COLA-BORA

Dicen que Coca-Cola ha admitido que el boicot a la bebida debido al ERE en las plantas españolas, aún siendo una compañía con beneficios astronómicos, ha supuesto una cantidad considerable en pérdidas: "El boicot lanzado por los trabajadores de Coca-Cola contra los productos de la compañía tras la presentación del ERE se ha llevado por delante casi la mitad de sus ventas. Coca-Cola Iberian Partnes, el nuevo embotellador único del grupo, ha admitido este desplome ante la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional, que lo reflejó así en la sentencia dictada la semana pasada por la que se declaraba la nulidad del Expediente de Regulación de Empleo. "Las ventas en la zona centro de productos de Coca Coa en cajas físicas sufrieron una reducción del 48,6% a fecha de 27 de Febrero de 2014", según recoge la citada resolución judicial."

SHAPES (OF FREEDOM)






By Livio Moiana.
http://www.liviomoiana.it/set/shapes-of-freedom/

MALDITA DULZURA

Vetusta Morla y la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia
*Maldita dulzura.
hablemos de ruina y espina 
hablemos de polvo y herida 
de mi miedo a las alturas 
lo que quieras pero hablemos 

de todo menos del tiempo 
que se escurre entre los dedos 

hablemos para no oirnos 
bebamos para no vernos 
hablando pasan los dias 
que nos quedan para irnos 
yo al bucle de tu olvido 
tu al redil de mis instintos 

maldita dulzura la tuya 
maldita dulzura la tuya 
maldita dulzura la tuya 

me hablas de ruina y espina 
te clavas el polvo en la herida 
me culpas de las alturas 
que ves desde tus zapatos 

no quieres hablar del tiempo 
aunque este de nuestro lado 
y hablas para no oirme 
y bebes para no verme 
yo callo y rio y bebo 
no doy tregua ni consuelo 
y no es por maldad lo juro 
es que me divierte el juego 

maldita dulzura la mia 
maldita dulzura la mia 
maldita dulzura la mia 

maldita dulzura la nuestra

AL FINAL LO HEMOS CONSEGUIDO

Hacia un mundo sin abejas
La mortalidad de los insectos polinizadores aumenta sin que se conozcan las causas. De ellos depende la la mayoría de los cultivos.

Han pasado 20 años desde que un grupo de agricultores franceses llamó la atención por primera vez sobre un fenómeno insólito: el despoblamiento de las colmenas a causa de la desaparición de las abejas, de cuya polinización depende gran parte de la producción mundial de alimentos. Pronto se comprobó que el fenómeno era global, al menos en los países con una agricultura muy desarrollada, y un aluvión de investigaciones ha intentado desde entonces determinar las causas, con resultados a menudo dispares o contradictorios. ¿Se debe la muerte de las abejas a los monocultivos o al calentamiento global? ¿Virus, bacterias, hongos, parásitos como el Nosema ceranae? ¿Pesticidas como los neocotinoides, que empezaron a usarse justo hace dos décadas? Aunque parece haber tantas opiniones como expertos en el campo, es posible que todos tengan parte de razón.
Entretanto, el fenómeno no ha hecho más que agravarse —los apicultores denuncian pérdidas más graves un año tras otro—, y la única buena noticia en este terreno se ha producido solo en tiempos muy recientes. Con característica lentitud pero loable preocupación, las Administraciones, incluidas las de Bruselas —que el pasado año prohibió varios pesticidas— y Washington —que ha aprobado un presupuesto extraordinario para investigar el fenómeno—, han tomado conciencia del problema y se han puesto manos a la obra.

La gravedad de la situación y la dilación e ineficacia de las medidas paliativas plantean una pregunta que ya no puede considerarse descabellada: ¿cómo sería un mundo sin abejas? “Si tuviéramos que depender de una agricultura sin polinizadores, estaríamos listos”, expone el subdirector general de Sanidad e Higiene Animal del Ministerio de Agricultura, Lucio Carbajo. No todos los cultivos desaparecerían, porque los hay que se pueden gestionar de otras formas (autopolinización y polinización por pájaros, entre ellas), pero todas las fuentes coinciden en que la pérdida de diversidad y de calidad alimentaria sería tremenda.
Además, los mismos factores que atacan a las colmenas dañan también a los polinizadores silvestres como el abejón, el abejorro y las avispas, de modo que las pérdidas no solo afectarían a la producción agrícola, sino también —y quizá más crucialmente aún— a los ecosistemas naturales y al medio ambiente en general. Las abejas, las flores y los frutos evolucionaron juntos hace decenas de millones de años, y no se puede destruir uno sin destrozar a los demás.
El Laboratorio de Referencia de la UE para la Salud de las Abejas (EURL, en sus siglas inglesas), con sede en Anses, Francia, publicó en abril los resultados del primer programa de vigilancia sobre el despoblamiento de las colmenas en 17 países europeos. Los datos, que se tomaron en más de 30.000 colmenas durante 2012 y 2013 y examinaron las prácticas agrícolas y los agentes patógenos más dañinos, muestran unos índices de mortalidad invernal muy variables entre países (la horquilla cubre del 3,5% al 33,6%). En general, la situación es más leve en España y otros países mediterráneos (por debajo del 10%) que en el norte del continente (por encima del 20%). Las cifras contradicen a las del sector apícola español, que denuncia mortandades entre el 20% y el 40%, en un ejemplo más de lo dificultoso que resulta acordar los criterios y las metodologías en este campo.
La contribución de los posibles factores de riesgo, como el manejo de las colonias, el uso de pesticidas y los agentes patógenos, es variable y compleja. Tanto este informe europeo como las demás fuentes coinciden en que las causas de la mortalidad de las abejas son múltiples. También señalan, sin embargo, que ciertos factores pueden ser más fáciles de abordar que otros. Los pesticidas más dañinos, por ejemplo, pueden prohibirse o restringirse, como ya ha hecho Bruselas con cuatro de ellos. Por otro lado, y como es natural, los principales productores de plaguicidas —Bayer, Syngenta y Basf— no aceptan que haya evidencias sólidas de que sus productos sean la causa del problema. Y, de forma más significativa, algunas fuentes científicas coinciden con ellos.
“Los pesticidas neonicotinoides, como los prohibidos por la UE, no son los más prevalentes en las colmenas, al menos de forma crónica”, asegura Mariano Higes, del Centro Regional Apícola de Marchamalo, en Guadalajara. “Pueden ser un problema en amplísimos monocultivos, pero afectan sobre todo a los polinizadores silvestres, como los abejorros, no a las colmenas de abejas”. Higes acepta, sin embargo, que restringir estos productos puede ser útil para los ecosistemas, aunque no para la agricultura.
Para colmo, y según una investigación dirigida por Tom Breeze, del Centro de Investigación Agroambiental de la Universidad de Reading, y publicada este año en PLoS ONE, son las propias políticas agrícolas europeas las que están exacerbando el problema: al promover los grandes monocultivos se está produciendo un creciente desajuste entre las necesidades de polinización y la disponibilidad de colmenas en todas las regiones del continente. Todos esos cultivos necesitan abejas, pero los apicultores no logran reproducir tanto las colmenas, con lo que al final el cultivo rinde menos. El resultado de esta investigación es más llamativo si se tiene en cuenta que el trabajo ha sido financiado por la misma UE que es objeto de sus críticas.
“Las políticas agrícolas y sobre biocombustibles europeas han estimulado un gran crecimiento de las áreas cultivadas que precisan polinización por insectos”, explican Breeze y sus colegas, que han extendido su estudio a todo el continente. Entre 2005 y 2010, por ejemplo, el número requerido de abejas melíferas creció cinco veces más deprisa que las existencias de esos insectos y, en consecuencia, más del 90% de la demanda ha quedado insatisfecha en 22 países de la Unión. “Nuestros datos”, concluye Breeze, “alertan sobre la capacidad de muchos países para soportar pérdidas importantes de insectos polinizadores silvestres”.

Esos polinizadores silvestres —las 250 especies de abejorros existentes, principalmente— son la otra mitad de la historia. Podría pensarse que, en un mundo sin abejas, la tarea de polinizar los cultivos podría ser asumida por estos otros insectos, que, de hecho, son ya ahora quienes polinizan la mayor parte de los cultivos básicos para la alimentación mundial: la acción de los abejorros (del género Bombus) produce el doble de fruto que la debida a la apicultura convencional con abejas (del género Apis).
Sin embargo, una reciente investigación de Matthias Fürst y sus colegas de la Royal Holloway University de Londres, publicado en Nature, ha desinflado esa expectativa al mostrar que dos de los grandes patógenos de las colmenas, el virus de las alas deformes (deformed wing virus, DWV) y el hongo Nosema ceranae, se han extendido ya a los polinizadores naturales. Estos agentes infecciosos no solo se han mostrado capaces de transmitirse de Apis a Bombus en experimentos controlados de laboratorio, sino que ya han contagiado a los abejorros en la naturaleza, según los estudios de campo de estos científicos en Gran Bretaña y la Isla de Man. Cabe temer, por tanto, que los polinizadores silvestres estarán pronto tan amenazados como sus colegas domésticas.
La identificación del microsporidioNosema como una de las grandes causas del despoblamiento de las colmenas se debe a Higes, el principal investigador español en este campo, “El papel de los patógenos y, sobre todo, de Nosema ceranae, sigue sin comprenderse”, reconoce Higes, cuyo laboratorio lleva 10 años investigando en el microsporidio. “Muchos de mis colegas diseñan experimentos erróneos y extraen conclusiones que no son enteramente correctas; es una pena, pero 10 años después sigue existiendo una nebulosa en el conocimiento”. Como se ve, la investigación sobre la muerte de las abejas está trufada de conflictos.
Esta es una de las razones de que grupos ecologistas como Greenpeace no solo elogien las restricciones europeas a cuatro pesticidas neonicotinoides, sino que propongan extender la prohibición a otros 319 compuestos que consideran dañinos. “No cabe duda de que la mortalidad de las colmenas es un problema multifactorial”, dice Luis Ferreirim, de Greenpeace, “pero si hubiera que establecer una jerarquía, el primer factor serían los insecticidas, que están diseñados precisamente para matar insectos, como las abejas”. El ecologista recuerda asimismo que los herbicidas también resultan dañinos, pues acaban con las flores que aportan el principal alimento a las abejas. “Además, contra los pesticidas se puede actuar con más eficacia y rapidez”, prosigue Ferreirim, “mientras que atacar a virus, bacterias, hongos y otros parásitos resulta muy difícil; y no hay que olvidar que los parásitos están más restringidos a las abejas, mientras que los pesticidas dañan también a los abejorros y otros polinizadores naturales, a los que también hay que proteger”.
Un mundo sin abejas sería también un mundo sin abejorros, y tal vez sin flores, pues las abejas y las flores evolucionaron juntas, y son las dos caras de la misma moneda desde un punto de vista ecosistémico. Un mundo triste y monótono como una ciudad fantasma, una pesadilla estéril a solo un paso de la nada. La ciencia está movilizada. La inteligencia política debe seguir en su estela.

ILIMITADA HIPOCRESÍA

¿Cuba? el diablo.
¿Venezuela? El anticristo.
Con esto del resurgimiento de la izquierda extrema en forma de "Podemos", según el PP y los periódicos y/o tertulianos del régimen, escuchamos a diario los pagos de la Venezuela de Chávez a "Podemos" y algunas noticias similares. Venezuela parece haberse convertido en el ojo del huracán estos días. Mientras, Rajoy se reúne con Obiang como si tal cosa, o el rey Juan Carlos se va los países árabes en busca de negocio. Pero claro, hay dictaduras y dictaduras, y Venezuela se lleva la palma (parece ser).
Da gusto leer los periódicos estos días, es como -que me perdona las revistas- leer EL JUEVES o El Caso de antaño; el fiscal defendiendo a los acusados y poniendo verde al juez, mil y un argumento para desprestigiar a un partido político al que ha votado más de un millón de personas, el sí a la sucesión pero el no al aforamiento o incongruencias de esta guisa. Al final va a ser que Fraga fue un visionario cuando acuñó aquello de SPAIN IS DIFFERENT!

¿TIENES HIJOS?

Si tienes hijos pequeños no dejes de enseñarles las islas, las playas, sus costas en general. El Puerto de Granadilla en Tenerife, las prospecciones petrolíferas cerca de Lanzarote y Fuerteventura y tantas otras barbaridades ecológicas harán que tus herederos disfruten de un Singapur Made in Spain, donde la naturaleza brillará pos su ausencia. Y si no tiempo al tiempo.

miércoles, 25 de junio de 2014

ADDIO DON ALTOBELLO!

Muere 'el feo' del 'western' y Don Altobello en 'El Padrino'
El actor de 98 años Eli Wallach se consolidó en Hollywood desde la década de los 50; recibió el Oscar a la trayectoria en 2010.
LOS ÁNGELES, 25 de junio
http://www.excelsior.com.mx/funcion/2014/06/25/967251

Ha muerto "El feo". Así quería el propio Eli Wallach, fallecido ayer a los 98 años, que se le recordase en su epitafio, en honor a su personaje en Il buono, il brutto, il cattivo, uno de los míticos westerns en los que trabajó, como The Magnificent Seven o How The West Was Won.
Il buono, il brutto, il cattivo, dirigida por Sergio Leone en 1966 y titulada en Latinoamérica El bueno, el malo y el feo, deparó a Wallach su papel más recordado, el de Tuco, el perspicaz bandolero mexicano que lucha junto a los personajes de Clint Eastwood y Lee Van Cleef por hacerse con un cargamento de oro en plena Guerra de Secesión.
Wallach decidió presentarse al casting de la cinta al enterarse de que Leone estaba buscando a alguien "feísimo". Logró el papel y cuando el realizador italiano le dijo que iba a hacer un spaguetti-western en Almería (España), le respondió que eso le sonaba a "pizza margarita".
Aquella era la tercera parte de la trilogía de Leone, que había rodado previamente Per un pugno di dollari (Por un puñado de dólares) y Per qualche dollaro in più (Por unos dólares más).
Además de ese filme, Wallach, con más de medio siglo de profesión a sus espaldas, rodó en el desierto almeriense otras tres películas de ese estilo: Los cuatro truhanes (1968), Viva la muerte...tuya (1972) y El blanco, el amarillo y el negro (1975).

ALUMNO DESTACADO DEL ACTOR'S STUDIO
Nacido el 7 de diciembre de 1915 en Nueva York, de padres judíos emigrados desde Polonia, fue uno de los rostros más reconocibles del Actor's Studio, la escuela de interpretación donde se inculcaba la capacidad introspectiva y la creación interna del personaje.
Tras debutar en Broadway en 1945 y ganar el premio Tony en 1951 por The Rose Tattoo, Wallach impresionó en su primer papel en el cine. Elia Kazan le dio la oportunidad en Baby Doll (1956), la versión para la gran pantalla de la obra de Tennessee Williams, donde compartía escenas con Karl Malden.
Ese papel le granjeó su única candidatura a los premios Globos de Oro, en la categoría de Mejor Actor de Reparto. Sin embargo, él siempre huyó de los reconocimientos.
"Que los críticos elogien tu trabajo es como que el verdugo en la horca te diga que tienes un cuello bonito", dijo al respecto.
Poco después le llegaron dos de sus trabajos más conocidos, el del malvado Calavera a las órdenes de John Sturges en Los siete magníficos (1960), y La conquista del Oeste (1962), junto a Henry Fonda, Gregory Peck y James Stewart.
Wallach se mantuvo muy activo en la década de los 60, donde firmó títulos como How to Steal a Million (1966), de William Wyler, o Mackenna's Gold(1969), de J. Lee Thompson, e incluso apareció en la famosa serie de televisión de Batman, donde encarnó con gran acogida a Mr. Freeze.
"Aún recibo muchos más correos electrónicos por aquel papel que por casi todo el resto de mi carrera", reveló hace unos años el propio intérprete.
A raíz de los 70 le resultó más complicado encontrar trabajos de prestigio, pero se mantuvo a flote a pesar de la escasa calidad de los títulos que rodó en los 80, cuando se volcó más en papeles para la televisión.

EL DULCE MAFIOSO DE 'EL PADRINO'
Fue la época en la que poco a poco terminó por convertirse en uno de esos secundarios de lujo de Hollywood, en producciones como The Two Jakes (1990), de Jack Nicholson, o la tercera parte de El Padrino (1990), en la que dio vida a Don Altobello, aquel mafioso tan aficionado al dulce.
El cine español también contó con su presencia en Two Much (1995), deFernando Trueba, en la que encarnaba al padre de Antonio Banderas, y 37 años después de El bueno, el malo y el feo se reencontró con Clint Eastwood en Mystic River (2003), donde dio vida al propietario de una licorería.
En la pasada década también destacan sus apariciones en filmes comoKeeping the Faith (2000), de Edward Norton, The Hoax (2006), de Lasse Hallstrom, y The Holiday (2006), junto a Cameron Diaz, Jude Law y Kate Winslet.
Además, en 2005 lanzó su autobiografía, The Good, The Bad And Me: In My Anecdotage.
Wallach, cuya último aparición en la gran pantalla se pudo ver en The Ghost y Wall Street: Money Never Sleeps, ambas de 2010, deja mujer (Anne Jackson, con quien se casó en 1948) y tres hijos.
A pesar de ser refractario a los premios y los halagos, Wallach tuvo la satisfacción de recibir aquel mismo año el Oscar honorífico de la Academia de Cine junto a otros "feos" como Francis Ford Coppola y Jean-Luc Godard. 

ANA MARÍA MATUTE, DESCANSE EN PAZ

Muere Ana María Matute, testigo mágico de la literatura en España
LUIS ALEMANY. Madrid. 25/06/2014

Ana María Matute, penúltimo testigo de una era en la literatura española, ha muerto a los 88 años y 11 meses, tres años después de recibir el Premio Cervantes que la dejó para siempre en el palmarés de las letras. Hace sólo unos meses, Ana María se dejó ver en Jerez, en la Fundación Caballero Bonald con la buena noticia de que tenía una nueva novela terminada. Será su último legado.
Para entender a Matute, lo más sencillo sería poner en sintonía su instinto y su tiempo. El instinto era la fuga, la fantasía, la fábula... que la hicieron famosa. Rosa María Regàs contaba en su blog en ELMUNDO.es hace unos años que Ana María Matute era famosa entre las chicas barcelonesas de su edad mucho antes de que alcanzara relevancia literaria por la perseverancia con la que se dedicaba a escribir relatos fantásticos.
Y el tiempo, claro, es el de la posguerra, el de 'Nada' y el de 'Habíamos ganado la guerra', por citar dos novelas escritas por mujeres y ambientadas en su ciudad. "A nosotros, los de mi generación, nos cayó la guerra encima cuando estábamos empezando a vivir", dijo alguna vez Ana María Matute.
Ha salido el nombre de 'Nada', de Carmen Laforet. Su estela fue la que abrió el camino a 'Los Abel' (1948), la novela con la que Matute se dio a conocer en 1948. Había una obra anterior, escrita a los 17 años, llamada 'Pequeño teatro' (1954), que salió a flote a partir de ese momento de ruptura y que ganó el premio Planeta de 1954 y querepetía el esquema de 'Nada': un adolescente idealista era el testigo de un mundo hostil e hipócrita. La novedad es que el paisaje ya no era tan minimalista como en 'Nada', había nuevos ropajes, más terciopelo y más poesía. Ana María Matute era la chica del momento.
Pero eso no significa que estuviera predestinada a la felicidad. Su infancia había sido traumática: nómada entre Barcelona y Madrid,marcada por la educación severísima de las Damas Negras, tartamuda y solitaria... Pronto se casó con Eugenio de Goicoechea, matrimonio que fue un nuevo desastre en su vida. Se separaron por iniciativa de ella, lo que la convirtió en una intocable social durante muchos años y le hizo perder, por un tiempo, la custodia de su hijo.
No dejó de escribir y de tener éxito durante los años 50 y 60: 'Los hijos muertos', de 1959, ganó el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura. Aquella era una historia sobre exiliados que volvían, diferencias de clases, ambientes sórdidos... ¿Había perdido el interés por lo mágico? No. Por esa época, Matute había empezado ya a escribir relatos infantiles. Y no faltaba mucho para que arrancara a componer 'Olvidado Rey Gudú', la novela en la que todos pensamos cuando aparece el nombre de Ana María Matute,
'Rey Gudú' fue escrita, al menos en su primera versión, en 1971, pero permaneció en un cajón 25 años, de los cuales, 23 fueron de silencio literario para Ana María Matute. Literario y no sólo literario: la escritora atravesó una larga depresión que casi la borró del mapa. En 1996, ya recuperada y convertida en una mujer más o menos anciana, 'Olvidado Rey Gudú' se convirtió en un hito para la literatura española de ese momento. De nuevo hay una niña como protagonista, esta vez en un mundo de caballeros andantes, brujos, reyes medievales, un 'collage' de fábulas que se solapaban unas a otras.
Y eso, en un país de tradición garbancera que nunca se ha tomado muy en serio el género fantástico. Ana María Matute ha sido siempre una rara en la literatura española, por mujer, por fabuladora, por la manera en que se proyectaba hacia el exterior. Esa especie de abuela burguesa y encantadora que bebía wiskhey con vigor, contaba cuentos para los críos y después, describía la depresión como si nada. Pese a esa rareza, o quizá por ella, ha sido una mujer muy querida: "Su muerte es un descalabro en mi intimidad", explicaba José Caballero Bonald al conocer su muerte.

MARAVILLOSO RECITAL

Tuve la gran suerte de asistir anoche a un magnífico recital lírico que cerraba el ciclo "Ópera y Lírica Española". Los cantantes, hermanos, Raquel y Airam Hernaández, estuvieron sencillamente magníficos, acompañados por el estupendo pianista Miguel Ángel Dionis. Un concierto de estas características, en este caso en la sala de cámara del Auditorio de Santa Cruz de Tenerife, permite tanta cercanía con los músicos que el resultado pone los pelos de punta, literalmente. Un 10 para los organizadores del ciclo y un 11 para los artistas; un plan perfecto para una noche de martes.



UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

¡No pasa nada! nos dicen. ¡Antiprogreso! nos recriminan. ¡No hay peligro de vertidos! repiten una y otra vez. Esta foto, tomada dentro del muelle sur de Santa Cruz de Tenerife, habla por sí sola. ¡No a las prospecciones petrolíferas en Canarias!