después de cruzar el Danubio, en Adrianópolis, esos mismos godos mataron al
emperador Valente y destrozaron su ejército. Y noventa y ocho años después, sus
nietos destronaron a Rómulo Augústulo, último emperador, y liquidaron lo que
quedaba del imperio romano.
Y es que todo ha ocurrido ya. Otra cosa es que lo hayamos
olvidado. Que gobernantes irresponsables nos borren los recursos para
comprender. Desde que hay memoria, unos pueblos invadieron a otros por hambre,
por ambición, por presión de quienes los invadían o maltrataban a ellos. Y
todos, hasta hace poco, se defendieron y sostuvieron igual: acuchillando
invasores, tomando a sus mujeres, esclavizando a sus hijos. Así se mantuvieron
hasta que la Historia acabó con ellos, dando paso a otros imperios que a su
vez, llegado el ocaso, sufrieron la misma suerte. El problema que hoy afronta
lo que llamamos Europa, u Occidente (el imperio heredero de una civilización
compleja, que hunde sus raíces en la Biblia y el Talmud y emparenta con el
Corán, que florece en la Iglesia medieval y el Renacimiento, que establece los
derechos y libertades del hombre con la Ilustración y la Revolución Francesa),
es que todo eso -Homero, Dante, Cervantes, Shakespeare, Newton, Voltaire- tiene
fecha de caducidad y se encuentra en liquidación por derribo. Incapaz de
sostenerse. De defenderse. Ya sólo tiene dinero. Y el dinero mantiene a salvo
un rato, nada más.
Pagamos nuestros pecados. La desaparición de los regímenes
comunistas y la guerra que un imbécil presidente norteamericano desencadenó en
el Medio Oriente para instalar una democracia a la occidental en lugares donde
las palabras Islam y Rais -religión mezclada con liderazgos tribales-
hacen difícil la democracia, pusieron a hervir la caldera. Cayeron los
centuriones -bárbaros también, como al fin de todos los imperios- que vigilaban
nuestro limes. Todos esos centuriones eran unos hijos de puta, pero
eran nuestros hijos de puta. Sin ellos, sobre las fronteras caen
ahora oleadas de desesperados, vanguardia de los modernos bárbaros -en el
sentido histórico de la palabra- que cabalgan detrás. Eso nos sitúa en una
coyuntura nueva para nosotros pero vieja para el mundo. Una coyuntura
inevitablemente histórica, pues estamos donde estaban los imperios incapaces de
controlar las oleadas migratorias, pacíficas primero y agresivas luego.
Imperios, civilizaciones, mundos que por su debilidad fueron vencidos, se
transformaron o desaparecieron. Y los pocos centuriones que hoy quedan en el
Rhin o el Danubio están sentenciados. Los condenan nuestro egoísmo, nuestro
buenismo hipócrita, nuestra incultura histórica, nuestra cobarde incompetencia.
Tarde o temprano, también por simple ley natural, por elemental supervivencia,
esos últimos centuriones acabarán poniéndose de parte de los bárbaros.
A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta
guerra, no se van a ganar. Ya no se puede. Nuestra propia dinámica social,
religiosa, política, lo impide. Y quienes empujan por detrás a los godos lo
saben. Quienes antes frenaban a unos y otros en campos de batalla, degollando a
poblaciones enteras, ya no pueden hacerlo. Nuestra civilización,
afortunadamente, no tolera esas atrocidades. La mala noticia es que nos pasamos
de frenada. La sociedad europea exige hoy a sus ejércitos que sean oenegés, no
fuerzas militares. Toda actuación vigorosa -y sólo el vigor compite con ciertas
dinámicas de la Historia- queda descartada en origen, y ni siquiera Hitler
encontraría hoy un Occidente tan resuelto a enfrentarse a él por las armas como
lo estuvo en 1939. Cualquier actuación contra los que empujan a los godos es
criticada por fuerzas pacifistas que, con tanta legitimidad ideológica como
falta de realismo histórico, se oponen a eso. La demagogia sustituye a la
realidad y sus consecuencias. Detalle significativo: las operaciones de vigilancia
en el Mediterráneo no son para frenar la emigración, sino para ayudar a los
emigrantes a alcanzar con seguridad las costas europeas. Todo, en fin, es una
enorme, inevitable contradicción. El ciudadano es mejor ahora que hace siglos,
y no tolera cierta clase de injusticias o crueldades. La herramienta histórica
de pasar a cuchillo, por tanto, queda felizmente descartada. Ya no puede haber
matanza de godos. Por fortuna para la humanidad. Por desgracia para el imperio.
Todo eso lleva al núcleo de la cuestión: Europa o como
queramos llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar
económico y social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Ni sabe, ni
puede, ni quiere, y quizá ni debe defenderse. Vivimos la absurda paradoja de compadecer
a los bárbaros, incluso de aplaudirlos, y al mismo tiempo pretender que siga
intacta nuestra cómoda forma de vida. Pero las cosas no son tan simples. Los
godos seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades.
Están en su derecho, y tienen justo lo que Europa no tiene: juventud, vigor,
decisión y hambre. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también
históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y
la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por
supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse.
Eso nos mete en el cogollo del asunto: la instalación de los
godos, cuando son demasiados, en el interior del imperio. Los conflictos
derivados de su presencia. Los derechos que adquieren o deben adquirir, y que
es justo y lógico disfruten. Pero ni en el imperio romano ni en la actual
Europa hubo o hay para todos; ni trabajo, ni comida, ni hospitales, ni espacios
confortables. Además, incluso para las buenas conciencias, no es igual
compadecerse de un refugiado en la frontera, de una madre con su hijo cruzando
una alambrada o ahogándose en el mar, que verlos instalados en una chabola
junto a la propia casa, el jardín, el campo de golf, trampeando a veces para
sobrevivir en una sociedad donde las hadas madrinas tienen rota la varita
mágica y arrugado el cucurucho. Donde no todos, y cada vez menos, podemos
conseguir lo que ambicionamos. Y claro. Hay barriadas, ciudades que se van
convirtiendo en polvorines con mecha retardada. De vez en cuando arderán,
porque también eso es históricamente inevitable. Y más en una Europa donde las
élites intelectuales desaparecen, sofocadas por la mediocridad, y políticos
analfabetos y populistas de todo signo, según sopla, copan el poder. El recurso
final será una policía más dura y represora, alentada por quienes tienen cosas
que perder. Eso alumbrará nuevos conflictos: desfavorecidos clamando por lo que
anhelan, ciudadanos furiosos, represalias y ajustes de cuentas. De aquí a poco
tiempo, los grupos xenófobos violentos se habrán multiplicado en toda Europa. Y
también los de muchos desesperados que elijan la violencia para salir del
hambre, la opresión y la injusticia. También parte de la población romana -no
todos eran bárbaros- ayudó a los godos en el saqueo, por congraciarse con ellos
o por propia iniciativa. Ninguna pax romana beneficia a todos por
igual. Y es que no hay forma de parar la Historia. «Tiene que haber una
solución», claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos incapaces
de comprender, porque ya nadie lo explica en los colegios, que la Historia no
se soluciona, sino que se vive; y, como mucho, se lee y estudia para prevenir
fenómenos que nunca son nuevos, pues a menudo, en la historia de la Humanidad,
lo nuevo es lo olvidado. Y lo que olvidamos es que no siempre hay solución; que
a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley natural: nuevos
tiempos, nuevos bárbaros. Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo;
pero la Europa que iluminó el mundo está sentenciada a muerte. Quizá con el
tiempo y el mestizaje otros imperios sean mejores que éste; pero ni ustedes ni
yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la próxima. En ese
trayecto sólo hay dos actitudes razonables. Una es el consuelo analgésico de
buscar explicación en la ciencia y la cultura; para, si no impedirlo, que es
imposible, al menos comprender por qué todo se va al carajo. Como ese romano al
que me gusta imaginar sereno en la ventana de su biblioteca mientras los bárbaros
saquean Roma. Pues comprender siempre ayuda a asumir. A soportar.
La otra actitud razonable, creo, es adiestrar a los jóvenes
pensando en los hijos y nietos de esos jóvenes. Para que afronten con lucidez,
valor, humanidad y sentido común el mundo que viene. Para que se adapten a lo
inevitable, conservando lo que puedan de cuanto de bueno deje tras de sí el
mundo que se extingue. Dándoles herramientas para vivir en un territorio que
durante cierto tiempo será caótico, violento y peligroso. Para que peleen por
aquello en lo que crean, o para que se resignen a lo inevitable; pero no por
estupidez o mansedumbre, sino por lucidez. Por serenidad intelectual. Que sean
lo que quieran o puedan: hagámoslos griegos que piensen, troyanos que luchen,
romanos conscientes -llegado el caso- de la digna altivez del suicidio.
Hagámoslos supervivientes mestizos, dispuestos a encarar sin complejos el mundo
nuevo y mejorarlo; pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de
Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida,
hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.
EL MORANCO CAZADOR ¿O NO?
Parece que hay voces que defienden que la foto de César Cadaval con su pieza, rifle en ristre, no quiere decir que él haya cazado al pobre animal. No sé yo si darle el beneficio de la duda a este sujeto porque, analizando la foto, ¿quién posa, repito, rifle en mano con un animal muerto delante? Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato.
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El tuit viral de Frank Cuesta contra César Cadaval, de Los
Morancos
El Huffington Post | Por Redacción
ElHuffPost
El humorista de 'Los morancos' César Cadaval se fotografió con un leopardo cazado en un safari en
el norte de Sudáfrica. La instantánea fue publicada en Twitter, donde se
desataron las críticas hace unos días.
Las fotografías han sido retiradas de la página de Internet
de Mebenca Safaris. Entre las críticas destaca la del aventurero Frank Cuesta,
que publicó un mensaje en Twitter que acumula cerca de 9.000 retuits:
"Aquí, otro personaje que seguramente salga en la tele diciendo que adopta
perros...y yo me pregunto...¿De qué se ríe?"
Sin embargo, el propietario de Mebenca Safaris, Pedro
Benítez, ha "certificado" a Europa Press que Cadaval no cazó ningún
animal, ni leopardo ni otro y que la fotografía fue tomada hace cuatro años,
cuando el humorista fue invitado por él a hacer turismo en África.
"Es mi amigo y estaba allí invitado a mi casa", ha
asegurado Benítez que ha subrayado que "don César Cadavall no ha abatido
ni un solo animal", pero ha añadido que si lo hubiera hecho "habría
estado en su derecho".
Así, ha precisado que otros cazadores, un matrimonio
portugués que abatió al leopardo de la polémica le reconocieron y le pidieron
que se hiciera fotografías con ellos y con el animal, a lo que accedió
"amablemente".
El error fue, según ha añadido, que la fotografía estaba en
los archivos de la empresa desde que se tomó hace cuatro años y se publicó en
un folleto divulgado en una feria turística del pasado fin de semana en la
Feria de Madrid. "Tenían que haber puesto la fotografía, pero la del
matrimonio portugués que lo había cazado", ha comentado.
"MENTIRAS" DE "ENERGÚMENOS"
Por ello, ha defendido que su amigo no cazó ni tiene nada
que ver con esta polémica de la que culpa a las "mentiras" de los
"energúmenos", "anticaza, antitaurinos y antitodo" que
critican desde "la poltrona".
De este modo, ha expresado su enfado por esta situación y
les ha invitado a viajar a su rancho en África a conocer la realidad de la
caza, de la población y las condiciones de vida de la población local antes de
"crucificar (a Cadavall) como crucificaron a Jesucristo, sin razones ni
motivos, igual que a los que imputan y luego salen absueltos".
Benítez ha reclamado más información y respeto antes de
"despotricar y crucificar a un famoso" que no ha hecho nada malo. De
hecho, ha recordado que la caza "no está prohibida en ningún país del
mundo" igual que el esquí o el golf.
En este contexto, ha precisado que los gobiernos conceden un
número de permisos para cazar un número de leopardos, de leones o de elefantes
y, frente a España donde se dan compensaciones al ganado que muere por ataques
de lobo, en África "no pagan a nadie, ni cuando un leopardo mata a un
niño", mientras la preocupación en España es "el famoso que sale en
una foto".
jueves, 24 de marzo de 2016
UNA NUEVA BUENA NOTICIA
Armani anuncia que no usará más pieles
La firma se suma a Hugo Boss, Tommy Hilfiger, Calvin Klein y
Stella McCartney.
EL PAÍS. Madrid 22 MAR 2016 - 19:26 CET
http://elpais.com/elpais/2016/03/22/estilo/1458669372_227938.html
La firma
Armani se ha comprometido a no usar pieles de animales en sus colecciones a
partir de la próxima temporada de otoño/invierno 2016. Esta decisión de
abandonar definitivamente el uso de pieles en sus confecciones, incluyendo las
de conejo, para la próxima colección otoño/invierno 2016, ha sido adoptada tras
mantener diversas reuniones de trabajo con la coalición internacional Fur Free
Alliance, que aglutina a más de 40 organizaciones de todo el mundo que trabajan
conjuntamente para acabar con el comercio de pieles de animales.
"Me siento encantado de poder anunciar que el Grupo
Armani ha firmado el compromiso de acabar con el uso de pieles en sus
colecciones. El progreso tecnológico de los últimos años nos permite tener a
nuestra disposición alternativas válidas que hacen innecesario y cruel utilizar
animales", ha asegurado por su parte Giorgio
Armani en un comunicado. "Siguiendo con el positivo proceso emprendido
hace años, mi empresa da ahora un importante paso más hacia adelante para
reflejar nuestra atención sobre los aspectos esenciales de la protección y el
cuidado del medio ambiente y de los animales", añade.
Al adoptar la política de no usar pieles de animales, la
firma italiana se suma al compromiso de otras grandes marcas que también lo han
hecho como Hugo Boss, Tommy Hilfiger, Calvin Klein o Stella McCartney, y
reconoce la preocupación ética ante esta cuestión por parte de toda una nueva
generación de consumidores de la moda.
"Este anuncio
de Armani prueba que es posible que los diseñadores y los consumidores
tengan libertad creativa y lujo sin apoyar la crueldad animal. Armani
es y ha sido durante décadas un referente en el mundo de la moda y este
anuncio, además, es una prueba de que la compasión y la innovación son el
futuro de la moda", han asegurado desde Fur Free Allian.
Según denuncia el Observatorio Justicia y Defensa Animal,
organización española integrada en Fur Free Allian, la práctica totalidad de
las pieles utilizadas por la industria de la moda provienen de las granjas
peleteras, donde los animales son mantenidos en pequeñas jaulas y matados con
métodos que persiguen no dañar la piel de los animales.
Además de todo ello, las granjas peleteras tienen un
altísimo impacto ambiental y también para la salud, al utilizar tóxicos
productos químicos durante todo el proceso de tratamiento de las pieles.
DÉJÀ VU
Volvemos a trabajar, un pequeño edificio en la capital y una reforma de otro al lado. Qué bueno, un proyecto que nos devuelve a los tres a nuestras raíces: Alicia, Félix y yo compartiendo dos tés y un café, hablando de cómo repartirnos el trabajo, las dudas que han ido saliendo, materiales, del futuro... Al terminar la reunión me acosté un rato, estaba rendido. Llevaba ayer en pie desde las 4 de la mañana -Augusta está durmiendo poco últimamente y escucharla deambular sobre el suelo de madera no me deja dormir, por lo que termino bajando, abriendo la puerta del jardín y sentándome en el sillón de la biblioteca a leer un rato-, y a las 7 de la tarde ya me había quedado sin fuerzas. Dormí una horita, no más, para sentarme después a ver un capítulo de la 4ª temporada de Breaking Bad que se hace más oscura y siniestra a medida que avanza la serie hacia su desenlace. A las 9:30 ya estaba en la cama de nuevo.
martes, 22 de marzo de 2016
SONIC DELUSION
Sonic Delusion at TSB Bank Festival of Lights
Our performance at the TSB Bank Festival of Lights from the 30th December 2014. Song: The Richmond Centre. New Zealand.
STOP TERRORISM
Terrible noticia la de hoy, atentados en Bruselas, más muertos. Otra innecesaria y cruel vuelta de tuerca en esta época de terrorismo que nos ha tocado vivir. Digamos ¡NO AL TERRORISMO!, al que sea, donde sea.
MORANCOS, BYE BYE!
Hoy ha saltado la noticia del mayor de Los Morancos en una cacería, posando tan feliz con el cadaver de un leopardo. No hay palabras para este asesino, se acabaron Los Morancos para mi.
domingo, 20 de marzo de 2016
YO HAGO MI PARTE, LO QUE PUEDO HACER
Para recuperar la pasión política, ¿es necesario que Pablo
Iglesias recurra al melodrama?
http://elpais.com/elpais/2016/03/17/opinion/1458214317_893814.html
Juan Carlos Monedero gusta de contar una fábula moralizante
del activista brasileño Betinho. Hay un gran incendio en el bosque y todos los
animales huyen: el león fiero, el gran elefante, el rinoceronte. Pero de
repente, en su estampida, ven venir al colibrí con su pico lleno de agua y le
preguntan, atónitos, si piensa apagar ese fuego terrible con la gota de líquido
que le cabe ahí. El colibrí, entonces, les responde con emocionada humildad:
“Yo hago mi parte, lo que puedo hacer”.
Entre los preceptos teóricos sobre los que se fundó Podemos
hay uno medular: la recuperación para la política de las pasiones. Chantal
Mouffe, esposa de Ernesto Laclau y muñidora de algunas de las ideas que Íñigo
Errejón aportó al grupo en sus orígenes, habla del “papel crucial de los
afectos en la construcción de las identidades políticas”. La izquierda, según
ella, ha tenido pánico a las pasiones y se ha encerrado siempre en la defensa
de lo racional. Pero lo racional no basta para sumar intereses y motivaciones
distintas, para unir en la misma lucha —por ejemplo— a la clase obrera, a los
inmigrantes y a los intelectuales. Esa amalgama popular solo puede lograrse
mediante las emociones. Monedero se lo confesaba a Ramón Lobo: “La única manera
de luchar contra la oferta neoliberal de hacer un supermercado enorme […]era
ofertar algo emocionante que tuviera que ver con la posibilidad de un cambio
luminoso, y eso solo lo podíamos hacer recuperando las pasiones”. Y añadía sin
sonrojo: “Una de las cosas hermosas que ha logrado Podemos es que la gente ha
vuelto a llorar en los mítines”.
No cabe duda de que estos principios teóricos están en la
raíz de la expansividad sentimental que había en la carta que envió Pablo
Iglesias a la militancia de Podemos. El texto contenía joyas estilísticas que
tal vez solo el autor del célebre discurso de la niña de Rajoy podría igualar
en la política española. “La gente nos empujó y la belleza de David resistiendo
a Goliat se abrió paso”, decía. “A nosotros nos brillan los ojos cuando
hablamos de ciertas cosas. Nuestros adversarios no soportan esa belleza. No
soportan que nos emocionemos”, “no soportan que nuestras sonrisas, nuestros
besos y nuestros abrazos sean de verdad”. En la despedida alcanzaba el cénit:
“No quiero acabar esta carta con un saludo, sino diciéndoos que os quiero”. Y
la firmaba el “secretario general de Podemos pero, ante todo, vuestro
compañero”.
¿Para recuperar la pasión hay que alcanzar el melodrama?
¿Para conectar con los ciudadanos (o con la gente) a través de las emociones
hay que salpicarse de cursilería? Es posible que desde una determinada
perspectiva descamisada, el concepto mismo de cursilería se desprecie por
elitista y aristocrático. Pero el propio Pablo Iglesias, en su intervención
durante el segundo debate de investidura de Pedro Sánchez, en la que habló
también de besos y de amor, tuvo la inteligencia suficiente para emplear la
ironía como fórmula de enfriamiento. Toda diabetes necesita insulina y todo
afecto necesita pudor. La fábula de Monedero es irremediablemente cursi, pero
la elección deliberada del colibrí (podría haber sido simplemente un pájaro sin
que cambiara su sentido) parece una provocación literaria, una búsqueda
desbocada de la sensiblería más ñoña. Tal vez creyendo —y eso es lo pavoroso—
que ese registro es el que de verdad entiende y conmueve al pueblo.
El propósito de devolver los afectos al discurso político
resulta, a pesar de su peligro (de Chávez a Le Pen), sugerente y estimable.
Desde otra mirada bastante distinta a la de Chantal Mouffe y Podemos, lo
reivindica también la filósofa Martha Nussbaum, cuyo último libro lleva un
título suficientemente explicativo: Emociones políticas. ¿Por qué el amor es
importante para la justicia? En él elogia la actitud pasional de personajes
como Gandhi o Luther King y afirma que las emociones pueden ser útiles
políticamente “para impulsar una conducta cooperativa y desinteresada” en los
ciudadanos o para limitar “los impulsos de la codicia en favor de los seres
amados”. En suma, para recobrar la fraternidad de la Revolución Francesa, tan
olvidada hoy.
Pero la fraternidad no puede ser cursi y Podemos debería
aprender esa viejísima lección sobre el indisoluble matrimonio de la ética y la
estética. De lo contrario, tendrá que cambiar su logotipo y sustituir, al
estilo de Agatha Ruiz de la Prada, los círculos por corazones. Y entonces el
amor de telenovela habrá reemplazado al amor social y republicanista.
ENTRE PECHO Y ESPALDA
Una serie, diez capítulos que ver entre ayer y hoy. Anoche los 4 primeros, hoy espero terminar de verla. "Bajo Sospecha", 2ª Temporada, muy interesante y amena.
TRES LECTURAS, 2+1
Mi santo fue ayer, y el día del padre también. Con ocasión de tanta fiesta nos reunimos a comer en mi casa, toda la familia, regalos incluidos. Para mi padre la biografía de Lola Herrera, para mi hermana, a la que le debía un presente cumpleañero, una nueva edición de "El guardián entre el centeno", la joya de Salinger; para mi "Arquitectura milagrosa", de Llàtzer Moix, un estupendo ensayo sobre las "Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim". ¿No me digan que no suena apetecible?